El l¨ªo de los portavoces de Buckingham y el desamor de Carlos y Diana
Buckingham ya no es lo que era. Los circunspectos portavoces de la reina estaban ayer hechos un l¨ªo, negando que no hubieran negado que los pr¨ªncipes Carlos y Diana se llevan, como todo el mundo sabe, a matar. Esta nueva peripecia del tortuoso culebr¨®n de los Gales se produjo en Corea del Sur, adonde la pareja se desplaz¨® a principios de semana para demostrar que a¨²n soportaban viajar juntos.El viaje fue organizado personalmente por la reina Isabel II y su marido, el duque de Edimburgo, como un ejercicio de relaciones p¨²blicas. Pero la maniobra empez¨® a estropearse desde el principio: Carlos y Diana ni siquiera se miraban. El cotilleo del desamor se recrudeci¨® de nuevo. Y, al fin, alguien del entorno real pronunci¨® ante dos periodistas una frase fat¨ªdica: "No digo que el matrimonio sea feliz, pero se les ha tratado injustamente y todo se ha exagerado en los peri¨®dicos".
Ya estaba. Por primera vez, un portavoz de palacio admit¨ªa abiertamente que la pareja no era feliz. Puede parecer una tonter¨ªa -y de hecho lo es-, pero el reconocimiento fue recogido con fanfarrias por la prensa sensacionalista. Otra vez los grandes titulares: Las l¨¢grimas de la princesa, Sola y triste, El viaje m¨¢s amargo, y as¨ª hasta la saciedad. Los pobres diplom¨¢ticos surcoreanos asist¨ªan desconcertados al ins¨®lito espect¨¢culo de dos personas rec¨ªprocamente autistas, perseguidas por un vociferante pelot¨®n de periodistas que celebraba casi con aplausos cada moh¨ªn de desd¨¦n.
Buckingham insist¨ªa ayer en que nadie hab¨ªa dicho la frase. Pero los enviados especiales del Daily Mirror y de la cadena de televisi¨®n Sky News la ten¨ªan bien anotada. Visto el escepticismo con se acog¨ªa el desmentido, los portavoces de palacio ensayaban anoche una nueva t¨¢ctica: la culpa de toda la infelicidad ya no era de los pr¨ªncipes de Gales -por supuesto- ni de la prensa -eso era nuevo-, sino de los cortesanos. Es decir, los mismos portavoces. Eran ellos quienes se equivocaban, quienes transmit¨ªan una imagen distorsionada de la real pareja.
Las nuevas noticias sobre las desventuras conyugales de los Gales aparec¨ªan entrelazadas con la segunda edici¨®n del libro Diana: su verdadera historia, que se publica en r¨²stica en Estados Unidos con un cap¨ªtulo adicional llamado 'Una princesa sola'. Morton, ya considerablemente rico con la primera edici¨®n, espera hacerse definitivamente creso con nuevas revelaciones sobre el odio africano que, al parecer, se dispensan Diana y el duque de Edimburgo, y sobre las gestiones de Isabel II para impedir que la princesa plantara para siempre a Carlos. En el ep¨ªlogo se afirma que Diana est¨¢ ahora decidida a seguir con la familia Windsor. "No conseguir¨¢n quebrarme", dice Morton que dice Diana.
Por su parte, Diana lo niega todo y public¨® ayer un comunicado oficial diciendo que sus relaciones con la reina y el duque de Edimburgo son buenas. El culebr¨®n, pues, no acaba aqu¨ª. Continuar¨¢.
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