El hombre demoledor
El golfista ingl¨¦s Nick Faldo no dud¨® en destruir su estilo para poder convertirse en el 'n¨²mero uno'
"Ll¨¢menme hombre demoledor". As¨ª, entre sonrisas, respondi¨® Nick Faldo a los periodistas que el pasado domingo, tras su nuevo triunfo en el Campeonato Match Play de Wentworth (Reino Unido), le preguntaron c¨®mo deb¨ªan denominar a un golfista que, haciendo h¨®nor a su condici¨®n de n¨²mero uno mundial, est¨¢ cuajando, a sus 35 a?os, una temporada espectacular. Su contestaci¨®n fue una broma, una de las pocas que se ha consentido alguien tan met¨®dico y sobrio. Sin embargo, su calificativo rima realmente con ¨¦l. Entre otras razones, porque, a los 28, fue capaz de demoler su swing (estilo al golpear) para dejar de ser s¨®lo un gran jugador y convertirse en un aut¨¦ntico campe¨®n.
"Es el mejor desde hace tiempo, el prototipo superior. Su juego es completo. Su t¨¦cnica es perfecta, trabaja con dureza y, psicol¨®gicamente, sabe c¨®mo vencer". El estadounidense Fred Sluman, vencedor del torneo de la PGA de su pa¨ªs en 1988, no escatim¨® los elogios hacia Faldo tras ser aplastado por ¨¦l (8 y 7, ocho hoyos de ventaja a falta de siete de los 36) en la final de Wentworth. Sencillamente, estaba impresionado.Impresionados se quedaron tambi¨¦n los periodistas cuando, a continuaci¨®n, Faldo se permiti¨®, entre sonrisas, una licencia vanidosa: "Ll¨¢menme hombre demoledor". Pero lo cierto es que su calificativo, que, en principio, s¨®lo pretend¨ªa aludir a su formidable campa?a, en la que se ha impuesto asimismo en el Open Brit¨¢nico, el de Irlanda y el de Europa y en el Masters de Escandinavia y en la que lleva ganadas 751.094 libras (unos 135,1 millones de pesetas), todo un r¨¦cord anual, viene como anillo al dedo a su personalidad.
Una de las primeras muestras de su rompedor car¨¢cter perfeccionista la dio, siendo todav¨ªa un, muchacho, cuando se apresur¨® a desmontar, pieza a pieza, una bicicleta que sus padres le hab¨ªan regalado. Quer¨ªa comprobar su funcionamiento, que fuese competitiva al 100%, se justific¨®. Muchos a?os despu¨¦s, en 1985, no vacil¨® en hacer otro tanto con su swing, con ese complej¨ªsimo conjunto de movimientos necesarios para los lanzamientos largos. que desde que, embelesado ante el televisor con el norteamericano Jack Nicklaus, decidiera dedicarse al golf hab¨ªa ensayado una y otra vez con la ayuda de su madre y frente a un espejo en el que estaban marcadas las l¨ªneas correctas. Ansiaba dejar de ser s¨®lo un gran jugador y convertirse en un aut¨¦ntico campe¨®n.
"L¨¦eme la cartilla"
"La belleza de su swing ocultaba graves defectos que nunca resistir¨ªan una presi¨®n extrema. Le advert¨ª que le ayudar¨ªa a transformarlo, pero sin t¨¦rminos medios. Hab¨ªa que ser valiente para volver atr¨¢s y lo fue. 'Vamos all¨¢, l¨¦eme la cartilla', me dijo. Se entreg¨® a fondo pese a ser consciente de que sus resultados se resentir¨ªan porque tardar¨ªa al menos dos a?os en asimilar el nuevo", recuerda el zimbabuense David Leadbetter; el profesor m¨¢s afamado y a quien ha acabado consultando hasta el autodidacto Severiano Ballesteros.De 1977 a 1984 hab¨ªa sumado Faldo 13 victorias. En 1985 y 1986, como le anunci¨® Leadbetter, se qued¨® en blanco. Pero, lejos de descorazonarse, se aplic¨® m¨¢s y m¨¢s acord¨¢ndose acaso del ejemplo del, surafricano Gary Player, que espet¨® a un aficionado que le felicit¨® por su suerte en las salidas de los bunkers: "Lo m¨¢s gracioso es que cuanto m¨¢s practico m¨¢s fortuna tengo". En 1987, por fin, se estren¨® en el Grand Slam al vencer en el Open Brit¨¢nico. Desde entonces lo ha hecho en dos ocasiones m¨¢s, 1990 y 1992. Incluso, seg¨²n propia confesi¨®n, ya se cree que pasar¨¢ "a la historia" porque se ha apuntado dos veces seguidas, en 1989 y 1990, el Masters de Augusta, algo que s¨®lo hab¨ªa logrado el legendario Nicklaus.
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