La Legi¨®n dobla la guardia en sus cuarteles en Bosnia y celebra la Nochebuena entre alambradas
ENVIADO ESPECIAL "Primero pega un tiro, luego pega un ca?onazo. Del primero no me asusto, del segundo no me rajo. Pero mira c¨®mo bajan los bosnios de la sierra, pero mira c¨®mo bajan llenitos de cerveza. Tiran y tiran y vuelven a tirar, a m¨ª to me la pela y aqu¨ª no pasa na". El villancico, compuesto por el sargento Lozano y el cabo Gonz¨¢lez Garc¨ªa, durante una agitada guardia, ameniz¨® la Nochebuena de los soldados espa?oles en Jablanica, a 85 kil¨®metros de Sarajevo. La del 24 fue realmente una noche de paz, tras una semana de sobresaltos nocturnos,con bombas y r¨¢fagas de metralleta.
El teniente coronel Alfonso Armada, jefe del destacamento, tom¨® todas las medidas posibles para que nada alterara la celebraci¨®n. La cena, que habitualmente se sirve en el hotel del pueblo, se traslad¨® al interior del campamento, bajo tres tiendas de campa?a, donde 160 legionarios y paracaidistas dieron cuenta de nueve corderos y 80 kilos de cigalas. Los 28 soldados de guardia permanecieron todo la noche en alerta, parapetados tras la alambrada de espino y los sacos terreros."Quiero deciros que me ten¨¦is impresionado", acert¨® a manifestar el coronel Eduardo Ramos, jefe del Tercio de la Legi¨®n de Melilla, invitado especial a la cena. "No tengo palabras para expresar lo que siento. No me quiero volver sentimental, hoy es una noche de alegr¨ªa y s¨®lo quiero transmitiros lo que tengo por dentro. No quiero cansar, ni puedo deciros que yo represente a vuestra familia. Me gustar¨ªa poder ser vuestro padre, vuestra madre, lo otro ya no lo digo... Os deseo una feliz Navidad. Hoy me siento orgulloso de pertenecer al Ej¨¦rcito espa?ol".
La verdadera fiesta, sin embargo, estaba en el descampado donde por la tarde se instalaron dos tel¨¦fonos para llamar a casa a trav¨¦s del sat¨¦lite Hispasat. La mayor¨ªa aguant¨® una hora a la intemperie para hablar cinco minutos con la familia, pero bastantes no lo consiguieron. "Te voy a mandar a Espa?a para que repitas el curso de transmisiones", recrimin¨® cordialmente Armada al oficial encargado del tel¨¦fono. "Le juro que el sat¨¦lite funciona, mi teniente coronel, el problema es de Telef¨®nica, que tiene saturadas las l¨ªneas en Espa?a", se defend¨ªa.
El jolgorio empez¨® por la tarde en el botiqu¨ªn, con el reparto de los paquetes llegados desde Espa?a en el H¨¦rcules del d¨ªa 23. Algunas cartas y muchas cajas con turr¨®n, mantecados y botellas de champa?a. "El que tenga dos paquetes, con que deje uno para el capit¨¢n es suficiente", bromeaba un oficial. "Tenemos m¨¢s alcohol que suero", repet¨ªa un militar de farmacia mostrando una impresionante hilera de vinos y licores.
Pocos feligreses
Menos ¨¦xito tuvo la misa que, bajo otra tienda, ofici¨® en lat¨ªn el p¨¢rroco de Jablanica, Aloirije Bosnjiak. Apenas 20 devotos escucharon su homil¨ªa, en la que agradeci¨® a los espa?oles "la labor de paz que est¨¢n realizando, especialmente en estas fechas, en que se siente m¨¢s estar lejos de casa". Despu¨¦s, en la cantina del campamento, atestada de soldados, disculpar¨ªa diplom¨¢ticamente la escasez de practicantes entre tanto creyente: "Imagino que ten¨ªan otras cosas que hacer".
No era f¨¢cil evadirse de la fiesta, pero algunos intentaban olvidar que era 24 de diciembre. "Para m¨ª, hoy no es Nochebuena. La Nochebuena ser¨¢ en abril, cuando vuelva a casa. Los vec?nos se quedar¨¢n alucinados de oirme cantar villancicos en pirimavera", dec¨ªa el cabo paracaidista Carlos Mil¨¢n. Entre hirnnos legionarios, brindis sucesivos, chistes procaces y ruidosas risotadas fue avanzando la madrugada, g¨¦lija como pocas. En opini¨®n de los legionarios, lo mejor para no pasar fr¨ªo es no saber la temperatura. As¨ª que prescinden de term¨®metro.
Antes de retirarse, el teniente coronel recorri¨® los puestos de guardia, felicitando las fiestas ypidiendo novedades. Todo tranquilo. "Han muerto varios vecinos en el frente, luchando contra los serbios y los ¨¢nimos paracen haberse serenado", explicaba el teniente Machuca. Una patrulla fue recogiendo a los que hab¨ªan empinado de m¨¢s el codo e invit¨¢ndoles, contu nden temen te cuando fue preciso, a marcharse a la cama.
Dentro de las tiendas, al calor de las cachondas, los ca?ones de aire caliente, continu¨® por alg¨²n rato la serenata: "Pero mira c¨®mo bajan los bosnios de la sierra, pero mira como bajan llenitos de cerveza. Tiran y tiran y vuelven a tirar. A m¨ª to me la pela y aqu¨ª no pasa n¨¢. Aqu¨ª se acaba la historia de una guardia en Jablanica. Hace un fr¨ªo que pela, te echo de menos Melilla".
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