Agitada noche de s¨¢bado en la monta?a bosnia
Robado un todoterreno de la Legi¨®n en el campamento avanzado de Jablanica
ENVIADO ESPECIAL "Donde hay armas, puede haber tiros", comenta el coronel m¨¦dico Hontanilla, despu¨¦s de que una ametralladora de la Legi¨®n se disparase accidentalmente. Son las doce del mediod¨ªa del s¨¢bado y el primer escal¨®n del convoy que transporta 120 cascos azules espa?oles al campamento avanzado de Jablanica, a 85 kil¨®metros de Sarajevo, acaba de cruzar la frontera de Croacia con Bosnia-Herzegovina. El capit¨¢n Demetrio Mu?oz detiene la columna en un paraje deshabitado para cargar las ametralladoras 12-70 de los BMR (blindados medios sobre ruedas).
S¨²bitamente, por un fallo en el sistema autom¨¢tico, una ametralladora se pone en marcha y escupe 40 o 50 proyectiles en menos de un minuto. Tras el sobresalto, se comprueba que lo5 legionarios han adoptado las medidas de seguridad previstas y que, la ametralladora apunta hacia arriba. "Esperemos que no haya m¨¢s tiros", comenta el capit¨¢n. Los hubo, pero no de la Legi¨®n.
A las doce de la noche, mientras Mu?oz intenta enlazar por radio con la base de las tropas espa?olas en Split, dos r¨¢fagas y varios disparos resuenan junto al aparcamiento. Los guardias se tiran al suelo y se ponen en posici¨®n de alerta para repeler un ataque. Pasan los minutos y no sucede, nada. Seguramente son milicianos que celebran de esta forma el permiso del fin de semana.
Es s¨¢bado noche. Jablanica, 12.000 habitantes antes de la guerra, m¨¢s de 20.000 ahora tras recibir un aluvi¨®n de refugiados, es la ¨²nica poblaci¨®n bajo control musulm¨¢n en toda la zona. Muchos combatientes bajan al pueblo a descansar. Hay toque de queda a las once, pero el Club 222,Junto al ¨²nico hotel, est¨¢ atestado de gente fuertemente armada que bebe hasta embriagarse.
Una de la madrugada. Dos individuos discuten a voces ante el hotel. Dentro, en dos salones habilitados con literas, por los que la agrupaci¨®n espa?ola paga un mill¨®n y medio mensual, duermen los 170 legionarios y paracaidistas del destacamento. El guardia de la puerta pide a los alborotadores que se vayan. Uno de ellos saca una pistola y la monta en sus narices.
Dos y media. Un sujeto visiblemente enojado entra en el hotel con un Kal¨¢shnikov listo para disparar. La guardia avisa a la polic¨ªa local, que lo saca del lavabo desarmado. El Kal¨¢shnikov aparece despu¨¦s, escondido en la recepci¨®n con el cargador puesto. Se ordena a los guardias que se retiren de la puerta y vigilen desde el interior, para evitar nuevos incidentes.
Persecuci¨®n infructuosa
Tres de la ma?ana. Un todoterreno Nissan del contingente espa?ol est¨¢ aparcado frente al hotel para desplazarse a la zona de los veh¨ªculos en caso necesario. Se oye un aceler¨®n. El Nissan sale marcha atr¨¢s a toda velocidad y destroza dos turismos de la prensa. Cuando el guardia reacciona, el jeep se aleja ya en direcci¨®n a Sarajevo. Se avisa a la polic¨ªa local, que alega no poder intervenir y pasa el asunto a la militar. Finalmente, se inicia la b¨²squeda con un BMR espa?ol entre los perseguidores. Avanzan 30 kil¨®metros hacia el Norte. Demasiado tarde. A esta hora, el Nissan blanco de las fuerzas de las Naciones Unidas debe estar pintado de camuflaje e incorporado al parque m¨®vil de cualquiera de las facciones en disputa.
Amanece. Las monta?as que rodean Jablanica est¨¢n nevadas. El pueblo, helado. La carretera hacia Croacia sigue tranquila. No hay actividad b¨¦lica en la zona. Probablemente, no por el alto el fuego, sino porque los combatientes tambi¨¦n hacen weekend. Volver¨¢n hoy, con nuevos br¨ªos. "Sab¨ªamos que la misi¨®n era muy dif¨ªcil", dice el capit¨¢n Flores, jefe del destacamento.
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