El chupac¨¢maras
Est¨¢ claro que la Administraci¨®n de Bush ha querido legar a Clinton una herencia similar a la del desembarco en la bah¨ªa Cochinos (Cuba). Entonces fue la CIA, dirigida por la familia Dulles (en el sentido m¨¢s amplio de la palabra), la que traspas¨® a Kennedy la duda hamletiana de asumir o no asumir un desembarco en Cuba para derrocar a Castro. No hab¨ªa condiciones objetivas ni subjetivas, como se llamaban entonces, a las circunstancias y Castro sali¨® victorioso del lance. Ahora se mascaba la voluntad de pelea de Bush contra Sadam Husein, con informaciones filtrad¨ªsimas por el ojo de la cerradura de la CNN y fast food informativo equivalente. Seg¨²n parece, las temibles rampas de lanzamiento estaban donde est¨¢n desde, los tiempos de Maricasta?a, m¨¢s obsoletas que el rayo de la muerte del Profesor Svintus, de las Aventuras de Roberto Ak¨¢zar y Pedr¨ªn.
Pero las bater¨ªas informativas del Gran Hermano del Norte se han puesto en movimiento y ah¨ª est¨¢, ah¨ª, est¨¢ la Puerta de Alcal¨¢ y todo el editorialismo al servicio de Bush intentando intoxicar al p¨²blico sobre la imposibilidad de reinsertar socialmente a Sadam Husein. Bush va chupando c¨¢mara como un loco, sea en el reparto de bocadillos somal¨ª, sea consult¨¢ndole el problema de la pr¨®stata a Mitterrand o dirigiendo conferencias de prensa otra vez sobre Irak, el gran tema de su vida, su gran victoria. Que se jubile cuanto antes o vuelve a liarla con la pesadumbre en el rostro. Clinton tambi¨¦n la liar¨¢ un d¨ªa u otro (est¨¢ obligado a aportar su anexi¨®n de Granada, su bombardeo de Prack o su invasi¨®n de Panam¨¢) porque ahora los presidentes norteamericanos ya no tienen la excusa del peligro sovi¨¦tico y de vez en cuando tendr¨¢n que sacarse' el armamento de la bragueta. Pero el de Clinton es otro estilo. M¨¢s alegre. M¨¢s relajado. No s¨¦. Menos estre?ido.
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