Centenares de muchachos del este de Europa se prostituyen en Amsterdam
"En dos horas gano m¨¢s dinero aqu¨ª que en un mes de trabajo en Checoslovaquia" asegura Robert, un joven de 18 a?os que se prostituye en Amsterdam por unas 11.000 pesetas la hora. Robert forma parte del grupo de varios centenares de j¨®venes venidos tambi¨¦n de Polonia y Rumania que operan ahora en calles y clubes de la capital holandesa.
Proceden en su mayor¨ªa de lugares remotos en su pa¨ªs y desconocen la existencia del sida. No les mueve la droga, sino la compra de bienes de consumo. Su presencia ha engrosado las listas de los 10.000 contactos homosexuales pagados registrados al mes en la ciudad.Esta cifra, ofrecida por el programa Nova de la televisi¨®n p¨²blica, es matizada por el Ayuntamiento de Amsterdam. Seg¨²n sus datos, la prostituci¨®n homosexual incluye a un centenar de personas en la calle y 10 clubes. "El mercado no es tan amplio. S¨ª, es cierto que desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn j¨®venes del este de Europa se trasladan en gran n¨²mero a otros pa¨ªses cercanos para ejercer la prostituci¨®n. Esperan ganar dinero con rapidez", se?alan a EL PA?S sus portavoces. Ante tal situaci¨®n y su ignorancia de las enfermedades que pueden contraer, la Comisi¨®n Nacional contra el Sida ha pedido que se mantengan los fondos para su prevenci¨®n.
Para los asistentes sociales que tratan de ayudar a los reci¨¦n llegados, su n¨²mero aumenta y prefieren evitar los consejos sanitarios que les ofrecen. Dicha actitud ha sido observada sobre todo en las calles. All¨ª las tarifas son inferiores (cerca de las 10.000 pesetas) a las solicitadas en los clubes homosexuales. Seg¨²n sus previsiones, si la llegada masiva de estos j¨®venes contin¨²a, dentro de dos a?os el alto ¨ªndice de sida ocultar¨¢ la labor preventiva efectuada hasta ahora. Y no porque los viajeros del Este est¨¦n en Holanda mucho tiempo. Al contrario, agotan los tres meses de su visado de turistas y vuelven a casa. Otro compatriota ocupa su lugar.
Trabajo sin riesgos
"S¨®lo podemos informarles para que trabajen sin riesgos", apuntan en el consistorio. "La prostituci¨®n no es punible en Holanda porque el uso del propio cuerpo es privado y libre. Pero no puede ejercerse en cualquier lugar. S¨®lo en zonas delimitadas, como, por ejemplo, detr¨¢s de la estaci¨®n central de ferrocarril en Amsterdam". Las conocidas ventanas con luces rojas del barrio chino no est¨¢n permitidas, pero su existencia es tolerada siempre que no haya des¨®rdenes. Tampoco los burdeles son legales. Sin embargo, existen, y en ellos trabajan algunos j¨®venes del este de Europa. "En 1994 ser¨¢ modificado el C¨®digo Penal y podremos imponer condiciones a escala local. Los clubes obtendr¨¢n licencia si no crean problemas y cooperan para evitar la transmisi¨®n de enfermedades. Sus due?os ser¨¢n perseguidos si fuerzan a la prostituci¨®n o trafican con menores".El norteamericano William Higgings, director de uno de ellos, no tuvo inconveniente en dejarse filmar. Las c¨¢maras siguieron una de sus jornadas, donde compr¨® y prepar¨® la cena para sus pupilos. Repleto de acuarios, su club acoge a varios novatos que asisten a las sesiones informativas sobre sexo seguro. Higgings dirigi¨® 90 pel¨ªculas porno antes de abrir el local en Amsterdam. Para ¨¦l, "los muchachos del Este no vienen en busca de fondos para costear una adicci¨®n a las drogas. Les mueve la compra de autom¨®viles o incluso de lavadoras para sus madres", objetos que en su pa¨ªs tardar¨ªan a?os en adquirir.
"El fen¨®meno es m¨¢s general de lo que parece. No afecta s¨®lo a Holanda, aunque Amsterdam pueda tener cierta fama", reconoce su Ayuntamiento.
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