Duda
"Creced y multiplicaos" no fue s¨®lo un mandato divino. Fue tambi¨¦n una creencia que tuvo su l¨®gica en ¨¦pocas en las que las ¨²nicas t¨¦cnicas de producci¨®n estaban basadas en el trabajo humano. Por consiguiente, la armon¨ªa y prosperidad familiar eran una consecuencia del crecimiento de la prole, una ley que hace tiempo dej¨® de ser cierta.En su lugar se ha instalado la idea pretendidamente cient¨ªfica de que "a m¨¢s riqueza, menos poblaci¨®n", y a la inversa. Esta norma se traduce en un consejo: si queremos que amaine la explosi¨®n demogr¨¢fica, generalicemos el desarrollo econ¨®mico de todos los pa¨ªses. del mundo.
Pero este planteamiento parece ignorar que la humanidad est¨¢ empe?ada en este loable objetivo desde el neol¨ªtico y que lo ha venido reforzando incansablemente como demuestran las sucesivas revoluciones tecnol¨®gicas. Gracias a ellas, es innegable que el, planeta Tierra posee cada vez m¨¢s riqueza en forma de utilidades con las que satisfacer las necesidades de la humanidad.
Al mismo tiempo, el tama?o de esa misma humanidad ha venido aumentando de un modo ciertamente asombroso. Amartya Sen y otros destacados especialistas fundamentan sus aportaciones en la aparente correlaci¨®n que existe entre riqueza y poblaci¨®n a nivel nacional. Sin embargo, todav¨ªa no se ha encontrado a ning¨²n dem¨®grafo que plantee sus estudios en base a la posible correlaci¨®n existente entre ambas macromagnitudes a nivel global, a pesar de que la econom¨ªa de nuestra ¨¦poca ha dejado de ser nacional para convertirse en mundial.
Es urgente que la demograf¨ªa despeje esta duda cuanto antes, aunque para ello tenga que alejarse de los esquemas m¨¢s trillados, todav¨ªa cosidos a enfoques familiares o nacionales.-
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