Lo claro rompe

ES L?GICO que los ciudadanos se interesen, y sus representantes inquieran, sobre las cuentas de la reci¨¦n clausurada Exposici¨®n Universal de Sevilla. M¨¢s bien ser¨ªa preocupante lo contrario: la indiferencia y pasividad ante el uso dado a las enormes cantidades de dinero que se han movido en tomo a ese acontecimiento. La diligente presentaci¨®n de las cuentas es, por otra parte, el mejor ant¨ªdoto contra la maledicencia: la f¨®rmula para romper el c¨ªrculo de desconfianza con que determinados sectores pretenden oscurecer el ¨¦xito de la muestra.Las primeras cifras presentadas ayer en el Congreso por el ministro Virgilio Zapatero, m¨¢ximo responsable pol¨ªtico de la Exposici¨®n Universal, y el d¨ªa anterior en Sevilla por Jacinto Pell¨®n, presidente de la sociedad estatal, ofrecen un balance positivo de la cuenta de explotaci¨®n: un super¨¢vit de 7.616 millones de pesetas. Estas cuentas son, de momento, provisionales. Y no s¨®lo por exigencias legales -la sociedad estatal s¨®lo se liquida a finales de 1993-, sino, sobre todo, porque no pueden darse por buenas mientras no sean examinadas por los organismos competentes: la Intervenci¨®n General del Estado y el Tribunal de Cuentas.

Entretanto se pronuncian esos organismos, podr¨ªa resultar oportuna la creaci¨®n, de acuerdo con la propuesta planteada ayer por Izquierda Unida ( IU) y el Centro Democr¨¢tico y Social (CDS), de una comisi¨®n parlamentaria ad hoc para examinar en su ¨¢mbito la forma en que se ha gastado el dinero p¨²blico en la Expo y en las infraestructuras creadas con ocasi¨®n de la misma.

El Parlamento est¨¢ precisamente para realizar esta labor de control, y pocos asuntos lo merecen tanto como la muy considerable inversi¨®n p¨²blica movilizada por la Expo. La buena disposici¨®n del Gobierno al ofrecer a los parlamentarios toda la documentaci¨®n relativa a la muestra facilita la tarea. La creaci¨®n de una reducida comisi¨®n formada por todos los partidos pol¨ªticos dar¨ªa credibilidad al resultado de la indagaci¨®n parlamentaria. Su tarea no ser¨ªa contradictoria, sino complementaria, de la de los organismos institucionalmente encargados de fiscalizar las cuentas. Por otra parte, la credibilidad de algunos de esos organismos, y especialmente el Tribunal de Cuentas, ha sido seriamente cuestionada por las sospechas de comportamiento partidista de sus miembros. Por ello, el Grupo Socialista demostrar¨ªa inteligencia si no se opone a la constituci¨®n de esa comisi¨®n solicitada por IU y el CDS, y falta de ella la oposici¨®n si intentase convertirla en escenario para una batalla partidista.

Hoy d¨ªa es un¨¢nime la opini¨®n de que la Expo sevillana ha constituido un ¨¦xito del que hay motivos para que los espa?oles se sientan orgullosos. Intentar empa?ar ese ¨¦xito desde planteamientos de rivalidad pol¨ªtica ser¨ªa visto con desagrado por la mayor¨ªa de los ciudadanos. Pero lo mismo cabe decir de cualquier pretensi¨®n de capitalizaci¨®n sectaria por parte del Gobierno o de ocultaci¨®n de datos por parte de sus responsables m¨¢s directos. Y al respecto es oportuno recordar que la fiscalizaci¨®n pol¨ªtica de las cuentas no se refiere, o no s¨®lo, a los balances en t¨¦rminos de super¨¢vit o d¨¦ficit. Tras ambas posibilidades pueden ocultarse id¨¦nticos despilfarros , como consecuencia de duplicaci¨®n de medios, contrataciones innecesarias u otras formas de err¨®nea utilizaci¨®n de los recursos p¨²blicos puestos a disposici¨®n de los organizadores.