Un Estado-polic¨ªa
JOSUNE AGUINAGA
La marcha de los acontecimientos en Guinea Ecuatorial pone de manifiesto una y otra vez la falta de voluntad democr¨¢tica del r¨¦gimen de Obiang. Si bien es cierto que en las ¨²ltimas semanas han sido legalizados seis partidos de la oposici¨®n, tambi¨¦n es cierto que ni son todos los que forman la Plataforma de Oposici¨®n Conjunta ni la legalizaci¨®n ha supuesto el cese de las arbitrariedades represivas. Convocados a una reuni¨®n por el Gobierno, invitaci¨®n que declinaron en defensa de las tesis democr¨¢ticas, uno de los seis partidos legalizados se?alaba, por ejemplo, que sus responsables no participar¨ªan, "entre otras razones, porque tales responsables est¨¢n encerrados y maltratados en Black Beach". La persecuci¨®n y encarcelamiento de militantes de la oposici¨®n contin¨²a, mostrando la resistencia de Obiang a abandonar las pr¨¢cticas autoritarias que han caracterizado su dictadura.Instaurada en 1979, a?o en que Obiang derroc¨® a su t¨ªo Mac¨ªas, el documento elaborado a fines de 1991 por el experto enviado por la ONU para informar a la Comisi¨®n de Derechos Humanos la defini¨® como "Estado-polic¨ªa, apoyado en el Ej¨¦rcito y controlado personalmente por la figura del presidente de la rep¨²blica, que es omnipresente y omn¨ªmodo". Los arrestos caprichosos, apaleamientos, la intimidaci¨®n, los encarcelamientos sin ning¨²n respeto a los procedimientos, son moneda corriente y se sirven de las labores de una red de delatores al servicio del Gobierno. Los tribunales son sumisos al poder pol¨ªtico, siendo el presidente el primer magistrado. No existe libertad de opini¨®n y expresi¨®n, siendo -reprimido a¨²n hoy todo intento de crear medios de difusi¨®n de la informaci¨®n distintos a la prensa, radio y televisi¨®n sostenidas t¨¦cnicamente por la cooperaci¨®n espa?ola y utilizados en r¨¦gimen de monopolio por el Gobierno. No existen libertades sindicales.
Disposici¨®n adicional
La nueva ley fundamental, proclamada a finales de 1991 en un refer¨¦ndum antidemocr¨¢tico, es juzgada como todav¨ªa menos democr¨¢tica que la de 1982. Es la ley que contiene la famosa disposici¨®n adicional seg¨²n la que "el presidente de la rep¨²blica, Obiang Nguema Mbasogo, no podr¨¢ ser perseguido, juzgado, ni declarar como testigo, antes, durante y despu¨¦s de. su mandato". Es en el marco establecido por esta ley que los escasos partidos pol¨ªticos acogidos a la "autorizaci¨®n provisional" han sufrido persecuci¨®n.
En lo econ¨®mico, el pa¨ªs est¨¢ sumido en un subdesarrollo, extremo. Mientras Guinea es un pa¨ªs relativamente rico en recursos naturales (cacao, caf¨¦, madera, algo de petr¨®leo...), y desde luego no peor dotado que el resto de pa¨ªses del ¨¢rea (Gab¨®n, Camer¨²n ... ), la ineptitud y corrupci¨®n que caracterizan a la Administraci¨®n han destruido toda posibilidad de desarrollo de la actividad econ¨®mica independiente. Una agricultura de subsistencia, las actividades de varias compa?¨ªas madereras que expolian la riqueza forestal con la complacencia y beneficio del Gobierno, y un oscuro contrato con una empresa norteamericana para la extracci¨®n del petr¨®leo, constituyen lo fundamental de, la realidad econ¨®mica del pa¨ªs. Mientras tanto, con una deuda externa superior a cualquier c¨¢lculo del producto interior bruto (PIB), el Gobierno sigue incurriendo en d¨¦ficit presupuestarios para los que anualmente intenta conseguir financiaci¨®n internacional. Ninguno de los gastos en que incurre tiene, sin embargo, consecuencias sociales visibles.
El sistema de ense?anza est¨¢ en una situaci¨®n lamentable, y los pocos que consiguen acceder a los escalones superiores carecen de perspectivas en el pa¨ªs. El desastre sanitario queda claramente reflejado en el hecho de que Guinea es uno de los pa¨ªses del mundo con una menor esperanza de vida. No hay pr¨¢cticamente m¨¢s infraestructuras que las heredadas de la ¨¦poca colonial. o de la etapa de Mac¨ªas, en v¨ªas de grave deterioro, o las mantenidas por la cooperaci¨®n internacional.
Espa?a tiene frente a Guinea tres tipos de responsabilidades. En primer lugar, una responsabilidad hist¨®rica, puesto que fue el pa¨ªs colonizador. En segundo lugar, una responsabilidad cultural, ya que se trata de un pa¨ªs hispanohablante, con una fuerte influencia cultural espa?ola, en el que muchos toman a Espa?a como el pa¨ªs de referencia para construir un futuro democr¨¢tico y desarrollado. En tercer lugar, pero en ning¨²n caso el menos importante, existe una responsabilidad pol¨ªtica. Las ¨²ltimas administraciones espa?olas han estado involucradas en la evoluci¨®n pol¨ªtica de Guinea sin demasiada fortuna.
Obiang goz¨® al principio del apoyo de la Administraci¨®n espa?ola, y la evoluci¨®n de su r¨¦gimen s¨®lo ha sido objeto, hasta el momento, de t¨ªmidas tomas de posici¨®n y suaves presiones. Y ello pese a que ha dado pruebas fehacientes de su falta de voluntad de cambio pol¨ªtico, no s¨®lo con hechos como los consignados m¨¢s arriba, sino tambi¨¦n con la propia actitud hostil mostrada hacia la labor de mediador extraordinario encargada a Su¨¢rez.
Felipe Gonz¨¢lez, en su visita a Guinea a finales de 1991, delimit¨® lo que se supone una l¨ªnea de acci¨®n pol¨ªtica: el lado humanitario de la cooperaci¨®n espa?ola no est¨¢ en cuesti¨®n; cualquier otra cosa depende de la evoluci¨®n del pa¨ªs hacia la democracia. Pero lo, sucedido desde entonces dif¨ªcilmente puede considerarse como el desarrollo de este principio.
Vacilaci¨®n y secretismo
En la pr¨¢ctica, los fondos de la cooperaci¨®n espa?ola no s¨®lo son utilizados, por ejemplo, para mantener la ayuda sanitaria o educativa, sino que tambi¨¦n contribuyen a sostener los medios de prensa utilizados en exclusiva por el Gobierno de Obiang. Las tomas de posici¨®n y acciones diplom¨¢ticas parecen dominadas por la vacilaci¨®n y envueltas en el secretismo. Sirvan como muestra la negativa al asilo de dos perseguidos en la Embajada, que contrast¨® con la actitud positiva de la Embajada estadounidense y un organismo de las Naciones Unidas; la formulaci¨®n de protestas buscando la ausencia de toda publicidad, o la falta de iniciativa para aclarar la posici¨®n del socio comunitario franc¨¦s y su diplomacia.
El momento actual exige una actuaci¨®n m¨¢s decidida por un futuro democr¨¢tico de Guinea Ecuatorial, precondici¨®n para que pueda salir de su actual postraci¨®n econ¨®mica y social. Por una parte, es necesario que la Administraci¨®n espa?ola se tome en serio el dise?o de una pol¨ªtica que act¨²e en¨¦rgicamente en favor de una transici¨®n democr¨¢tica. Por otra, es preciso emprender una tarea de solidaridad moral y material con los que luchan por las libertades democr¨¢ticas en unas condiciones particularmente dif¨ªciles.
Firman tambi¨¦n este art¨ªculo Mariano Aguirre, Marta Bizcarrondo, Enrique Gonz¨¢lez Duro, Jon Juaristi, Jordi Jaumandreu, Jaime Pastor, Nativel Preciado, Antonio Romero, M. A. Ruiz de Az¨²a, Javier Rup¨¦rez, Antonio G. Santesmases y Julio Segura.
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