Morbosa historia de parejas
Gran especialista en narraciones claustrof¨®bicas que desencadenen grandes tensiones, baste recordar El cuchillo en el agua (1962), su primer largometraje, o las famosas Repulsi¨®n (1965), que marca el comienzo de su colaboraci¨®n con el gran guionista Gerard Brain, y La semilla del diablo (1968), su mayor ¨¦xito, el cosmopolita Roman Polanski vuelve, sobre su tema favorito.En esta ocasi¨®n, y de nuevo con la colaboraci¨®n de Gerard Brain, se ha planteado la narraci¨®n de la historia de dos parejas, que en un principio no pueden ser m¨¢s diferentes, pero que acaban confluyendo durante un crucero en direcci¨®n hacia la India por el gran atractivo sexual que despierta uno de ellos en los otros tres.
Lunas de hiel
Bitter Moon. Director: Roman Polanski. Guionistas: Gerard Brain, Roman Polanski, John Brownstain. Fotograf¨ªa: Tonino delli Colli. Reino Unido-Francia, 1992. Int¨¦rpretes: Peter Coyote, Emmanuelle Seigner, Hugh Grant, Kristin Scotthomas. Estreno en Madrid: Coliseum, Benlliure, Juan de Austria, Cartago, Aluche, California (versi¨®n original).
Por un lado, est¨¢ el matrimonio integrado por unos serios ingleses, que llevan siete a?os casados y realizan el viaje de placer como una segunda luna de miel. Y por el otro aparecen un norteamericano impedido, que debe desplazarse en una silla de ruedas, y una atractiva francesa.
A trav¨¦s de una interesante estructura de la narraci¨®n que hace el norteamericano, un excelente Peter Coyote, de c¨®mo su relaci¨®n con la francesa le lleva la inmovilidad, dada a trav¨¦s de una sucesi¨®n de vueltas hacia atr¨¢s, el brit¨¢nico va cayendo en las redes de los complejos juegos er¨®ticos de la pareja.
De manera que, al tiempo que se expone la pl¨¢cida relaci¨®n existente entre el matrimonio brit¨¢nico, se ve c¨®mo, progresivamente, comienza a resquebrajarse por las sucesivas narraciones que le hace el norteamericano. Y de manera simult¨¢nea se va conociendo la evoluci¨®n de la relaci¨®n de la otra pareja a medida que va exponi¨¦ndose.
Riqueza de humor
El conjunto, adem¨¢s, est¨¢ ba?ado por el sutil y personal humor que despliega Polanski en sus mejores trabajos, que en ning¨²n momento pretende la risa, pero enriquecen de manera muy clara las situaciones.Lunas de hiel tiene una primera parte realmente excelente. Y algunos bloques narrativos geniales, como el que culmina en la escena en que la francesa le ruega al norteamericano que le deje afeitarle con su afilada cuchilla, le corta, comienza a sangrar y chupa la sangre de su patilla. Hay una parte central, cuando el amor se transforma en odio, que resulta un poco larga, algo repetitiva. Y luego se llega a un final excelente, ins¨®lito, terrible y divertido al mismo tiempo.
El eje de la historia es Emmanuelle Seigner, la nueva compa?era de Polanski, que ya hac¨ªa un papel importante en su anterior pel¨ªcula, Fren¨¦tico (1988), una tradicional se?ora estupenda con unas buenas dosis de morbo encima, pero que adem¨¢s baila bien y lo demuestra en varias ocasiones. No es una gran actriz, pero hace un papel especialmente escrito para ella donde se mueve como pez en el agua.
La interpretaci¨®n m¨¢s vistosa y brillante es la de Peter Coyote, en cuanto es el personaje que m¨¢s evoluciona; pasa de ser el tradicional norteamericano deslumbrado por Par¨ªs, que siguiendo la tradici¨®n de la generaci¨®n perdida quiere ser novelista, a convertirse en una caricatura de s¨ª mismo, en un despojo humano, por el amor y odio que le provoca una atractiva mujer. Y no hay que olvidarse de Hugh Grant, que encarna a un perfecto brit¨¢nico que se ve atrapado en una terrible broma.
Otro de los atractivos de Lunas de hiel, que desarrolla dos historias paralelas con una estructura de cajas chinas intercomunidadas, y cierta carga mis¨®gina, es que pr¨¢cticamente se desarrolla en s¨®lo dos decorados: el apartamento donde vive el norteamericano, y el barco donde las parejas realizan el crucero. Esto se convierte en uno de los puntos de apoyo para dar solidez a la morbosa historia de amor y odio entre parejas.
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