Carabanchel adecenta sus retretes y comienza a construir una sala de espera para los visitantes
Los retretes habilitados para los familiares de presos que visitan la c¨¢rcel de Carabanchel mostraban ayer un aspecto bien distinto al que ofrec¨ªan hace tan s¨®lo siete d¨ªas. El pasado domingo, a pesar de que no era una situaci¨®n excepcional, resultaba repugnante utilizarlos: el hedor y los charcos de orina obligaban a los visitantes a efectuar sus necesidades fisiol¨®gicas en una zona arbolada pr¨®xima. En cuesti¨®n de d¨ªas, destacaba ayer mismo el director de Carabanchel, Jos¨¦ Antonio Moreta, se van a instalar una m¨¢quina de caf¨¦ y aseos port¨¢tiles de pago: utilizarlos costar¨¢ 25 pesetas. A diferencia del anterior fin de semana, las colas para comunicar con los internos han comenzado a aligerarse.
Cientos de familiares, de los alrededor de dos mil que acuden los fines de semana a la prisi¨®n, se han visto abocados en las ¨²ltimas semanas a esperar horas y horas antes de poder acceder al centro (v¨¦ase EL PA?S del pasado martes). Se quejaban tambi¨¦n de las exiguas comodidades que les ofrec¨ªa la prisi¨®n.Las aglomeraciones, seg¨²n Juan Figueroa, vicepresidente nacional de Cuerpo de Ayundantes de Instituciones Penitenciarias, son consecuencia de la modificaci¨®n del sistema de visitas vigente desde el pasado 1 de octubre. Antes, los familiares pod¨ªan comunicar con el interno durante periodos de 20 minutos dos veces por semana. Ahora, la hora de entrada a la prisi¨®n se ha establecido en funci¨®n de la primera inicial del apellido del recluso y la galer¨ªa que ocupe, y se ha aumentado la visita a 40 minutos.
La direcci¨®n de Carabanchel atribuye los retrasos a que los familiares no respetaban sus turnos. Por ello, ha intensificado su campa?a destinada a informar sobre el nuevo horario de visitas.
?Qui¨¦n mete la droga?
La campa?a se dejaba notar ayer en los numerosos folletos informativos pegados en la verja de entrada a la c¨¢rcel. Pero algunos visitantes continuaban molestos. "Yo no sab¨ªa nada de que hab¨ªan cambiado el horario. Sal¨ª de Getafe esta ma?ana, llegu¨¦ aqu¨ª como siempre, sobre las nueve de la ma?ana, y acabo de saber que hasta las doce no me toca. Ya ve usted el plan", explicaba una mujer de 61 a?os."Nuestro objetivo es establecer la cita previa; es decir, que haya un tel¨¦fono al que puedan llamar los visitantes para concertar el d¨ªa y la hora que pueden venir", subray¨® el director de la prisi¨®n,
Por otra parte, el m¨¢ximo responsable de Carabanchel se?al¨® ayer que muchos familiares de reclusos utilizan los contactos vis a vis, en concreto las comunicaciones sexuales, para introducir droga en Carabanchel. A su juicio, el 95% de los estupefacientes que entran en su c¨¢rcel lo hace en las vaginas y anos de las mujeres. Recientemente, por ejemplo, la direcci¨®n decomis¨® en el ano de un recluso que acababa de tener relaciones seis sierras peque?as, dos navajas y 25 gramos de coca¨ªna. El director de Carabanchel apuesta "en este momento" por la honestidad y profesionalidad de los funcionarios. "Los propios internos ser¨ªan los primeros en denunciarlo". No obstante, reconoce que es mucha la droga que se mueve en su centro y est¨¢ dispuesto "a erradicarla".
Las mujeres que, una o dos veces por mes, mantienen contactos sexuales con los presos no tienen que someterse a radiograf¨ªa. Despu¨¦s de la relaci¨®n, los internos s¨ª son minuciosamente cacheados, "aunque si portan algo en el ano es dif¨ªcil detectarlo", confiesa Moreta. No sin asombro, asegura que hace poco tiempo se intervino a otro interno un hierro fino, de m¨¢s de 25 cent¨ªmetros, dentro del ano.
El padre de un interno que esperaba su turno ayer para comunicar con su hijo no acertaba a comprender por d¨®nde le meten a ¨¦ste la droga. Dijo que durante mucho tiempo se vio obligado por su hijo a enviar 25.000 pesetas -todas las semanas- a un domicilio desconocido de Madrid. "?l me dec¨ªa que s¨ª, que le llegaba la droga". "Yo", comentaba visiblemente afligido, "me limitaba a remitir ese dinero; no quer¨ªa que le pasara nada".
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