Satisfacer al Reino Unido

La cumbre ten¨ªa sobre la mesa dos asuntos que pasaron a segundo plano del inter¨¦s general en. el curso de la acalorada disputa sobre las exenciones reclamadas por Dinamarca para permitir que la Comunidad Europea siguiera adelante sin traumas y sobre el rengl¨®n presupuestario, convertido en cuesti¨®n de todo o nada por los cuatro pa¨ªses de la cohesi¨®n a cuya cabeza se coloc¨® Espa?a. Susbsidiariedad y transparencia son, sin embargo, cuestiones capitales para que los brit¨¢nicos den su s¨ª a Masstricht. As¨ª como los daneses creen estar ahora en condiciones de aceptar Maastricht con mayo como fecha l¨ªmite, el Reino Unido no se ha comprometido a ning¨²n calendario y a John Major le corresponde ahora convencer a sus compatriotas de que ha conseguido salvaguardias contra lo que ellos perciben como el insaciable centralismo de Bruselas.

Subsidiariedad. El Tratado de Maastricht convirti¨® en concepto justiciable este principio de la doctrina social de la Iglesia cat¨®lica, que implica afinar bien sobre qui¨¦n debe tomar las decisiones, el Estado o la Comunidad Europea. La presidencia brit¨¢nica lo convirti¨® en caballo de batalla en su pugna por recortar los poderes de la Comisi¨®n Europea. Al fin ha quedado en una, declaraci¨®n pol¨ªticamente inofensiva sobre el m¨¦todo de toma de decisiones y en el prop¨®sito de evitar normas in¨²tiles o incluso objeto de rechifla.

Transparencia. Ha sido una de las palabras sortilegio de la presidencia semestral brit¨¢nica. Todo en la CE debe ser m¨¢s transparente a partir de ahora, para evitar que el ciudadano perciba la Comunidad como algo alejado y ajeno. La receta de la transparencia implicar¨¢ que, a partir de ahora, algunos Consejos de Ministros de la CE se celebren abiertos al p¨²blico, y que en determinadas circunstancia se publiquen los resultados de las votaciones. Tambi¨¦n se han dictado instrucciones para que la legislaci¨®n de la CE sea m¨¢s clara, simple y accesible por parte de los ciudadanos.