Un barrio a punto de estallar

Aravaca es una bomba a punto de estallar desde hace dos o tres meses. La zona se ha convertido en un centro de reuni¨®n de cientos de dominicanos, lo que ha suscitado los recelos de una buena parte de la poblaci¨®n, que culpa a estos inmigrantes de generar prostituci¨®n, tr¨¢fico de drogas, suciedad y continuas reyertas.Ante las quejas vecinales, la Polic¨ªa Municipal y la Guardia Civil redoblaron en el ¨²ltimo mes su presi¨®n, encaminada a detener a los inmigrantes Ilegales que se re¨²nen los jueves y los domingos en la plaza del centro c¨ªvico de Aravaca. Eso motiv¨® que los dominicanos empezaran a rehuir visitar esa zona. Lucrecia P¨¦rez, la mujer asesinada anoche, "se hab¨ªa encerrado en el refugio y no sal¨ªa jam¨¢s por miedo a ser detenida", relataba uno de sus compa?eros de miseria.

El embajador dominicano, Rafael Gautreau, se reuni¨® el pasado d¨ªa 5 con el concejal del distrito de Aravaca, Luis Molina, con objeto de llegar a un acuerdo para buscar un lugar en el que los inmigrantes pudieran reunirse sin miedo a la polic¨ªa o a posibles agresiones de los vecinos.

Los inquilinos de la vieja -y en otros tiempos suntuosa- discoteca Four Roses aseguraban al filo de la madrugada de hoy que ninguno de ellos hab¨ªa participado en los violentos incidentes ocurridos en la plaza de Aravaca el pasado d¨ªa 1. Por tal motivo, ellos descartan que el ataque asesino de anoche fuera un acto de venganza de alg¨²n polic¨ªa municipal incontrolado.

Exigencia de justicia

Los compatriotas de la v¨ªctima exigen justicia y piden que el crimen sea aclarado. "Si dentro de cinco d¨ªas", declar¨® uno de ellos, "no tenemos resultados, pasaremos a la acci¨®n". 'Tos dominicanos somos muy humanos si se nos trata bien, pero si nos atacan nos convertimos en fieras", apostillaba un joven de tez muy morena.

Los inmigrantes recordaban ayer que la Rep¨²blica Dominicana sirvi¨® de asilo a muchos espa?oles que huyeron de la guerra civil o de la dictadura de Franco. "All¨ª se acogi¨® a todo el mundo como hermanos, y ahora a nosotros se nos trata como si fu¨¦semos apestados. S¨®lo queremos trabajar... porque en Espa?a hay muchos trabajos que ustedes rechazan y que nosotros estamos dispuestos a hacer", repet¨ªan uno tras otro.

Los vecinos de Aravaca rechazan las acusaciones de racismo y xenofobia. Pero la tensi¨®n es tal en el barrio desde hace meses que los vecinos m¨¢s sensatos no ocultaban en las ¨²ltimas semanas su temor a que Ios m¨¢s exaltados puedan hacer algo". Por su lado, los inmigrantes rechazan de plano las acusaciones de ser traficantes de drogas y prostitutas: "Somos muchos y no negamos que haya gente as¨ª", dicen, "pero la mayor¨ªa nos ganamos la vida fregando casas y cuidando jardines".