El poder de las ra¨ªces etnicas
Arthur Miller describe en su autobiograf¨ªa como, siendo ni?o, jugaba "orgulloso" con un casco de soldado alem¨¢n que su t¨ªo le hab¨ªa tra¨ªdo de la I Guerra Mundial. "Mi abuelo hablaba el alem¨¢n de la regi¨®n de Varsovia, y de Viena, donde ¨¦l hab¨ªa vivido durante alg¨²n tiempo. ?l era muy alem¨¢n. Ten¨ªa un peque?o bigote e imitaba al emperador Francisco Jos¨¦. Lo alem¨¢n flotaba, entre nosotros, en el aire. Cuando fui a Viena por vez primera hace a?os, tuve la sensaci¨®n de haber estado ya all¨ª. Alemania era, antes de la 1 Guerra Mundial, la cima de la cultura. Los franceses eran antisemitas. Los alemanes, no. Eran demasiado inteligentes, demasiado cultos. Era el pueblo m¨¢s civilizado de Europa. Al menos, ¨¦se era el mito".Miller, que cree que Ios alemanes siguen sin descubrir c¨®mo son realmente y que se definen principalmente por lo que no son", califica de estupendo el que de miles de alemanes protesten en las calles contra los atentados antisemitas, aunque dice que la direcci¨®n pol¨ªtica se comporta de "modo lamentable". ?Hay que reaccionar contra esta gente fascista?, dice Miller, quien considera que hay que responder de la misma manera que se hizo contra el terrorismo de izquierdas en los a?os setenta.
La identificaci¨®n ¨¦tnica
Sobre el ¨¦xito de los partidos derechistas en toda Europa, Miller lo considera una se?al de que las sociedades se est¨¢n desmoronando. "Ello significa que nada funciona ya, excepto la identificaci¨®n ¨¦tnica, y eso supone un retroceso hasta un nivel de organizaci¨®n muy primitivo. El ejemplo estadounidense es bastante ¨²nico, porque hemos creado el primer Estado plurinacional moderno desde la ¨¦poca del imperio Romano. Y lo hicimos sin reflexionar apenas sobre lo que supon¨ªa. A diferencia de Roma, cada persona, al menos sobre el papel, tiene los mismos derechos civiles. El otro lugar donde se intent¨® fue en Yugoslavia y actualmente se fragmenta en sus componentes ¨¦tnicos. La pertenencia ¨¦tnica constituye el ¨²ltimo basti¨®n de la mente pol¨ªtica contra el caos. Por ello es tan atractiva. ?F¨ªjese en la sociedad brit¨¢nica! Est¨¢ en bancarrota. No tiene ya futuro. Ahora esperan que les rescaten los japoneses, porque les construyen un par de f¨¢bricas de aut¨®m¨®viles. Los franceses est¨¢n un poco mejor, porque siempre han tenido una econom¨ªa agraria poderosa".
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