S¨®lo el 8% de los denunciados por los 'guardias verdes' en la zona suroeste ha pagado la multa
Los hombres del Servicio de Protecci¨®n a la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) se reparten la Comunidad de Madrid en cinco zonas, cada una con una patrulla. La patrulla del suroeste se compone de cinco miembros: un cabo primero y cuatro guardias, dos prestados por otras unidades y no directamente formados en la protecci¨®n del medio ambiente.
Esta patrulla, con un Nissan Patrol y tres Enduros de 350 cent¨ªmetros c¨²bicos, cubre un ¨¢rea que llega desde los bosques pantanos de San Mart¨ªn de Valdeiglesias hasta los pol¨ªgonos industriales de M¨®stoles, Humanes, Fuenlabrada o Getafe. En las 37 poblaciones de la zona vive m¨¢s de un mill¨®n de personas, y muchas de ellas creen que no es punible cambiar el aceite del coche en cualquier lado, construir en el cauce de un r¨ªo contaminarlo de vertidos o cazar sin licencia y con malas artes.
Las infracciones son m¨²ltiples. Hace dos a?os, cuando el Seprona no exist¨ªa, la Guardia Civil de los cuarteles asentados en estas localidades apenas impon¨ªa multas por razones ecol¨®gicas. Esta patrulla firm¨® el a?o pasado casi 150 sanciones y este ejercicio ha llegado a 500.
Los afectados no contestan
El problema no es su actuaci¨®n, que ellos reconocen todav¨ªa in suficiente, sino la inoperancia en la resoluci¨®n de las multas. El cabo primero Jos¨¦ Aguado, que dirige la patrulla, asegura que s¨®lo tiene constancia de que 95 de esas sanciones hayan sido recibidas por los interesados ¨²nicamente 40 han sido resueltas con una recaudaci¨®n que supera los 1,5 millones de pesetas.El acuse de recibo de la sanci¨®n no llega a su destino o, sencillamente, la entidad afectada -fundamentalmente la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del Tajo en lo referente a contaminaci¨®n de r¨ªos o construcciones ilegales en sus m¨¢rgenes- no se da por aludida. Los jueces, adem¨¢s, tienen poca experiencia sobre asuntos ecol¨®gicos.
La patrulla suroeste del Seprona ha firmado en 1992 unas 500 denuncias: 2 por incumplimientos a la ley de montes, 20 por residuos t¨®xicos, 30 por acampadas ilegales, 40 contra la Ley de Aguas, 60 por verter, quemar o tirar escombros y residuo s¨®lidos urbanos, 160 por vulnerar la ley de caza y tambi¨¦n 25 por infringir las normas de circulaci¨®n. "Porque nosotros somos ante todo guardias civiles", dice Aguado para justificar la filosof¨ªa de un trabajo casi ecologista, que choca con la imagen tradicional de este cuerpo militar.
Entre las 14 actas en las que han recriminado la exposici¨®n p¨²blica -en bares o restaurantes- de animales protegidos Figura la recuperaci¨®n de un puma (en un establecimiento hostelero de Alcorc¨®n) o de un oso pardo (en Navalcarnero).
La patrulla funciona sobre el terreno unas 48 horas semanales, por lo que sus miembros perciben unos sueldos que rondan las 150.000 pesetas al mes. Tienen su base en Getafe. Durante sus trayectos -una vez al mes en helic¨®ptero- observan de todo, y, en teor¨ªa, no hacen distinciones. Esta "imparcialidad a la hora de denunciar" que destacan numerosos vecinos de la zona les ha supuesto m¨¢s de un disgusto.
Entre Navalcarnero, Brunete, Sevilla la Nueva, Arroyomolinos y Gri?¨®n hay muchos cotos de caza, algunos con propietarios tan importantes como grandes bancos, miembros de la alta sociedad y de la aristocracia, cuyos nombres el cabo se reserva. Vigilan unos 150 cotos. Sus due?os est¨¢n obligados a permitirles el acceso a estas fincas, dejando las puertas abiertas o facilit¨¢ndoles una llave. Esto les permite entrar por sorpresa y pillar a los cazadores utilizando artes ilegales -como la del hur¨®n que hace salir de sus madrigueras a los conejos- o matando en plena veda.
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