Noruega, demasiadas razones para el 'no'
M¨¢s de la mitad de los votantes del pa¨ªs n¨®rdico rechazan su integraci¨®n en la CE
El Gobierno noruego da pasos decididos hacia la integraci¨®n europea. El pasado trimestre, el Parlamento ratific¨® el Espacio Econ¨®mico Europeo y solicit¨® formalmente la adhesi¨®n a la CE. Pero la opini¨®n p¨²blica recela de Europa. El ¨ªndice de paro, el de ocupaci¨®n femenina y los beneficios sociales que lo hacen posible, las ayudas a .la agricultura y la severa conciencia ecol¨®gica son aspectos en los que los noruegos se sienten muy por delante. La primera ministraja laborista Gro Harlem Brundtlandl- reconoce que tiene ante s¨ª "una dificil tarea". Son demasiadas razones para el no. Las ha recogido sobre el terreno un enviado especial de EL PA?S.
Tambi¨¦n hay razones para el s¨ª. La producci¨®n de gas natural y petr¨®leo va naturalmente dirigida a Europa. Por ello, Noruega siente la necesidad de participar en la elaboraci¨®n de la pol¨ªtica energ¨¦tica comunitaria.Adem¨¢s, el discurso oficial insiste en que el pa¨ªs no desarrollar¨¢ una industria competitiva y ser¨¢ un mero exportador de materias primas si se mantiene fuera de la CE. Noruega s¨®lo conservar¨¢ su eficiente sistema de servicios. Pero, para superar con ¨¦xito un refer¨¦ndum sobre la adhesi¨®n a la CE, "nunca antes de 1994 o l995", Brundtland debe convencer a m¨¢s de la mitad de sus conciudanos que hoy se oponen al ingreso.
En 1972, la sociedad noruega vivi¨® una profunda conmoci¨®n cuando rechaz¨® en refer¨¦ndum la adhesi¨®n pactada a la CE. Hoy, los poco m¨¢s de cuatro millones de noruegos son mucho m¨¢s ricos que entonces. La superficie media de una vivienda es de 200 metros cuadrados, el impuesto sobre el valor a?adido acaba de elevarse hasta un 22,5% y el consumo el¨¦ctrico per c¨¢pita es 25 veces superior al alem¨¢n. Los noruegos no tienen ninguna prisa por asociarse con pa¨ªses m¨¢s pobres y menos avanzados social y ecol¨®gicamente.
El ministro de Pesca, Jan Henry Olsen, no oculta su oposici¨®n al ingreso en la comunidad, pero ya que el partido y el Parlamento han decidido apoyar la adhesi¨®n, luchar¨¢ por defender los ricos caladeros noruegos: "Al C¨¦sar lo que es del C¨¦sar", dice vehemente. Olsen dice que defender¨¢ los modos de vida tradicionales y asegura que no le preociapan los competidores, pero explica que no. renunciar¨¢ al control de capturas que ha permitido a Noruega un- notable aumento de las reservas pesqueras.
Precisamente en su sector se da una curiosa paradoja. Es el caso del salm¨®n. El pescado criado est¨¢ gravado con un impuesto del, 2% para su exportaci¨®n a la CE, pero el procesado (ahumado, por ejemplo) sufre una tasa del 18%. El resultado es que la industria procesadora est¨¢ radicada en Dinamarca.
El secretario de Estado para Asuntos Sociales explica que los noruegos no son "europeos en el fondo del alma". Frisch cifra la tasa de desempleo actual en cerca del 7%, la m¨¢s alta desde la II Guerra Mundial, y explica que "muchos noruegos temen una invasi¨®n de trabajadores extranjeros del sur de Europa". Frisch a?ade que para muchos ciudadanos de tradici¨®n luterana supone un problema que-se deba renunciar al monopolio del alcohol, que s¨®lo se sirve en 110 tiendas propiedad del Estado.
Otros son m¨¢s directos. Es el caso de un profesor de Econom¨ªa para posgraduados en Oslo: "Mi madre me ense?¨® a odiar a los alemanes, ?c¨®mo voy a federarme con ellos?". Gro Harlem no cree que la presidencia danesa beneficie las negociaciones de adhesi¨®n de los pa¨ªses n¨®rdicos a la CE. "Dinamarca no va a jugar sucio", dice.
Aunque est¨¢ convencida de que ser¨ªa positivo para Europa que Noruega, Suecia y Finlandia formaran parte de la comunidad, asegura que cada pa¨ªs n¨®rdico ha solicitado el ingreso en momentos diferentes atendiendo a "realidades nacionales diversas".
La gran prueba sobre la evoluci¨®n de la realidad nacional de su pa¨ªs ser¨¢n las pr¨®ximas elecciones, que se celebrar¨¢n en octubre de 1993.
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