Los trabajos del Hercules comunitario
Una docena de dificultades dividen a los Doce ante el Consejo Europeo de Edimburgo
El Consejo Europeo, que se reunir¨¢ los pr¨®ximos d¨ªas 11 y 12 en Edimburgo, encontrar¨¢ encima de la mesa la colecci¨®n de dificultades m¨¢s importante acumulada por los europeos pr¨¢cticamente desde el fin de la II Guerra Mundial. Durante 1992, ¨²ltimo a?o antes del mercado ¨²nico, los problemas y las crisis han ido encabalg¨¢ndose, terminando con una ¨¦poca dorada en la que a la erupci¨®n de cada nueva dificultad le correspond¨ªa la resoluci¨®n de otra. As¨ª, en la capital escocesa ser¨¢n exactamente una docena los problemas que requerir¨¢n toda la atenci¨®n de los 12 jefes de Estado y de Gobierno. Doce retos para una Comunidad que deber¨¢ probar si, como H¨¦rcules, tiene el coraje y la fuerza para superar sus mitol¨®gicos trabajos.
1. Ampliaci¨®n. Gran parte del esffierzo comunitario de los ¨²ltimos tres a?os se debe a la necesidad de abrir las puertas de la peque?a Europa de los Doce a la Europa real. El Tratado de Maastricht fue concebido como la profundizaci¨®n previa a la ampliaci¨®n, primero hacia los pa¨ªses de la EFTA (Asociaci¨®n Europea de- Libre Comercio), luego hacia los pa¨ªses centroeuropeos salidos del comunismo. El retraso en la ratificaci¨®n de Maastricht ha llevado a Dinamarca y al Reino Unido a pedir que empiecen ya las conversaciones de adhesi¨®n con Austria, Suecia, Finlandia, Suiza y Noruega. Otro grupo de pa¨ªses, con Espa?a a la cabeza, teme que por la puerta trasera se vaya convirtiendo la CE en una simple zona de libre comercio, y recuerda el compromiso tomado hace medio a?o en Lisboa de exigir la ratificaci¨®n del tratado y la aprobaci¨®n del paquete Delors II como condici¨®n previa. 2. Comisi¨®n Europea. La instituci¨®n comunitaria por excelencia, formada por 17 comisarios, debe renovarse a principios de a?o, en un clima de creciente desconfianza por parte de algunos Estados miembros y de persistentes ataques contra sus iniciativas. Su presidente, el franc¨¦s Jacques Delors, es el principal objetivo de las iras del escepticismo europeo rampante. Y en cada uno de los grandes conflictos siempre se ha elevado alguna voz sugiriendo la conveniencia de su dimisi¨®n. Delors, aunque ha manifestado sus deseos de continuar dos a?os m¨¢s, tiene ante s¨ª dos tentaciones que pueden ser una sola: la de tirar la toalla ante el acoso y derribo permanente y la de dedicarse a la pol¨ªtica francesa, en la perspectiva de unas elecciones presidenciales. Lo que ocurra en Edimburgo ser¨¢ decisivo para despejar el camino del veterano presidente de la Comisi¨®n.3 Reactivaci¨®n econ¨®mica. La inicitiva para reactivar la econom¨ªa es un nuevo invento comunitario, hijo de la recesi¨®n. El diario norteamericano The New York Times lo calific¨® de "big bang Pero se parece m¨¢s a la f¨®rmula de la tortilla sin huevos que a un soberbio proyecto de inversiones p¨²blicas en infraestructuras. A fin de cuentas, la CE se ha propuesto, mediante sus programas de convergencia, reducir el endeudamiento y los d¨¦ficit p¨²blicos. Cualquier proyecto colosal de trabajos p¨²blicos implica ambas cosas: m¨¢s deuda y m¨¢s d¨¦ficit. Se quiere dar un mensaje de confianza y optimismo, dicen voces m¨¢s moderadas. Esto ya cuadra mejor. En cualquier caso, en la cumbre habr¨¢ una gran iniciativa de reactivaci¨®n econ¨®mica que no puede subvertir el orden econ¨®mico establecido y que suscita no pocas pol¨¦micas entre los socios m¨¢s esc¨¦pticos y los m¨¢s voluntaristas.4. Maastricht. La tarea m¨¢s lenta y 1 pesada de cuantas - tiene asignadas el h¨¦roe comunitario tiene como nombre el de una bella ciudad holandesa cuyas murallas presenciaron la muerte del valiente mosquetero D'Artagnan. Los Doce deben, primero, buscar la f¨®rmula jur¨ªdica que permita a los daneses seguir en la CE, ratificando Maastricht bajo sus propias condiciones, pero sin obligar a los otros a renegociar de nuevo el tratado. ?ste ser¨¢ uno de los platos fuertes de la reuni¨®n en la capital escocesa. Resuelto este trabajillo, el Reino Unido podr¨¢ intentar su ratificaci¨®n en los Comunes ¨¢ntes del verano y en los Lores despu¨¦s de la can¨ªcula. La reina no tendr¨¢ luego ning¨²n inconveniente en firmar la ratificaci¨®n, aseguran, imperturbables, los brit¨¢nicos.5. Macedonia. El nombre de la verg¨¹enza comunitaria puede terminar siendo el del viejo reino griego-de Filipo y Alejandro y de la actual rep¨²blica eslava del Sur, que no goza de reconocimiento internacional por el veto sistem¨¢tico de Grecia. Los macedonios disfrutan ahora mismo del bloqueo destinado a castigar a Serbia con mayor rigor que los propios serbios. Mientras no sea reconocida no tendr¨¢ ayuda ni levantamiento del bloqueo. Atenas quiere que se llame Rep¨²blica de Skopie. SkopJe s¨®lo quiere ser Rep¨²blica de Macedonia. Circula la f¨®rmula intermedia de Rep¨²blica Macedonia de Skopje. En Edimburgo habr¨¢ que decidir y ver si la CE deja que sigan muri¨¦ndose de hambre sus ciudadanos, se llamen skopjeses o macedonios. En este conflicto se concentran todas las ambig¨¹edades, dudas y contradicciones que han atenazado a la Comunidad Europea ante la tragedia de los Balcanes.6. Mercado ¨²nico. El 1 de enero de 1993 la CE debe estrenar las cuatro libertades de circulaci¨®n (de bienes, personas, capitales y servicios). Las puertas se abrir¨¢n a medias. Mucho para los capitales, servicios y mercanc¨ªas, bastante menos para las personas. En Edimburgo, los Doce deber¨¢n realizar el ¨²ltimo esfuerzo para terminar con la tarea normativa que culmina el mercado ¨²nico y levantar los ¨²ltimos obst¨¢culos a la libre circulaci¨®n. Los puestos fronterizos seguir¨¢n todav¨ªa unos meses m¨¢s, y en algunos pa¨ªses, como el Reino Unido, para siempre, al decir de sus gobernantes.7. 'Paquete Delors II'. Las perspectivas financieras de la CE llevan el nombre del presidente de la Comisi¨®n. Son el principal escollo en la buena marcha comunitaria. Unos quieren congelar los presupuestos durante tres a?os, mientras que los otros dese¨¢n doblar en Qjnco a?os el gasto en fondos estructurales y de cohesi¨®n. Unos se olvidan de la financiaci¨®n de los compromisos adquiridos en- el Tratado de Maastricht, y otros consideran imprescindible un presupuesto s¨®lido, que garantice la solidaridad comunitaria. Londres encabeza el grupo de las restricciones y Madrid el de los pediguenos.8. Ronda Uruguay del GATT. El acuerdo entre la CE y Estados Unidos, limitando en un 15% la producci¨®n de semillas oleaginosas europeas y en un 21% las exportaciones agr¨ªcolas subvencionadas, ha puesto a Francia a un paso de romper con la Comunidad. Tal ser¨ªa el caso si utilizara el derecho de veto para impedir el acuerdo en la Ronda Uruguay del GATt. El presidente - Fran?ois Mitterrand perder¨ªa con ello toda su autoridad de europe¨ªsta. Todos los temas calientes de este fin de a?o cr¨ªtico quedar¨ªan en nada si los Doce llegan a las manos por un pu?ado de semillas y por las subvenciones al campo.9. Sedes institucionales. La querella de las sedes es la m¨¢s -antigua de todas las que cultiva y conserva la Comunidad. La creaci¨®n de nuevas agencias e instituciones, desde el Instituto Monetario Europeo hasta la Oficina de Marcas, ha resucitado los viejos debates que ocuparon in¨²tilmente el ocio de los propios padres fundadores. El Consejo de Ministros todav¨ªa se re¨²ne tres meses en Luxemburgo y el resto del a?o en Bruselas, y el Parlamento re¨²ne sus comisiones en Bruselas y sus plenarios en Estrasburgo, a la vez que mantiene los servicios de secretar¨ªa en Luxemburgo. La presidencia semestral brit¨¢nica intentar¨¢ arrancar un acuerdo en esta cuesti¨®n delicada, ya que no consigue el consenso en las cuestiones realmente importantes.10. Sistema Monetario. ?ste es un mecanismo ideado para garantizar un tipo de cambio estable entre los socios comunitarios. Su estabilidad durante cinco anos permit¨ªa acariciar el sue?o de una moneda ¨²nica para 1997. En 10 semanas, desde el 16 de septiembre o mi¨¦rcoles negro hasta hoy, dos monedas se han salido del sistema (lira y libra), una ha devaluado dos veces (la peseta) y otra en una ocasi¨®n (el escudo). Se dice que el Sistema Monetario Europeo (SME) no est¨¢ tocado, pero a estas alturas es un sistema de paridades estables que no son estables. Los Doce deber¨¢n discutir qu¨¦ hacen con el SME y ii es posible mantenerlo bajo la presi¨®n insoportable de los altos tipos de inter¨¦s, que sorben capitales y debilitan a las otras monedas europeas. Los brit¨¢nicos no quieren regresar al SME sin reformas profundas, y los alemanes, o, mejor dicho, el Bundesbank, no desean variar nada, ni tipos de inter¨¦s ni SME.11. Subsidiariedad. El Tratado de Maastricht consagra como concepto legal la subsidiariedad, un viejo concepto tomista resucitado por la doctrina social de la Iglesia para explicar el papel subsidiario del Estado respecto a la iniciativa de la sociedad. La presidencia brit¨¢nica de la CE ha intentado utilizarlo para limitar los poderes de la Comisi¨®n Europea y de su presidente, Jacques Delors, bajo el lema de que lo que puedan hacer los Estados no debe hacerlo la Comunidad". La Comisi¨®n y los Gobiernos m¨¢s federalistas defienden, en cambio, que la subsidiariedad significa la toma de decisiones en el nivel m¨¢s adecuado, sean los Estados o sea la propia Comunidad. Las explicaciones sobre la subsidiariedad, como sobre la transparencia, deber¨ªan servir para facilitar la ratificaci¨®n de Maastricht en Dinamarca y en el Reino Unido.12. Transparencia. Los brit¨¢nicos son los principales ap¨®stoles de la transparencia, que debe permitir a los ciudadanos europeos. comprender los beneficios del mercado ¨²nico y de la Uni¨®n Europea. Su preocupaci¨®n no es una frivolidad, dada la complejidad de las instituciones creadas en los 40 a?os de construcci¨®n europea y la dificultad de cualquier ciudadano para entender el intrincado sistema de decisi¨®n en el que participan la Comisi¨®n Europea, el Consejo de Ministros y el Parlamento. Para conseguirla, John Major propuso, primero, que los Consejos de Ministros decisivos, como instituci¨®n legislativa, se reunieran en p¨²blico y con las c¨¢maras de televisi¨®n, como sucede con los parlamentos. Luego, arrugado ante las cr¨ªticas de los otros socios, ha terminado proponiendo que antes de cada presidencia semestral el Consejo exponga su programa de actuaci¨®n en p¨²blico.
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