Espa?a compite con ventaja contra las grandes potencias por la explotaci¨®n de las riquezas de Angola
Mientras el repiqueteo de las ametralladoras amenaza la paz en Angola, las grandes potencias libran una silenciosa, pero re?ida carrera en la ex colonia portuguesa. Todos aspiran a asegurarse una parte del inmenso potencial econ¨®mico de este pa¨ªs y para todos, Espa?a constituye un rival con una envidiable posici¨®n que ha quedado reforzada por el triunfo del Movimiento Popular para la Liberaci¨®n de Angola (NIPLA) en las legislativas.
La creaci¨®n de una fuerza, antidisturbios a trav¨¦s de un plan de cooperaci¨®n con la Guardia Civil espa?ola se ha convertido en el n¨²cleo de la amistad de Espa?a con el MPLA y en el foco de las iras de la Uni¨®n Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), la guerrilla que se niega a aceptar su derrota en las urnas.La ca¨ªda del tel¨®n de acero ha dejado sin contenido ideol¨®gico la guerra civil que se libra desde hace 18 a?os, pero no ha anulado el inter¨¦s de las grandes potencias por este pa¨ªs del ?frica austral. Ricos yacimientos de petr¨®leo, diamantes, oro e inmensos bancos pesqueros garantizan la cobertura financiera de los proveedores de un mercado privilegiado para los excedentes de bienes b¨¢sicos.
En este nuevo escenario de rivalidades, Espa?a ha logrado conquistar una posici¨®n tan privilegiada que, desde 1986, compite incluso con la de la madre patria portuguesa. Las transacciones espa?olas en el campo pesquero y en la venta de alimentos y bienes de equipo han producido en los primeros ocho meses de este a?o 23.774 millones de pesetas. La cifra es cinco veces superior a la de las exportaciones espa?olas a este pa¨ªs durante el pasado a?o y, seg¨²n fuentes comerciales, todav¨ªa no ha tocado techo.
El filo electoral
Como para el resto de las potencias extranjeras, la mejora o fin de estas perspectivas quedaron supeditadas en septiembre a los resultados de las primeras elecciones democr¨¢ticas celebradas en Angola. En las c¨¢balas de las embajadas extranjeras en Luanda quedaba claro que una victoria de la UNITA hubiese asegurado un trato preferencial del nuevo Gobierno a los pa¨ªses africanos (Zaire, Marruecos y Sur¨¢frica) que dieron apoyo log¨ªstico y militar al movimiento dirigido por Jon¨¢s Savimbi y, entre los europeos, a los Gobiernos del Reino Unido, Holanda, Suiza y Alemania.
El MPLA gan¨® las legislativas, lo que le asegura la designaci¨®n del Gobierno y el control del Parlamento. Ello ha dado un respiro al bloque de pa¨ªses integrado por Portugal, Espa?a, Cuba y Brasil, al que la UNITA ha acusado de connivencia con el MPLA.
La raz¨®n de la inquina de Savimbi contra Espa?a procede de la formaci¨®n, este a?o, de una fuerza antidisturbios angole?a integrada por unos 2.000 hombres, conocidos popularmente como los ninjas. El plan, a cargo de la Guardia Civil espa?ola, forma parte de un proyecto de cooperaci¨®n de 200 millones de pesetas, que incluye la creaci¨®n de la Guardia Rural de la nueva Angola.
El estallido de violencia de la pasada semana ha vuelto a situar en una delicada disyuntiva al Gobierno espa?ol. El propio presidente Dos Santos ha declarado p¨²blicamente que la eficacia de los ninjas ha sido clave en los combates provocados por la vuelta a las armas de la UNITA. Una delegaci¨®n de altos responsables de Luanda realiz¨® la pasada semana una gira diplom¨¢tica quer hizo escala en Madrid para reponer el material de los antidisturbios perdido en los enfrentamientos. Para Luanda, los ninjas son su ¨²nica arma para contrarrestar la indefensi¨®n derivada de su obediencia a los acuerdos de paz que establec¨ªan la desmovilizaci¨®n de los ej¨¦rcitos. Al explicar sus temores, los responsables angole?os mostraron- documentos fotogr¨¢ficos para probar sus denuncias de que Sur¨¢frica est¨¢ dando apoyo activo a las fuerzas no acantonadas de la UNITA, que, a su vez, culpan de la violencia a la supuesta brutalidad de los ninjas.
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