Peregrinaci¨®n a Little Rock
Miles de dem¨®cratas viajan a la patria chica de Clinton a la espera de la victoria
Little Rock, la somnolienta capital del Estado m¨¢s r¨²stico de la Uni¨®n, se ha convertido por unas horas en el Lourdes del Partido Dem¨®crata norteamericano. El milagro de la vuelta de los dem¨®cratas a la Casa Blanca, que los ¨²ltimos sondeos confirman con m¨¢s fuerza, puede producirse en las primeras horas de la pr¨®xima madrugada. Y, l¨®gicamente, el lugar escogido para la aparici¨®n del nuevo presidente electo, que entroncar¨¢ con el ya lejano Jimmy Carter (elegido en 1976), es esta ciudad sure?a de 175.000 habitantes, patria chica de Bill Clinton.
Y hasta aqu¨ª han llegado miles y miles de dem¨®cratas de todos los rincones del pa¨ªs. Activistas pol¨ªticos, hijos de los turbulentos a?os sesenta, mujeres feministas que han estado en todas las batallas pro-aborto libre, cuarentones que se opusieron a la guerra de Vietnam. Todos los liberales malditos aplastados por la revoluci¨®n conservadora de Ronald Reagan, para cuyo entierro hist¨®rico pueden quedar s¨®lo unas horas. Abarrotan los hoteles en 60 kil¨®metros a la redonda y llegan con las chapas de Clinton-Gore y con los sombreros y escarapelas con los colores de la bandera de las barras y las estrellas.Casi no se lo creen a¨²n. El partido simbolizado por el asno (los republicanos tienen como s¨ªmbolo el elefante) parec¨ªa resignado hist¨®ricamente a no tocar la Casa Blanca, maldecido por las clases medias como demasiado liberal y demasiado amigo de los negros, las feministas y los m¨¢s pobres.
La apuesta porque Clinton est¨¢ casi tocando la presidencia no parece arriesgada cuando se ve el desembarco realizado en Little Rock por m¨¢s de 80 camiones de las televisiones, con sus gigantescas pantallas y sat¨¦lites, que han convertido el centro de la peque?a ciudad, algo as¨ª como Logro?o junto al r¨ªo Arkansas, en un escenario de pel¨ªcula de ciencia-ficci¨®n. Esta noche, 100.000 personas saldr¨¢n a la calle y har¨¢n estallar esta ciudad mortecina.
Todo est¨¢ listo para que las elecciones presidenciales, uno de los mayores espect¨¢culos del mundo, tengan una traca final a la altura de la pol¨ªtica como entretenimiento que tanto agrada a los norteamericanos. Esta noche Little Rock ser¨¢ una gigantesca carpa de circo. La pista principal est¨¢ situada ante el viejo edificio del Congreso de Arkansas. Aqu¨ª se producir¨¢, entrada la madrugada o a primera hora de la ma?ana, hora de Madrid, el acto final.
Est¨¢ previsto que Bill Clinton reconozca su triunfo en el tradicional discurso de aceptaci¨®n, si el gui¨®n concluye como prev¨¦n los ¨²ltimos sondeos. En el mismo lugar desde el que, el 3 de octubre de 1991, anunci¨® su candidatura presidencial ante el asombro de muchos. "Nos hallamos en el umbral de una nueva era", dijo el joven gobernador aquel d¨ªa. Le acompa?ar¨¢ su mujer, Hillary, una abogada profesional m¨¢s liberal que su marido y que es considerada una izquierdista por los raseros norteamericanos. Y su hija, Chelsea, de 12 a?os.
Tambi¨¦n estar¨¢n con ellos la pareja vicepresidencial: Albert y Tipper Gore. El equipo pol¨ªtico electoral m¨¢s joven y brillante desde la elecci¨®n de John Kennedy, aguarda estas ¨²ltimas horas en su cuartel general de Little Rock, donde ha permanecido toda la campa?a electoral sin querer cambiarse a una ciudad m¨¢s importante para demostrar que ¨¦sta es una clase pol¨ªtica diferente.
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