"Mat¨¦ la portada de un disco, Yoko"
El asesino de John Lennon dic¨¦ que dispar¨® contra una imagen, no contra una persona
Mark David Chapman, el hombre que el 8 de, diciembre de 1980 asesin¨® a John Lennon, ha declarado en una entrevista concedida a la cadena norteamericana ABC que en el momento en el que decidi¨® matar al m¨²sico pensaba que Lennon merec¨ªa morir por haber traicionado el idealismo de los a?os sesenta, y que no era consciente de estar disparando contra una persona real, sino contra la imagen que aparec¨ªa en la portada de un disco.Poco antes de que se cumplan 12 a?os del d¨ªa que se apost¨® frente al edificio Dakota de Nueva York para disparar contra el ex beatle, provocando as¨ª una conmoci¨®n entre los millones de seguidores del artista, Chapman ha concedido su primera entrevista televisiva para explicar los motivos que le llevaron a asesinar al ex miembro de Los Beatles. "Por favor, enti¨¦ndeme, Yoko", dice ante la c¨¢mara. "No estaba matando a un ser real, mat¨¦ una imagen, mat¨¦ la portada de un disco", explica, antes de a?adir aparentemente arrepentido: "Hay ya suficientes desgracias en el mundo, y con mi estupidez caus¨¦ un dolor del tama?o del Titanic".
Desde la prisi¨®n de Attica, situada al norte del Estado de Nueva York, donde cumple sus 20 a?os de condena, el discurso de uno de los hombres m¨¢s despreciados por los amantes de la m¨²sica est¨¢ repleto de inquietantes recuerdos. En su entrevista con la periodista Barbara Walters, explic¨® que hab¨ªa sido un ni?o maltratado, un adolescente solitario que se inventaba amigos imaginarios y un hombre con tendencias suicidas que lleg¨® a identificarse por encima de cualquier sentido de la racionalidad con el protagonista de la novela de J. D. Salinger El guardi¨¢n entre el centeno. De hecho, durante las investigaciones posteriores al asesinato se demostr¨® que durante las 48 horas que precedieron a los hechos Chapman repiti¨® mim¨¦ticamente todos los pasos del protagonista de esta obra antes de disparar a Lennon.
El aspecto de pulcro bur¨®crata de Chapman contrasta con la turbadora mirada que atraviesa sus grandes gafas. Chapman, que reconoce haberse sentido a menudo como "un gran don nadie", es ahora un convicto famoso que se sienta en la celda con las manos cruzadas, como si estuviera asistiendo a un consejo de administraci¨®n, frente a una mesa salpicada por libros y discos del hombre al que asesin¨® hace casi 12 a?os.
El preso, de 37 a?os, explic¨® que hab¨ªa estado pose¨ªdo por demonios, pero que finalmente hab¨ªa conseguido expulsarlos de su cuerpo gracias a los exorcismos de un sacerdote. "Era algo real, y cuando ese tipo de cosas sal¨ªan de dentro de m¨ª pod¨ªa sentir c¨®mo brotaban desde mi boca. Eran distintas personalidades con diferentes voces e idiomas", explica a una de las m¨¢s importantes periodistas norteamericanas.
El hombre, cuya petici¨®n de libertad condicional se estudiar¨¢ dentro de ocho a?os, hizo incapi¨¦ en su regeneraci¨®n como individuo y en su profunda religiosidad: "Acab¨¦ con la vida de un genio, con el marido de alguien, con el padre de alguien. No espero que me perdonen. No lo estoy pidiendo. Pero lo siento, y realmente significa que lo siento".
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