Mensajes econ¨®micos
LAS RECIENTES comparecencias ante el Congreso y el Senado de los m¨¢ximos responsables de la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola -el ministro y los secretarios de Estado de Econom¨ªa y Hacienda y el gobernador del Banco de Espa?a- no han hecho sino confirmar las dificultades de la econom¨ªa espa?ola, as¨ª como la escasa capacidad de incidencia de nuestras autoridades econ¨®micas en su evoluci¨®n.La intervenci¨®n m¨¢s realista sobre el comportamiento de los agentes econ¨®micos en esta situaci¨®n ha sido la del gobernador del Banco de Espa?a. Luis ?ngel Rojo, adem¨¢s de introducir un mayor sesgo de realismo en la previsi¨®n de algunas magnitudes econ¨®micas, ha transmitido su interpretaci¨®n de las causas de esa turbamulta cambiar¨ªa que ha tambaleado en las ¨²ltimas semanas las bases del Sistema Monetario Europeo (SME). Y, lo que es m¨¢s importante, ha justificado la consiguiente devaluaci¨®n de la peseta, en un 5%, como una decisi¨®n pol¨ªtica.
Conviene insistir en que el mantenimiento de nuestra moneda en la disciplina del mecanismo de cambio del Sistema Monetario Europeo -que el gobernador reconoci¨® que estaba en una situaci¨®n de debilidad, si no de quiebra- respeta los compromisos asumidos por las autoridades espa?olas y contribuye a que nuestro pa¨ªs siga disponiendo de voz y voto en la gesti¨®n de la crisis. Posici¨®n tanto m¨¢s razonable cuanto que los resultados del abandono no promet¨ªan un desenlace m¨¢s favorable para el tipo de cambio de nuestra moneda. En este sentido no cabe extra?arse de que, tras la reuni¨®n del pr¨®ximo 23 de octubre del Comit¨¦ Monetario de la Comunidad Europea, tenga lugar un nuevo reajuste de paridades, en el seno del cual la peseta, posiblemente, vuelva a sufrir una devaluaci¨®n. Se tratar¨ªa, de establecerse, de un incidente sobre el que no resulta l¨®gico cargar las tintas.
Fuera de este marco del SME, Espa?a perder¨ªa la capacidad de incidir en la recomposici¨®n de la situaci¨®n, aunque hoy por hoy no existan visos de cambio alguno a causa de la escasa disposici¨®n de los Gobiernos alem¨¢n y franc¨¦s a arbitrar una soluci¨®n global a la crisis. Voz y voto de Espa?a m¨¢s bien te¨®ricos, dado su dif¨ªcil ejercicio en las circunstancias actuales.
Menos convincente es el razonamiento de la imposici¨®n de restricciones al libre funcionamiento de los mercados de divisas, dificultades articuladas en dos sucesivas circulares del Banco de Espa?a. Su justificaci¨®n Como "impuestos contra los especuladores" es una simplificaci¨®n que no puede ocultar los negativos efectos secundarios creados y los que seguir¨¢ originando si se mantiene su vigencia. Efectos adversos de, cuando menos, dos tipos: la precipitada y en ocasiones confusa transmisi¨®n del mensaje de ambas circulares, de una parte, y el da?o ocasionado a la estabilidad de nuestros mercados financieros y en especial a la necesaria presencia de los inversores no residentes, de otra.
El impacto sobre el mercado de deuda p¨²blica tiene especial. significaci¨®n, dada la necesidad de mantener un acceso continuado al ahorro exterior para la financiaci¨®n del desequilibrio presupuestario. Las necesidades de financiaci¨®n para la cobertura del d¨¦ficit correspondiente a 1992 y la atenci¨®n al servicio de la deuda acumulada alcanzan, seg¨²n la informaci¨®n del secretario de Estado de Econom¨ªa ante el Congreso, los 12,5 billones de pesetas.
La cobertura de esas necesidades ser¨¢ tanto m¨¢s dificil cuanto mayor sea el riesgo atribuido a los activos financieros denominados en pesetas y el escepticismo con que los inversores contemplen la reconducci¨®n de las finanzas p¨²blicas espa?olas.
En la tercera de las comparecencias se?aladas, la del secretario de Estado de Hacienda, se inform¨® de la evoluci¨®n del d¨¦ficit presupuestario hasta septiembre -1,5 billones de pesetas, magnitud inicialmente prevista para el conjunto del a?o- y de las previsiones de generaci¨®n de ingresos necesarios para cerrar el a?o con ese 2,6% sobre el Producto Interior Bruto de d¨¦ficit previsto. El escepticismo que mostraron los portavoces de la oposici¨®n acerca de las previstas fuentes de ingresos con que satisfacer el objetivo de d¨¦ficit no es gratuito. Est¨¢ avalado por anteriores errores de c¨¢lculo de ese departamento. La reconciliaci¨®n con la realidad sigue siendo una tarea pendiente de esa secretar¨ªa de Estado.
En la situaci¨®n en que nos encontramos resulta tan importante como la transmisi¨®n de objetivos veros¨ªmiles el trabajar en el ¨²nico ¨¢mbito en el que la acci¨®n del Gobierno puede aportar resultados, cuando menos, ineludibles: el de las reformas estructurales que urge acometer para que la econom¨ªa, aunque no crezca lo que ser¨ªa deseable, al menos funcione mejor de lo que lo ha hecho en el pasado.
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