Espejos de la mirada
Nace la configuraci¨®n de esta muestra de un modo accidental. Concebida inicialmente como estricta presentaci¨®n de una carpeta de grabados y de sus estudios preparatorios, se ha visto finalmente completada por un reducido conjunto de pinturas pertenecientes a la producci¨®n ¨²ltima de Dar¨ªo Basso.Sin embargo, al mencionar las peripecias que hacen de ¨¦sta una exposici¨®n de naturaleza h¨ªbrida, no quiero, en modo alguno, inducir a la idea de que se trata de una cita menor. Bien al contrario, la suma de factores desdobla el inter¨¦s, inherente a cuanto acompa?a a una de las personalidades m¨¢s intensas y sugerentes de nuestra jovenpintura, y que quedaba plenamente justificado de por s¨ª, como veremos, por el fascinante ciclo de aguafuertes que originaron el proyecto.Maneras m¨¢s ¨¢cidas
Dario Basso
Galer¨ªa Antonio Mach¨®n. Conde de Xiquena, 8. Madrid. Hasta el 23 de diciembre.
En ese sentido, los cuadros expuestos introducen un valor a?adido, anticipando una visi¨®n puntual del tono que marca la evoluci¨®n m¨¢s reciente del hacer de Dar¨ªo Basso y que, a mi entender, parece indicar un deslizamiento hacia maneras algo m¨¢s ¨¢cidas en la traducci¨®n material de su poderoso universo imaginario. Con todo, el verdadero centro de gravedad de la exposici¨®n sigue presidido por el territorio que delimitan los trabajos que nos describen el proceso de invenci¨®n de los grabados.
De los ojos que pueblan las alas de tronos y serafines al alado ojo del emblema de Le¨®n Battista Alberti, de Horapollo a Ledoux, Redon o Magritte, una larga tradici¨®n avala la fortuna de esa poderosa met¨¢fora visual -nunca mejor dicho- del ojo singularizado, et¨¦reo, flotando, solitario o formando constelaciones, en el espacio. Jerogl¨ªfico m¨ªstico o moral es al tiempo, en sus resonancias m¨¢s libres, una tentaci¨®n iconogr¨¢fica que parece creada en honor de la propia pintura, un arte, entre todos, que nace del ojo y s¨®lo al ojo habla.
Por su misma ambivalencia simb¨®lica -entre los terrenos del mito y los de la propia pr¨¢ctica-, era, por supuesto, un tema susceptible de encontrar con facilidad su medio natural en un universo como el de Basso, hecho tambi¨¦n de una mater¨ªa en la que se confunden, como una misma cosa, ecos de distantes tradiciones y el lenguaje m¨¢s espec¨ªfico de la pintura. De hecho, los ojos que presiden este ciclo ten¨ªan ya un antecedente directo, aunque de expresi¨®n m¨¢s equ¨ªvoca, en muchos de esos c¨ªrculos lechosos que pueblan, como cuerpos estelares, los nocturnos espacios de su obra anterior. Las met¨¢foras oculares en las que ahora se concretan, como espejos m¨ªsticos de nuestra propia mirada, no hacen sino desvelar, en ese sentido, una certeza latente.El anhelo de Elliot
Tal parece como si Dar¨ªo Basso se hubiera limitado a conceder, con ese tr¨¢nsito, el anhelo expresado por el verso de Elliot: "...A no ser que reaparezcan los ojos como la estrella perpetua... ".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.