El jaque del pe¨®n

El original jaque al Alfil vivido estos d¨ªas re¨²ne todos los requisitos de un aviso ajedrec¨ªstico de inminente ofensiva: forma parte de una estrategia global, procede de una serie de movimientos anteriores y anuncia consecuencias.La pieza que ha ejecutado el jaque es un simple pe¨®n; pero aspira a reencarnarse una vez llegado al final del tablero. En la transmutaci¨®n, puede tomar las funciones -conforme permiten las reglas- de una poderosa torre o de un caballo desbridado.

El pe¨®n, ?ngel Matanzo, forma parte de un grupo de fichas monocolores que le dan cobertura. Ayer hizo un nuevo movimiento para volv¨¦rsela a asegurar, y se ofreci¨® a ser comido por el contrincante, con el ¨²nico objetivo de reforzar su posici¨®n en la partida: si no hay intercambio de fichas -igual que otras veces-, seguir¨¢ avanzando. ?Hasta d¨®nde?

Felipe Gonz¨¢lez se llev¨® como ministro del Interior en 1982 a un concejal del PSOE, Jos¨¦ Barrionuevo. Habr¨ªa que preguntarse ahora si el PP, que ha dado dos veces a Matanzo el principal distrito de Madrid -donde se hallan los focos econ¨®micos, de la cultura y del ocio-, se plantear¨ªa para este edil m¨¢s altos cometidos en el caso de ganar las elecciones (dando satisfacci¨®n as¨ª a quienes le vitorean). Lo que puede un pe¨®n caminante apenas es nada comparado con lo que lograr¨ªa subido a una torre.