M¨²sicos ingleses frente a la dureza de Hamburgo
Cuando todav¨ªa no ha comenzado el fen¨®meno musical provocado por The Beatles, casi en la posguerra, a comienzos de los a?os sesenta, un grupo de j¨®venes m¨²sicos de Liverpool llega de forma clandestina al pecaminoso Hamburgo para comenzar a trabajar en un local de ¨²ltima fila y tener un cierto ¨¦xito.Con estos elementos, sin duda con un marcado tono autobiogr¨¢fico, el realizador alem¨¢n de televisi¨®n Horst K?nigstein se lanza a su primera pel¨ªcula para hacer un duro retrato realista de aquellos ambientes y de aquella ¨¦poca, pero los resultados alcanzados quedan muy lejos de sus intenciones.
En primer lugar choca desagradablemente que el problema de adaptaci¨®n de estos j¨®venes que viajan a la aventura para conocer mundo quede muy dulcificado al desaparecer las barreras idiom¨¢ticas. Por claros motivos de producci¨®n, las dificultades de las pel¨ªculas biling¨¹es, tanto los ingleses de Liverpool como los alemanes de Hamburgo hablan un claro alem¨¢n y cantan un dificultoso ingl¨¦s.
Hard days, hard nights
Director y guionista: Horst K?nigstein. Fotograf¨ªa: Klaus Brix. Int¨¦rpretes: Al Corley, Wigald Boning, Rita Tushinghan. Rep¨²blica Federal de Alemania, 1990. Estreno en Madrid: Renoir (versi¨®n original).
Timidez
Aunque el principal inconveniente que presenta D¨ªas duros, noches duras es la timidez con que K?nigstein realiza el pretendido retrato realista de los bajos fondos musicales de Hamburgo. Hay restos de nazismo, algo de prostituci¨®n, toques de homosexualidad, ciertas drogas, pero sin llegar a plantear ninguno de ellos con un m¨ªnimo de fuerza, s¨®lo son el leve aderezo de las convencionales historias de amor de los diferentes miembros del grupo en que se estructura la pel¨ªcula.De manera que una an¨¦cdota que, por ejemplo, en manos de Rainer Werner Fassbinder habr¨ªa dado lugar en sus mejores tiempos a un terrible descenso a los infiernos, tratado por el inexperto debutante Horst K?nigstein s¨®lo es un leve, aburrido y t¨ªmido retrato de una ¨¦poca de transici¨®n. En este panorama un tanto desolador s¨®lo brilla con luz propia la fotograf¨ªa de Klaus Brix, que, v¨ªa Fassbinder, conecta con las tonalidades de pastel creadas por el tambi¨¦n alem¨¢n Douglas Sirk al final de su etapa norteamericana, en sus brillantes melodramas para Universal por los que es recordado.
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