Victoria m¨ªnima
JOHN MAJOR, primer ministro brit¨¢nico, se salv¨® el pasado mi¨¦rcoles de una derrota parlamentaria que hubiera significado su final pol¨ªtico, por una diferencia exigua de tres votos (319 contra 316) que ni siquiera eran suyos, sino de los liberal -dem¨®cratas de Paddy Ashdown. Y es que la votaci¨®n en los Comunes, aunque t¨¦cnicamente referida a Maastricht, se hab¨ªa convertido en una moci¨®n de confianza para Major y su Gobierno. Peor a¨²n, se hab¨ªa transformado en una moci¨®n de censura interna destinada a resolver la rebeli¨®n en el seno de los tories.
El objeto inicial de la votaci¨®n era sencillo: decidir si el Tratado de Maastricht pasaba a an¨¢lisis en comisi¨®n para ser luego sometido a ratificaci¨®n de la C¨¢mara, despu¨¦s de la cumbre comunitaria de Edimburgo en diciembre. O si, por el contrario, todo el proceso parlamentario se pospon¨ªa hasta despu¨¦s de la reuni¨®n, una vez que los socios europeos hubieran aclarado "satisfactoriamente" la cuesti¨®n de la subsidiariedad y Dinamarca hubiera decidido su retorno al seno de Maastricht.
Pasar el tratado por el tr¨¢mite parlamentario implicaba plantear el desaf¨ªo al liderazgo de Major en el Gobierno y en el partido tory. La cuesti¨®n de confianza proven¨ªa de una cuarentena de diputados thatcheristas virulentamente opuestos a la ratificaci¨®n del tratado y decididos a acabar con Major por el mismo precio. Estos euroesc¨¦pticos lideraron la rebeli¨®n de los backbenchers (parlamentarios que no ocupan puestos relevantes en su grupo) contra el primer ministro. Tienen muchas cuentas pendientes con ¨¦l: la traici¨®n a Margaret Thatcher, la venta del Reino Unido a los bur¨®cratas federalistas de Bruselas y la adopci¨®n de medidas econ¨®micas desarrollistas.
Los laboristas no dejaron pasar la oportunidad de atizar la disputa y anunciaron que tambi¨¦n votar¨ªan en contra de la propuesta. T¨¢cticamente les conven¨ªa la disoluci¨®n de las C¨¢maras y la convocatoria de nuevas elecciones generales impl¨ªcitamente prometidas por Major si su plan comunitario era rechazado. John Major les acus¨® de aprovecharse mezquinamente del debate, olvid¨¢ndose de Europa y de su posici¨®n oficial a favor de Maastricht para sumarse fr¨ªamente a una maniobra de acoso y derribo que nada tiene que ver con el tema. 0 que tiene mucho que ver con ¨¦l; porque, como dijo Michael Heseltine, ministro de Industria y Energ¨ªa, una derrota para el Gobierno y la consiguiente negativa a ratificar Maastricht ser¨ªa "incalculablemente destructiva". John Major, debilitado pol¨ªticamente, est¨¢ dispuesto a combatir la rebeli¨®n siguiente, que tardar¨¢ lo que tarde en plantearse el pr¨®ximo debate sobre Maastricht. Quiz¨¢ para ganarse un respiro, Major ha decidido posponerlo hasta despu¨¦s del nuevo refer¨¦ndum dan¨¦s, aunque con ello d¨¦ a los euroesc¨¦pticos la peque?a victoria de retrasar la ratificaci¨®n del Tratado de Uni¨®n Europea.
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