Una ocasi¨®n desaprovechada
La CE ha perdido, en opini¨®n del articulista, la ocasi¨®n hist¨®rica de tomar en sus manos la responsabilidad del acercamiento entre el Este y el Oeste, tras la ca¨ªda de los reg¨ªmenes comunistas. En este texto analiza las causas y sus consecuencias.
Los ¨²ltimos a?os han sido testigos excepcionales del generalizado desplome de los sistemas de planificaci¨®n burocr¨¢tica en Europa central y oriental. Los nuevos Gobiernos surgidos de las ruinas del imperio comunista han proclamado su disposici¨®n a romper con la herencia administrativa e integrarse en la econom¨ªa mundial. Para asegurar el ¨¦xito en semejante desaf¨ªo se han sucedido y multiplicado las solicitudes de ayuda a la comunidad internacional. ?C¨®mo ha contemplado y qu¨¦ respuesta ha ofrecido la Comunidad Europea (CE) al referido proceso de desintegraci¨®n y apertura externa en el Este?Podr¨ªa argumentarse que la actitud relativamente distante mantenida por Jap¨®n y la desconfianza mostrada por EE UU ante los cambios en la regi¨®n no deb¨ªan convertirse en un obst¨¢culo para que Europa occidental tomara en sus manos la responsabilidad del acercamiento entre el Este y el Oeste. Nada era m¨¢s esperado por parte de los Gobiernos y las sociedades de Europa central y oriental, confiados en que la estela de la integraci¨®n europea les arrastrase hacia una etapa de resurgir y prosperidad econ¨®mica.
Ciertamente, han sido numerosas las iniciativas de asistencia internacional al proceso de reforma econ¨®mica emprendido en el Este, buena parte de las cuales han nacido a instancias de la CE. Pero s¨®lo una actitud autocomplaciente puede ocultar el amargo sabor de la decepci¨®n que aparece tras valorar el alcance de la ayuda prestada a aquella regi¨®n.
Fragmentaci¨®n
En lugar de una estrategia dise?ada desde la CE, encontramos posiciones fragmentarias e insuficientemente articuladas. Valga de ejemplo la estrategia de la Rep¨²blica Federal de Alemania apostando por la unificaci¨®n-absorci¨®n de las dos Alemanias -sin haber evaluado lo suficiente sus costes directos y su impacto en la propia din¨¢mica comunitaria y en los equilibrios regionales- y la consolidaci¨®n de un ¨¢rea de influencia germana en Centroeuropa. Puede mencionarse asimismo la actitud de Francia, que reivindica su protagonismo en las instituciones comunitarias impulsando la creaci¨®n del Banco de Reconstrucci¨®n y Desarrollo Europeo, aquejado desde el comienzo de una inquietante par¨¢lisis administrativa.
El acceso a los mercados comunitarios parec¨ªa un factor esencial en la recuperaci¨®n de las econom¨ªas del centro y este de Europa, dada la desintegraci¨®n internacional del bloque oriental y la profunda crisis econ¨®mica en que se encuentran sumergidos los pa¨ªses de la regi¨®n. Pero las negociaciones llevadas a cabo por Polonia, Hungr¨ªa y Checoslovaquia han puesto de manifiesto las dificultades para conseguir cesiones de la CE en el sector agroalimentario y en aquellas producciones manufactureras -textiles y siderometalurgia, fundamentalmente- en las que pueden competir en los mercados comunitarios. En estos ¨¢mbitos, la pauta seguida ha sido el acceso restringido a los mismos, la parsimonia negociadora y las cl¨¢usulas de salvaguardia.
Por el contrario, los negociadores comunitarios han evidenciado una posici¨®n m¨¢s abierta y liberal -y, al mismo tiempo, m¨¢s exigente hacia los pa¨ªses del Este- cuando se trataba de regular los intercambios de productos industriales. En este caso, los acuerdos alcanzados se asemejan a una zona de libre comercio que, naturalmente, sit¨²a en una privilegiada posici¨®n a las empresas occidentales instaladas en el espacio comunitario, m¨¢s competitivas que las del centro y este de Europa.
Potencial de conflicto
Puede que los Gobiernos de Europa occidental no hayan interpretado convenientemente el potencial de conflicto que subyace en una realidad econ¨®mica y pol¨ªtica en profunda descomposici¨®n y las amenazas que se ciernen sobre las relaciones internacionales. Acaso, los pa¨ªses integrantes de la CE han mostrado una actitud condescendiente y sumisa respecto a las pol¨ªticas aplicadas por la Administraci¨®n estadounidense hacia Europa central y oriental, m¨¢s preocupada por capitalizar en su propio provecho el hundimiento del mundo comunista y afirmar sus intereses de gran potencia a escala mundial.
Parece evidente que ambas circunstancias han hipotecado y cercenado el planteamiento de cooperaci¨®n entre la CE y los pa¨ªses de Europa central y oriental. Pero la causa fundamental debemos buscarla en los propios contenidos de la din¨¢mica de integraci¨®n europea.
Una constante en el dise?o comunitario ha sido la primac¨ªa otorgada al objetivo del crecimiento sobre el de la redistribuci¨®n, que, seg¨²n una teor¨ªa ampliamente compartida, garantiza el mercado. No sorprende, pues, la insuficiente dotaci¨®n de los diferentes fondos sociales en la CE, en relaci¨®n a los esfuerzos desplegados por liberalizar los mercados de bienes y servicios.
Con este sesgo, no resulta f¨¢cil articular en la propuesta de uni¨®n europea las necesidades de los pa¨ªses de Europa central y oriental, pues ello supone activar un tipo de cooperaci¨®n internacional que queda como una esfera subordinada en la propia construcci¨®n de la CE.
Si el nuevo marco de cooperaci¨®n Este-Oeste precisa por parte de Occidente de un planteamiento pol¨ªtico de largo alcance, no parece que el actual proceso de construcci¨®n europea favorezca esta aproximaci¨®n. Dada la debilidad de las estructuras pol¨ªticas comunitarias de representatividad democr¨¢tica que pudieran sustentar una propuesta de acercamiento m¨¢s ambiciosa al Este, las autoridades de la CE parecen haberse entregado a la tarea de definir una propuesta de negociaci¨®n con los pa¨ªses de Europa central y oriental que no lesionase los intereses plasmados en las diferentes pol¨ªticas comunitarias.
La Comunidad Europea, atrapada en sus inercias y sometida a las tensiones derivadas de la construcci¨®n de un espacio econ¨®mico europeo, no parece haber valorado adecuadamente la excepcional coyuntura hist¨®rica que se abre con la quiebra de los sistemas de planificaci¨®n burocr¨¢tica y la desintegraci¨®n del bloque del Este. De este modo, desaprovecha una oportunidad probablemente irrepetible de aumentar su influencia en el concierto internacional protagonizando con mayor decisi¨®n, generosidad e imaginaci¨®n la construcci¨®n de un nuevo orden sustentado en la cooperaci¨®n Este-Oeste.
es profesor en el departamento de econom¨ªa internacional y desarrollo de la Universidad Complutense y miembro del Instituto de Europa Oriental.
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