El Madrid 'geom¨¦trico" fue feliz en Zaragoza
Quiso cotejar el Zaragoza su reci¨¦n probada competencia con este Madrid geom¨¦trico de Floro. Quiso medirse de igual a igual sin ninguna precauci¨®n que evidenciara complejo, miedo o desconfianza. Y en la comparaci¨®n sali¨® tarascado con un desgraciado gol al minuto 3. Un remate-pifia de Zamorano termin¨® por hacer sentirse al Madrid a gusto consigo mismo. A partir de ah¨ª pudo vivir una experiencia nueva: ser feliz en un partido a domicilio.V¨ªctor Fern¨¢ndez ha construido en poco tiempo un equipo competente en Zaragoza. Enti¨¦ndase por ello un grupo capaz de hablar en primera persona y con capacidad para instalarse en el terreno de juego sabiendo hacer las cosas. La posici¨®n del alem¨¢n Brehme revela un gusto por la solidez, un valor m¨¢s rotundo que la est¨¦tica.
El Zaragoza no pierde la cara ni desprecia el buen uso del bal¨®n; su mayor caracter¨ªstica es la buena planta f¨ªsica de su centro del campo, sin estrellas, es cierto, pero sin fisuras. Era un buen rival para conocer el actual rasero del Madrid, un equipo todav¨ªa bajo sospecha.
En la comparaci¨®n, interesante a todas luces, el Zaragoza se encontr¨® con una hipoteca, un gol en contra en el minuto 3. La fase de tanteo fue excesivamente breve y dio paso a un primer cuarto de hora que determin¨® el futuro del partido: el Madrid maniobraba no s¨®lo bien colocado sino a gusto.
Fabric¨®, en ese corto periodo, jugadas de gran calidad y esmerada elaboraci¨®n, mucho toque por aqu¨ª, mucho toque por all¨¢, algo de pose al gusto de la casa pero el bal¨®n a ras de suelo hasta el ¨¢rea contraria.
Se hab¨ªa propuesto el Zaragoza apremiar a los madridistas presion¨¢ndoles en su defensa, pero comprob¨® en sus carnes c¨®mo el Madrid llegaba con mucha ventaja a las proximidades de Cedr¨²n.
Para m¨¢s se?as, Mart¨ªn V¨¢zquez encontraba el camino tan despejado que amenazaba convertir su tercer partido como madridista en una exhibici¨®n. Solana tuvo que dedicarse casi exclusivamente a su vigilancia y ah¨ª pag¨® el Zaragoza el primer plazo de la hipoteca.
Tir¨® luego el equipo local de cat¨¢logo. Pero no encontr¨® soluciones. Busc¨® la v¨ªa del remate de cabeza, mal camino porque no escapa a nadie que sus dos delanteros son, precisamente, los m¨¢s bajos del equipo. Al incorporarse al ¨¢rea hombres de mayor envergadura, l¨¦ase Franco o Poyet, desequilibr¨® su centro del campo. Esas idas y venidas encontraban al Madrid siempre en su sitio. Y es que estamos ante el Madrid geom¨¦trico.
Y el Madrid geom¨¦trico es el Madrid de Floro, no quepa duda. Es un Madrid distinto, menos dispuesto a depender del libre albedr¨ªo de la quinta y sus acompa?antes.
El beneficio es indudable porque las obligaciones no se comparten sino que se reparten. Y, desde luego, no necesita de la inspiraci¨®n si ¨¦sta no acude al regate de Butrague?o, al pie de Michel, o al entendimiento de Mart¨ªn V¨¢zquez.
El Madrid sum¨® ayer su quinta victoria consecutiva sin mediar una jugada genial o tener que recurrir al estado de gracia de cualquiera de sus peculiares protagonistas. Hizo 15 minutos de f¨²tbol casi perfecto, obtuvo renta en una jugada afortunada y, a partir de ah¨ª, se limit¨® a controlar los acontecimientos sin grandes apuros. Como mejor demostraci¨®n de ello, un dato: el guardameta Jaro pas¨® desapercibido. Ning¨²n disparo a puerta encogi¨® su coraz¨®n.
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