Ensayo bajo sospecha
MARRUECOS ACUDI? el pasado 16 de octubre a las urnas para renovar los ayuntamientos de todo el pa¨ªs. A pesar de ser los quintos que se celebran en el reino desde su independencia, en 1956, estos comicios municipales hab¨ªan despertado, por diversas razones coincidentes, algunas expectativas de renovaci¨®n democr¨¢tica en el sistema pol¨ªtico. Su importancia radicaba, en primer lugar, en el hecho de que la convocatoria -efectuada de manera intencionada en el 17? aniversario de la llamada a la marcha verde- supon¨ªa el fin de un largo par¨¦ntesis pol¨ªtico, iniciado en 1983 y que se hab¨ªa prolongado extraordinariamente como consecuencia del conflicto del S¨¢hara occidental. Pero, sobre todo, la trascendencia de estas elecciones se basaba en el hecho de ser una prueba o ensayo general de las legislativas que deber¨¢n convocarse antes de fin de a?o.Sin embargo, la transparencia y honestidad de la reapertura del proceso pol¨ªtico han quedado gravemente da?adas por el inveros¨ªmil ¨ªndice de participaci¨®n del 97% alcanzado en el refer¨¦ndum constitucional celebrado el pasado 4 de septiembre. Este refer¨¦ndum ha puesto de manifiesto que la Administraci¨®n marroqu¨ª sigue avini¨¦ndose mal con los m¨¦todos democr¨¢ticos: ha interferido escandalosamente en su desarrollo y ha utilizado todos los medios a su alcance, incluso los dudosamente legales, para lograr los objetivos se?alados de antemano.
La honestidad de la reapertura democr¨¢tica ha vuelto a ponerse en entredicho en la propia convocatoria de las elecciones municipales. La presencia de un frente electoral de car¨¢cter oficial, promovido por la Administraci¨®n, ha pretendido frenar desde el poder las posibilidades de las formaciones democr¨¢ticas de la oposici¨®n, coordinadas desde el pasado junio en una plataforma o kuthla democr¨¢tica. La f¨®rmula del frente oficial no es nueva en Marruecos; se hab¨ªa utilizado con ¨¦xito en consultas precedentes, especialmente en 1976, cuando las candidaturas denominadas independientes lograron el 64,43% de los votos y m¨¢s del 50% de las concejal¨ªas, y en 1983, en que las mismas candidaturas lograron un tercio de los ediles de todo el reino.
Con estos antecedentes no ha sorprendido el resultado electoral del pasado viernes. Nuevamente, los llamados independientes, junto con dos partidos gubernamentales -Reagrupamiento Nacional Independiente y Uni¨®n Constitucional-, han logrado conjuntamente el mayor n¨²mero de concejal¨ªas, el 49%, dejando para la oposici¨®n democr¨¢tica s¨®lo una cuota del 20%. Esta nueva maniobra lastra considerablemente la credibilidad del proceso de apertura pol¨ªtica. El hundimiento definitivo del proyecto democratizador del reino puede producirse si se demuestra que ha habido irregularidades electorales, as¨ª como la corrupci¨®n que empieza a ser masivamente denunciada por los partidos de la oposici¨®n. Dif¨ªcilmente la celebraci¨®n de las pr¨®ximas elecciones legislativas puede suponer la culminaci¨®n de un proceso democratizador homologable. A no ser que la Administraci¨®n decida dejar que ¨¦stas se celebren en libertad.
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