Un pa¨ªs en transformaci¨®n
Hoy, 20 de enero de 1993, Bill Clinton prestar¨¢ juramento como 420 presidente de Estados Unidos. (El primero fue George Washington, en 1789). Ser¨¢ el primero de una nueva generaci¨®n m¨¢s joven de norteamericanos en tener poder y responsabilidad. Pero tambi¨¦n accede a su cargo al final del siglo, que es, adem¨¢s, el final de el siglo americano, ese ef¨ªmero periodo de 50 a?os en el que Estados Unidos tuvo la hegemon¨ªa en los asuntos mundiales. Su principal problema, como ha declarado en repetidas ocasiones, es devolver a Estados Unidos su salud econ¨®mica y social. Sin eso, su pa¨ªs no puede desempe?ar el importante papel que ha tenido hasta ahora en los asuntos del mundo. ?Puede hacerlo? ?Cu¨¢les son sus limitaciones? ?Qu¨¦ rumbo seguir¨¢?Cuentan una historia a prop¨®sito de la reuni¨®n de los l¨ªderes de las naciones no alineadas del mundo celebrada hace muchos a?os. El primero en aparecer fue el emperador Haile Selassie, de Etiop¨ªa. Se meti¨® en su coche, que descendi¨® por una carretera que desembocaba en un cruce. "?Hacia d¨®nde torcemos, alteza?", pregunt¨® el ch¨®fer. "A la derecha, por supuesto", respondi¨®. El siguiente fue el coronel Nasser, de Egipto. Su coche lleg¨® a la bifurcaci¨®n de la carretera. "?Hacia d¨®nde torcemos?", pregunt¨® el ch¨®fer. "A la izquierda, por supuesto", respondi¨® el coronel Nasser. El tercero fue el presidente Bumedian, de Argelia. Cuando su coche lleg¨® al cruce, se plante¨® la misma pregunta. " ?Por d¨®nde hay que ir?". Y Bumedian respondi¨®: "Saque la mano izquierda y gire a la derecha",
Como suele ocurrir con las an¨¦cdotas, hay en esta historia algo de verdad. Porque significa tambi¨¦n que en una Administrac¨ª¨®n dividida -y los primeros nombramientos de Clinton dejan claro que ser¨¢ una Administraci¨®n dividida- los liberales interpretar¨¢n la se?al de la izquierda como la legitimaci¨®n para el camino que quieran escoger. Y los de talante m¨¢s conservador justificar¨¢n el giro a la derecha.
En la pr¨¢ctica, lo que esto puede significar es que el equipo econ¨®mico (el secretario del Tesoro, Bentsen; el director de Presupuestos, Panetta, y el coordinador de la Econom¨ªa, Rubin) ser¨¢ fiscalmente prudente, rmientras que la secretaria de Sanidad, Donna Shalala, y el secretario de Educaci¨®n, Richard Riley, ser¨¢n socialmente activistas e intervencionistas. Pero el problema crucial sigue siendo el mismo: ?habr¨¢ recursos disponibles para las opciones pol¨ªticas?
La econom¨ªa, como es evidente desde hace algunos meses, est¨¢ recuper¨¢ndose ahora, como parte de la reactivaci¨®n normal (aunque con retraso) del ciclo econ¨®mico. Los indicios anuncian que la tasa de crecimiento de la econom¨ªa ser¨¢ de aproximadamente el 2,5%, lo cual es ligeramente, inferior al crecimiento hist¨®rico a largo plazo del 2,5%-3% -sin embargo, 0,5% significa 20.000 millones de d¨®lares al a?o, la cantidad que Clinton, ha propuesto gastar como est¨ªmulo fiscal- Y esa tasa no basta para reducir la peliaguda tasa de desempleo del 7,5%.
Sin embargo, el hecho fundamental es que, al margen del ciclo econ¨®mico, Estados Unidos se enfrenta a problemas estructurales profundamente arraigados, para los que- no hay soluciones inmediatas.
Cuando digo problemas estructurales me refiero a cuestiones que no pueden ser resueltas mediante una pol¨ªtica monetaria o fiscal. Normalmente, la pol¨ªtica monetaria implica tipos de inter¨¦s m¨¢s bajos o un r¨¢pido crecimiento en la oferta monetaria. Pero hemos mantenido tipos de inter¨¦s bajos durante varios a?os, y eso no ha servido para animar la econom¨ªa. Y un r¨¢pido aumento de la oferta monetaria significa inflaci¨®n, y nadie quiere elegir ese sendero. Pol¨ªtica fiscal signi fica m¨¢s gasto como est¨ªmulo. Pero, si se gasta m¨¢s, ?de d¨®nde va a venir el dinero? S¨®lo puede venir de los pr¨¦stamos, lo cual significa un aumento de la deuda. Y precisamente la deuda es el problema. ?se es el legado de las administraciones Reagan-Bush.
La enorme deuda contra¨ªda por las empresas y el sistema bancario estadounidense en los a?os ochenta, a trav¨¦s de fusiones y compras, compras apalancadas, y grandes pr¨¦stamos inmobiliarios -lo que se ha denominado el capitalismo de vaquero-, ha inundado el sector empresarial.
Asimismo, hay un gran desahorro en la econom¨ªa estadounidense -es decir, que la venta de bonos del Tesoro, para hacer frente a las obligacionesde deuda, absorbe alrededor de la mitad del capital de inversi¨®n del pa¨ªs- Actualmente, el tipo de inter¨¦s a largo plazo de los bonos federales es de aproximadamente un 7,4%, frente al 3% de las emisiones a corto plazo. Parad¨®jicamente, esto tambi¨¦n ha dado lugar a una restricci¨®n del cr¨¦dito, porque los bancos, en lugar de conceder pr¨¦stamos comerciales (lo cual significa tambi¨¦n satisfacer el nuevo requisito del 8% de reserva de capital impuesto por el acuerdo internacional Basel), han estado comprando los bonos a largo plazo y obteniendo beneficios al pagar a los depositantes un 3% de inter¨¦s.
?Y qu¨¦ hay de esos nuevos puestos de trabajo? La dificultad radica en que en Estados Unidos hay pocas nuevas ¨¢reas importantes para la inversi¨®n tecnol¨®gica de cara a la creaci¨®n de empleo. Hay un profundo d¨¦ficit de infraestructura -la mitad de las carreteras norteamericanas est¨¢n en condiciones precarias; hay 130.000 puentes en mal estado, etc¨¦tera- Pero ¨¦stas no son inversiones productivas, sino una puesta al d¨ªa en mantenimento.
Hay un nuevo proyecto importante, la idea favorita del vicepresidente Gore: crear un sistema nacional de autopista de la informaci¨®n, una infraestructura de comunicaciones que enlace todas las universidades, institutos de investigaci¨®n y empresas comerciales a trav¨¦s de un sistema com¨²n, interactivo, para la transmisi¨®n y recepci¨®n de textos y datos, muy parecido al sistema telef¨®nico actual que funciona a trav¨¦s del canal ¨²nico de la voz. Aunque tal sistema es t¨¦cnicamente factible, hay enormes problemas a la hora de establecer normas comunes entre el enorme n¨²mero de sistemas inform¨¢ticos y de telecomunicaciones diferentes que hay en el pa¨ªs, con lo que tal sistema est¨¢ a muchos, muchos a?os de distancia.
En cuanto al act¨ªvismo social, veremos que se emprenden importantes iniciativas en sanidad y educaci¨®n. Se gasta aproximadamente un 15% del PIB al a?o en asistencia sanitaria, y sin embargo, alrededor de 30 millones de personas en Estados Unidos carecen de seguro de enfermedad, e incluso los que lo tienen est¨¢n precariamente protegidos frente a enfermedades e incapacidades graves a largo plazo. Pero cualquier iniciativa seria tanto para contener el aumento de los costes sanitarios como por extender la cobertura, significa reducir derechos (por ejemplo, gravar las pensiones de los ancianos, un problema pol¨ªtico muy dif¨ªcil). La re-
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Daniel Belles soci¨®logo.
Un pa¨ªs en transformaci¨®n
Viene de la p¨¢gina anteriorforma del sistema educativo, sobre la que todo el mundo est¨¢ de acuerdo, supone enfrentarse a la decisi¨®n igualmente dif¨ªcil de establecer criterios m¨¢s estrictos para la admisi¨®n en. escuelas superiores y universidades, lo cual reducir¨ªa las admisiones de minor¨ªas, as¨ª como reforzar la educaci¨®n primaria.
Pero detr¨¢s de todo esto est¨¢ el problema, m¨¢s dif¨ªcil de resolver, de la decadencia de los centros urbanos y, en su ra¨ªz, el racismo y la dificil situaci¨®n de los negros. En una famosa. novela escrita hace 150 a?os, el primer ministro ingl¨¦s Benjam¨ªn Disraeli describ¨ªa Inglaterra como "dos naciones", la rica y la pobre. En Estados Unidos tambi¨¦n hay dos naciones: las capitales y las, periferias. Lo chocante es que en Nueva York, Los ?ngeles, Chicago, Detroit, Cleeveland, Filadelfia, Baltimore, Miami y Washington, DC -todas las ciudades importantes de Estados Unidos-, la mayor¨ªa de la poblaci¨®n son minor¨ªas, es decir, negros e hispanos. Y los centros urbanos est¨¢n atrapados en una espiral descendente, mientras la base imponible se reduce y las escuelas p¨²blicas se llenan cada vez m¨¢s de negros e hispanos.
Los dram¨¢ticos disturbios en Los ?ngeles a finales de abril de 1992 pusieron de manifiesto el car¨¢cter explosivo de la situaci¨®n. Una de las consecuencias de esos disturbios ha sido un discreto pero constante ¨¦xodo de las ciudades por parte de los individuos m¨¢s acaudalados, el crecimiento de los guetos y la tensi¨®n cada vez mayor entre negros y coreanos en Los ?ngeles y Nueva York, o negros y jud¨ªos practicantes en Brooklyn.
La informaci¨®n televisiva y los titulares de los peri¨®dicos acerca de los disturbios y las tensiones raciales eclipsan los constantes avances que un gran n¨²mero de negros ha logrado. En la actualidad, alrededor de una tercera parte de la poblaci¨®n negra de Estados Unidos es de clase media estable. Pero ellos tambi¨¦n se han marchado a las afueras.
El problema insoluble para los negros, y tambi¨¦n para muchos blancos, es la desintegraci¨®n de la familia. Actualmente, en la comunidad negra, el 55% de los nacimientos son ileg¨ªtimos. (En algunos pa¨ªses, como Dinamarca y Suecia, hay tambi¨¦n una elevada tasa de ilegitimidad, pero eso se debe a que a menudo las parejas se casan despu¨¦s del nacimiento de un hijo.) En Estados Unidos es m¨¢s frecuente que los ni?os que viven en - hogares con un solo cabeza de familia tengan padres diferentes, de manera que alrededor del 50% de los ni?os negros vive en la pobreza, comparado con un 20% de los blancos.
Todo el mundo est¨¢ de acuerdo en que el sistema de bienestar ha fomentado esta situaci¨®n de dependencia, y la Administraci¨®n de Clinton se ha comprometido a sustituirlo por el de trabajo para la sociedad, aunque nadie est¨¢ seguro de que vaya a haber puestos de trabajo para las clases bajas.
Igualmente, la Administraci¨®n de Clinton procurar¨¢ convertir los sistemas de formaci¨®n profesional en un escaparate para dar la impresi¨®n de actividad y de preocupaci¨®n por proporcionar nuevas alternativas a los desempleados y. a aquellos cuyos puestos de trabajo han desaparecido. Pero, aunque a largo plazo habr¨¢ nuevas oportunidades para una expansi¨®n de la econom¨ªa, el principal obst¨¢culo es llevar a cabo la transici¨®n de la actual econom¨ªa inundada a una econom¨ªa eficiente y a unas prestaciones sociales adecuadas para el futuro.
A todo esto hay que a?adir una palabra, de advertencia. Inevitablemente, un an¨¢lisis como ¨¦ste se centra en los problemas y defectos de una sociedad a los que se enfrenta una Administraci¨®n nueva, especialmente cuando esta Administraci¨®n ha ganado las elecciones centr¨¢ndose en tales cuestiones.
Pero, a pesar de todo ello, desde una perspectiva m¨¢s amplia, Estados Unidos sigue teniendo una econom¨ªa fuerte y una sociedad decente, si se las comparan con las del resto del mundo. Tiene un sistema pol¨ªtico estable, con menos corrupci¨®n en el Gobierno que la mayor¨ªa de los pa¨ªses del mundo. Desde 1985 ha acogido a m¨¢s de cinco millones de inmigrantes, que han progresado r¨¢pidamente -sobre todo los asi¨¢ticos- Y tiene una Administraci¨®n totalmente consciente de sus problemas y dispuesta a intentar muchas maneras diferentes de resolverlos. ?Cu¨¢ntas naciones del mundo pueden decir lo mismo?
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