Un cuento de hadas moderno con amargo final
La incompatibilidad de caracteres acab¨® con el matrimonio de los pr¨ªncipes de Gales
Cuando, a los 20 a?os de edad, lady Diana Spencer descend¨ªa de la carroza de cristal con el rostro lleno de timidez y sonrisas, se ajust¨® su traje de novia de color marfil, que hab¨ªa sufrido un peque?o desgarro dentro de la carroza. Luego se recompuso y desfil¨® del brazo de su padre a lo largo del pasillo central de la catedral de San Pablo, con su cola de varios metros de longitud tras ella. Con los ojos de 750 millones de personas de todo el mundo clavados sobre la novia, la ex maestra de guarder¨ªa, con su aspecto de colegiala, estaba protagonizando un cuento de hadas.
Ning¨²n acontecimiento desde la coronaci¨®n de la reina Isabel hab¨ªa prendido tan profundamente en el coraz¨®n de la naci¨®n, dice el diario londinense The Independent. Ahora, con la separaci¨®n de los Pr¨ªncipes de Gales se esfuma el cuento de hadas.Las im¨¢genes de aquella ceremonia fueron el orgullo de los brit¨¢nicos, que en aquel caluroso d¨ªa de julio hicieron largas colas desde horas muy tempranas para ver la boda del heredero de la corona inglesa.
El pr¨ªncipe Carlos, que por entonces ten¨ªa 31 a?os, hab¨ªa elegido a una jovencita de 20, t¨ªmida, ingenua y de sangre azul, como esposa y futura reina de Inglaterra.
Era lady Diana Spencer, hija del conde de Spencer, que conoc¨ªa al pr¨ªncipe Carlos porque su padre hab¨ªa sido ayudante de la soberana brit¨¢nica y porque una de sus hermanas hab¨ªa tenido un idilio con el heredero de la corona.
Carlos, el soltero m¨¢s deseado por las mujeres ricas de todo el mundo, era para lady Diana el hombre de su vida, el que ella cre¨ªa que le dar¨ªa la felicidad eterna, como destacaban ayer algunos diarios londinenses al recordar los once a?os de matrimonio de los Pr¨ªncipes de Gales.
Diana lleg¨® a cautivar a millones de jovencitas con su vestido de boda de raso blanco, escote de pico, grandes volantes y mangas de farol, modelo que fue imitado por muchas novias de todo el mundo.
Pese a que los pr¨ªncipes de Gales ten¨ªan gustos muy distintos, la pareja parec¨ªa perfecta y su felicidad eterna, pero sus temperamentos dispares y sus inclinaciones no pudieron hacer realidad ese deseado matrimonio para toda la vida.
Mientras la princesa Diana apenas ten¨ªa estudios y prefer¨ªa los conciertos de m¨²sica pop a los de m¨²sica cl¨¢sica, el pr¨ªncipe Carlos, que se hab¨ªa educado en la Universidad de Cambridge, se interesaba por la antropolog¨ªa, la arquitectura y la jardiner¨ªa.
Sin embargo, esas diferencias no parec¨ªan entonces un obst¨¢culo, y buena prueba de ello eran las im¨¢genes de los primeros a?os felices de la pareja, como las fotograf¨ªas en que aparec¨ªan bes¨¢ndose en p¨²blico, reflejo aparente de que el matrimonio parec¨ªa bastante s¨®lido.
Guillermo y Enrique
En 1982, la princesa Diana cumpli¨® con su obligaci¨®n m¨¢s importante: dar a luz al pr¨ªncipe Guillermo y asegurar as¨ª la sucesi¨®n al trono. Dos a?os m¨¢s tarde nac¨ªa el pr¨ªncipe Enrique. Ya en ese a?o, se dice que la princesa hab¨ªa realizado alg¨²n intento de suicidio. Cuando estaba embarazada de tres meses de Guillermo, se arroj¨® por las escaleras del palacio de Sandringham, donde la familia real suele pasar las vacaciones de Navidad, despu¨¦s de que el pr¨ªncipe Carlos ignorara sus requerimientos de comprensi¨®n y cari?o algo que hab¨ªa sido palpable en los primeros meses del matrimonio.
Cuando naci¨® Guillermo, Carlos pareci¨® tomarse con inter¨¦s su papel de padre, pero pronto comenzaron las discusiones matrimoniales sobre el modo de educar a los dos hijos. ?l quer¨ªa que los ni?os fuesen cuidados por su antigua ni?era, y tambi¨¦n pensaba que les deber¨ªa educar en sus primeros a?os una institutriz en el palacio de Kesington. La princesa, por su parte, quer¨ªa que los ni?os fuesen a una escuela como cualquier otro ni?o y que se les ahorrase la espartana educaci¨®n que hab¨ªa sufrido el pr¨ªncipe Carlos.
La prensa no tard¨® mucho en resaltar los gustos tan diferentes de la pareja que, en buena medida, han contribuido a su separaci¨®n. En 1987, Diana y Carlos pasaron separados, por primera vez, su aniversario de boda. Los peri¨®dicos brit¨¢nicos ya se encargaron de airear con pelos y se?ales que los Pr¨ªncipes de Gales viv¨ªan vidas separadas, sobre todo cuando Carlos se fue solo al castillo de Balmoral, en Escocia, dejando a su familia en el palacio de Kensington. La pareja estuvo un mes sin verse, y cuando volvieron a encontrarse en un acto oficial en Gales, el pr¨ªncipe Carlos se port¨® como si su mujer no existiese. El aislamiento mutuo saltaba a la vista.
Tres a?os m¨¢s tarde, el heredero de la corona viaj¨® solo a Francia, momento en que se empez¨® a rumorear que la pareja atravesaba por algunos problemas.
Pero s¨®lo cuando Arthur Morton public¨®, en junio de este a?o, el libro Diana: Su verdadera historia todo el mundo pudo enterarse de los detalles de la crisis matrimonial de los pr¨ªncipes.
Con entrevistas a amigos de Diana, Morton hizo saber en su libro que la princesa era infeliz y que hab¨ªa intentado suicidarse en varias ocasiones.
Acusaba, adem¨¢s, al pr¨ªncipe Carlos de ser un padre y un esposo indiferente y de tener un idilio con su antigua novia Camila Parker Bowles, actitudes que, seg¨²n Morton, motivaron el distanciamiento del matrimonio. En otra ocasi¨®n Diana confes¨®: "Me ignora continuamente y lo viene haciendo desde hace mucho tiempo".
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