Escenario para un s¨ªndrome
CONFORME PASA el tiempo cobra fuerza la hip¨®tesis de que el escenario que a principios de los a?os ochenta dio lugar a la tragedia de la colza haya podido reproducirse en la Espa?a de los noventa con la aparici¨®n de una nueva enfermedad de naturaleza desconocida: el llamado s¨ªndrome Ardystil.
El envenenamiento masivo por ingesti¨®n de aceite de colza fue posible por la combinaci¨®n de dos factores: el desmedido af¨¢n de lucro de unos industriales y el relajo administrativo en el control de este comercio de car¨¢cter clandestino. Y, ahora, la dolencia que aqueja a 62 trabajadores de la industria textil de la Comunidad Valenciana -y que ya ha ocasionado seis v¨ªctimas mortales- tiene todos los visos de ser una triste secuela de una combinaci¨®n igualmente funesta: la del m¨¢ximo beneficio que caracteriza la actividad de una parte importante de la econom¨ªa golfa y la tolerancia con que las autoridades act¨²an ante sus precarias condiciones laborales y sanitarias.
La autoridad laboral conoc¨ªa desde 1990 la ausencia de cualquier medida de seguridad e higiene en la empresa Ardystil, a la que pertenec¨ªan cinco de los seis trabajadores fallecidos y que por ello tiene el triste privilegio de haber dado nombre al nuevo s¨ªndrome. Sin embargo, ello no fue suficiente para cortar en seco una actividad industrial que pon¨ªa en grave riesgo la salud y la vida de los trabajadores. A la autoridad laboral le preocupaban m¨¢s determinadas infracciones, sin duda grav¨ªsimas, como no cotizar a la Seguridad Social o no tener dados de alta a los trabajadores, que impedir que ¨¦stos manipulasen sin mascarillas productos t¨®xicos peligrosos o mezclas no homologadas, y que su trabajo se desarrollase en naves carentes de ventilaci¨®n y sin sistemas de extracci¨®n capaces de eliminar los gases producidos.
Sin duda, establecer si ha habido alg¨²n tipo de negligencia, tanto por parte de las empresas concernidas como de los organismos encargados de vigilar la seguridad e higiene en el trabajo, en el desencadenamiento de la enfermedad es algo que tendr¨¢ que investigar la justicia. La sociedad espa?ola no puede admitir que 11 a?os despu¨¦s del trauma de la colza pueda producirse otro de factura semejante, aunque de menor escala; de ah¨ª la necesidad de que la justicia penal act¨²e con la m¨¢xima diligencia en determinar responsabilidades y en sancionar las que procedieren.
De otro lado, los afectados tienen derecho a que ninguna de las vulneraciones legales -de car¨¢cter laboral, civil o penal- que hayan podido incidir en su desgracia quede impune. Las investigaciones sanitarias han determinado que la enfermedad que padecen se debe a la inhalaci¨®n de los productos empleados en la aerograf¨ªa textil, aunque de momento se desconozca el agente qu¨ªmico que la provoc¨®. Las circunstancias en que se incub¨® este nuevo s¨ªndrome son una llamada de atenci¨®n sobre la fragilidad de un progreso econ¨®mico que no est¨¦ asentado en el respeto de las reglas y de los derechos de la persona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.