Miles de brit¨¢nicos protestan en Londres contra el cierre de minas y la pol¨ªtica de John Major
Londres vivi¨® ayer una, jornada de agitaci¨®n comparable a los d¨ªas m¨¢s tormentosos del poll-tax, el impuesto municipal que marc¨® la ca¨ªda de Margaret Thatcher. En la calle, decenas de miles de mineros, desempleados y simpatizantes se manifestaron contra el cierre parcial de la industria carbonera y contra la pol¨ªtica de John Major.
En el Parlamento, el Gobierno soport¨® una dur¨ªsima sesi¨®n. Aunque al final obtuvo el respaldo de la C¨¢mara de los Comunes, el resultado fue ajustad¨ªsimo: s¨®lo 15 votos le separaron de la derrota, con al menos cuatro noes en sus propias filas conservadoras. Fue una victoria p¨ªrrica, en la que Major se dej¨® jirones de prestigio.La humillante retirada del Gobierno respecto de sus planes iniciales, que inclu¨ªan el cierre autom¨¢tico de 31 minas de carb¨®n y el despido de 30.000 mineros, calm¨® a casi todos sus parlamentarios rebeldes y le permiti¨® salvar un gran apuro parlamentario. Pero la retirada no convenci¨® a la oposici¨®n ni a un amplio sector de la sociedad brit¨¢nica. Al contrario, la debilidad mostrada por el Gabinete de John Major pareci¨® estimular las protestas.
La manifestaci¨®n de ayer fue impresionante. Entre 50.000 personas (seg¨²n la polic¨ªa) y 250.000 (seg¨²n los organizadores) desfilaron desde Hyde Park hasta el Parlamento a trav¨¦s del centro de Londres, recogiendo aplausos y muestras de adhesi¨®n por parte de innumerables viandantes. La polic¨ªa hab¨ªa preparado un enorme dispositivo de seguridad, con 3.000 agentes desplegados alrededor de la manifestaci¨®n, para evitar incidentes violentos.
Mensaje de concordia
Pero estos no se produjeron. El mensaje de la protesta fue m¨¢s bien de concordia. El l¨ªder minero radical Arthur Scargill, uno de los demonios familiares de la sociedad brit¨¢nica, pronuncio un discurso conciliador en Hyde Park en el que no s¨®lo se refiri¨® a las minas, sino a los desempleados, los funcionarios y otros sectores sociales desfavorecidos.
Tras el mitin del parque, los asistentes, que proced¨ªan de todo el Reino Unido, se dirigieron hacia Westminster a trav¨¦s del West End. La manifestaci¨®n lleg¨® a medir cinco kil¨®metros desde la cola hasta la cabeza, donde abr¨ªa el paso una tradicional orquesta minera. Al frente de la marcha figuraban el sindicalista Arthur Scargill y los l¨ªderes laboristas radicales Dennis Skinner, Tony Benn y la actriz Vanessa Redgrave. Las dos consignas m¨¢s coreadas fueron Cole, not dole ("Carb¨®n, no paro") y "Que despidan a Major, no a los mineros".
Ambos esl¨®ganes fueron recogidos por los diputados laboristas, que lucieron pegatinas con las dos frases durante la sesi¨®n parlamentaria iniciada a las tres de la tarde.El responsable para asuntos industriales del Partido Laborista, Robin Cook, consider¨® insatisfactoria la rectificaci¨®n del Gobierno (moratoria, revisi¨®n, bajas voluntarias y cierres graduales si ¨¦stos son aprobados por una comisi¨®n independiente y exigio la retirada completa del plan de cierre).
Cook se burl¨® de las concesiones gubernamentales, "lamento no haber incluido en nuestra moci¨®n la convocatoria de elecciones anticipadas, porque incluso en eso habr¨ªan cedido", dijo y apoy¨® su defensa de la miner¨ªa en las numerosas cartas publicadas ayer por el diario conservador The Times, en las que distintos profesores universitarios y especialistas en energ¨ªa coincid¨ªan en calificar de "irracional" el cierre, parcial o completo, de las minas de carb¨®n.
El ministro de Industria y Energ¨ªa, Michael Heseltine, no encontr¨® argumento mejor para defenderse que rememorar los cierres de minas aprobados, hace ya 20 y 30 a?os, por administraciones laboristas. Y dio nuevos. pasos atr¨¢s, al aceptar que las diez minas no incluidas en la moratoria, y cuyo cierre se daba por seguro, podr¨ªan seguir abiertas si se demuestra su viabilidad.
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