Historia viva
La contribuci¨®n de Duke Ellington a la m¨²sica popular supera en importancia a todas las dem¨¢s. Cada rasgo presente en los estilos actuales estaba ya en su portentosa gama, s¨®lo insinuada o perfectamente expl¨ªcita. Sus mejores piezas siguen lozanas y frescas.
Mercer Ellington es el hombre apropiado para mostrar el valios¨ªsimo legado de su padre, no s¨®lo por el parentesco sino por la enorme experiencia que acumul¨® tocando la trompeta y ocup¨¢ndose de ciertas labores organizativas en la orquesta paterna. Desde que el duque falleci¨® el 24 de mayo de 1974, Mercer viene manteniendo con razonable rigor hist¨®rico los c¨¦lebres arreglos que, en la orquesta de su padre, tantas veces surg¨ªan c¨®mo fruto de la inspiraci¨®n moment¨¢nea. Obviamente, ¨¦l no dispone del asombroso elenco de solistas que convert¨ªan en excepcional a aqu¨¦lla, y su intento queda fijado en la reconstrucci¨®n formal de un concepto ¨²nico e inimitable. As¨ª debe considerarse.
The Duke Ellington Orchestra
George Clinton y Gary Shider (voz), Mike Hampton, Dewaye Blackbird McKnigth, Eddie Hazel y Cordell Boogie Mosson (guitarra), Joseph Amp Fiddler y David Spradley (teclados), Rodney Skeet Curtis (bajo), Dennis Chambers (bater¨ªa), Greg Boyer, Greg Thomas y Rennie Cowan (metales), Leland Zales (percusi¨®n), Lige Curry, Mike Clip Payne, Ron Ford y Robert P-Nut Johnson (coros). Keziah Jones (voz, guitarra), Phil Soul (bajo), Mako Sakamoto (bater¨ªa). Sala Universal Aqualung. Madrid, 11 de noviembre.
Orquesta integrada por 17 m¨²sicos y dirigida por Mercer Ellington
Carpa de Conde Duque. Madrid, 12 de noviembre.
Present¨® a 17 instrumentistas, a una cantante oriental y a una danzarina, y recogi¨® el eco de bell¨ªsimas p¨¢ginas musicales sin edad. Una tras otra hizo desfilar la gallard¨ªa casi himn¨ªca de Take the 'A 'train, el misterio de Azure, el swing juguet¨®n de Hot and bothered, el acaramelado romanticismo de Sophisticated lady y el ex¨®tico encanto de Caravan. Muy bueno el saxo tenor Shellie Overton Paul, y alguna que otra r¨¦mora, como un bater¨ªa inoperante y Sayyd Al-Khabyyr, un saxo alto de gorrito y frondosa barba que parece estar en la banda s¨®lo por su don de gentes.
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