M¨¦todos de siempre

LA RAPIDEZ con que el ministro del Interior compareci¨® ante el Congreso de los Diputados para explicar el incidente policial con las parlamentarias de Izquierda Unida (IU) Cristina Almeida e Isabel Vilallonga deber¨ªa ser el comportamiento pol¨ªtico habitual en estos casos. Todav¨ªa sigue siendo un hecho ins¨®lito que un ministro acuda al Congreso a dar explicaciones sobre un suceso que le concierne apenas 24 horas despu¨¦s de producido. Pero en eso se queda todo lo positivo que puede decirse de la reacci¨®n del ministro del Interior ante un asunto que pone en entredicho los m¨¦todos de actuaci¨®n policial.La comparecencia del ministro no sirvi¨® para aclarar la intervenci¨®n policial contra la concentraci¨®n de ex trabajadores de la empresa Plata Meneses, que protestaban por el desmantelamiento de su factor¨ªa. La explicaci¨®n pec¨® de contradictoria y parcial. Como si quisiera contentar a todas las partes -a las parlamentarias afectadas y a la polic¨ªa-, el ministro pidi¨® disculpas a las primeras al tiempo que tildaba de "mod¨¦lica" la actuaci¨®n policial. ?No hubiera sido m¨¢s coherente que su intervenci¨®n se hubiera limitado a asegurar a la C¨¢mara una investigaci¨®n a fondo de los hechos en lugar de darlos por buenos de acuerdo con la versi¨®n policial? Si la actuaci¨®n de la polic¨ªa fue la debida, huelgan tanto las disculpas del ministro como las previas excusas del presidente del Gobierno.

Pero lo lamentable no es s¨®lo dar cr¨¦dito a priori a una sola versi¨®n cuando se trata de dilucidar si se ha atentado o no contra la inviolabilidad parlamentaria, sino dejar caer la sospecha de que la actuaci¨®n de la diputada y de la senadora fue ilegal. Si fue ilegal, lo que debi¨® hacer la polic¨ªa fue detenerlas sin m¨¢s -ser¨ªa un supuesto de flagrante delito no amparado en la inmunidad parlamentaria- y no agredirlas con golpes y empujones como afirman las afectadas y confirman diversos testigos, entre ellos varios periodistas que tambi¨¦n fueron golpeados, lo que ha provocado la protesta del presidente de la Asociaci¨®n de la Prensa de Madrid. Esta actuaci¨®n s¨ª que podr¨ªa ser ilegal.

Los incidentes en la empresa Plata Meneses son preocupantes porque plantean nuevamente dudas sobre la realidad del cambio en los m¨¦todos y en los sistemas de formaci¨®n de los cuerpos policiales. ?Era necesario recurrir a la violencia contra las personas para vencer su resistencia -se trataba de algunas decenas de trabajadores en un local cerrado y no de centenares en un lugar abierto- a que desmantelasen la empresa a la que hab¨ªan pertenecido durante a?os y con la que todav¨ªa tienen pendiente el cobro de determinadas deudas laborales? El uso de la violencia es monopolio de las fuerzas de seguridad, pero de acuerdo con las normas. Una b¨¢sica es que debe emplearse como ¨²ltimo recurso, y no como el primero del que se echa mano, y, desde luego, nunca contra los representantes del pueblo. Ser¨ªa deplorable -tras 15 a?os de democracia- que los m¨¦todos policiales fueran los mismos que los empleados contra el diputado socialista Jaime Blanco en 1977, o heredados de los practicados por los antiguos antidisturbios, de infeliz recuerdo.