Los problemas de Ucrania
La ¨²ltima cumbre entre el presidente de Rusia, Bor¨ªs Yeltsin, y el presidente de Ucrania, Leonid Kravchuk, el pasado 15 de enero, ha dejado claro no s¨®lo que Ucrania no quiere reforzar pol¨ªticamente la Comunidad de Estados Independientes (CEI), y por eso no firmar¨¢ sus estatutos (lo que ya estaba claro antes), sino tambi¨¦n que Rusia, que est¨¢ interesada en este reforzamiento, est¨¢ obligada a tener en cuenta la posici¨®n de Ucrania y debe renunciar a ejercer presi¨®n econ¨®mica sobre ella. Simult¨¢neamente, Ucrania no se opone a la CEI y a su amorfo Estado actual. ?Qu¨¦ se oculta tras esta posici¨®n aparentemente ambigua y falta de l¨®gica?La CEI, que sustituy¨® a la URSS, no es s¨®lo un fruto de las tradiciones. Es un reconocimiento, voluntario o forzado, de que los nuevos Estados son demasiado d¨¦biles y est¨¢n demasiado ligados entre s¨ª por una larga historia de vida en com¨²n y por la econom¨ªa militarizada y centralizada sovi¨¦tica para echarse a nadar en solitario por los mares pol¨ªticos. Es un reconocimiento de grado o por fuerza de que los nuevos Estados pueden evitar conmociones y reforzarse s¨®lo si mantienen sobre s¨ª un tejado com¨²n, aunque al principio ¨¦ste sea s¨®lo simb¨®lico. Por decirlo de otro modo, el mantenimiento o el fortalecimiento de la Comunidad es el ¨²nico m¨¦todo civilizado de construir los Estados que se encuentran en ella.
Otras dos federaciones comunistas no crearon ning¨²n tipo de comunidad al desmoronarse. Las rep¨²blicas de Yugoslavia y de Checoslovaquia, que surgieron en el siglo XX, no estaban tan hist¨®ricamente ligadas como las ex rep¨²blicas sovi¨¦ticas. Adem¨¢s, para la mayor¨ªa de las rep¨²blicas de Yugoslavia, el desmoronamiento se ha convertido en una tragedia. Aquellas rep¨²blicas que evitaron la tragedia (por ejemplo, Eslovenia) ten¨ªan algo que faltaba en las rep¨²blicas sovi¨¦ticas: la estructura nacional homog¨¦nea y cierta preparaci¨®n para integrarse en el futuro pr¨®ximo al mercado occidental. A lo mismo aspira la Rep¨²blica Checa, que, junto con Hungr¨ªa y Polonia, est¨¢ dispuesta a abrirse camino en la zona de influencia occidental.
Ninguno de los Estados de la CEI puede contar hoy en d¨ªa con ello. Por eso tienen que conservar su mercado com¨²n, lo que, teniendo en cuenta el papel dominante del sector estatal de la econom¨ªa, resulta imposible sin la creaci¨®n de ciertas estructuras supraestatales de coordinaci¨®n al menos. ?sta es la idea principal del presidente de Kazajst¨¢n, Nursult¨¢n Nazarb¨¢yev, que insiste desde hace mucho en ella sin ¨¦xito, debido a la posici¨®n singular de Ucrania.
Tras la posici¨®n de Kiev r¨ªo se esconden las ambiciones personales de Kravchuk o de alguna otra persona, sino otras realidades particulares. Ucrania es el ¨²nico de los cuatro grandes Estados de la CEI cuya aparici¨®n fue precedida por la actividad de un movimiento pol¨ªtico de mayor o menor influencia, representado por el Ruj. El movimiento. democr¨¢tico de Rusia no fue nacional, sino anticomunista (y s¨®lo de este modo, ant¨²mperial); en Kazajst¨¢n y en Bielorrusia no hubo ning¨²n tipo de movimientos de masas organizados. La posici¨®n de Ucrania fue el factor decisivo en la liquidaci¨®n de la URSS, en diciembre de 1991. En aquel entonces, en esta rep¨²blica no hab¨ªa ninguna agrupaci¨®n pol¨ªtica dispuesta a firmar el nuevo Tratado de la Uni¨®n ni a aceptar la conservaci¨®n del centro gorbachoviano ni siquiera en una forma laxa.
Y ahora, un a?o despu¨¦s del desmoronamiento de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, Ucrania se ha encontrado en una situaci¨®n muy complicada y en una especie de trampa pol¨ªtica y econ¨®mica. Las ¨¦lites pol¨ªticas ucranias, sean cuales sean los colores o los matices de sus partidos, no pueden rechazar la idea del distanciamiento de Rusia, porque en la memoria popular Rusia y el centro imperial son casi lo mismo. Por tanto, no pueden encontrarse a gusto en la CEI, donde Rusia, y no sin raz¨®n, aspira al liderazgo.Cuanto m¨¢s se a¨ªsla Ucrania, m¨¢s grave es la, crisis en la que se sumerge su econom¨ªa, atada a machamartillo a la economica rusa, y tambi¨¦n su sistema estatal. Los intentos de dar le peso y autoridad, aspirando a la posici¨®n de potencia nuclear (algo que no se declara abiertamente, pero que est¨¢ muy arraigado en la conciencia de la mayor¨ªa de los l¨ªderes pol¨ªticos), pueden llevar s¨®lo al aislamiento total.
En primer lugar, eso llevar¨¢ a Ucrania al aislamiento de la comunidad mundial, la cual, por supuesto, no se reconciliar¨¢ ni con la proliferaci¨®n de las armas nucleares ni con el retraso artificial en el cumplimiento de los tratados ya firmados. Y sin el apoyo de esta comunidad, Ucrania no puede sobrevivir hoy.
En segundo lugar, tal actitud por parte de Ucrania provocar¨¢ el mayor aislamiento de Rusia y el reforzamiento de las tendencias.imperiales, que ya son bastante fuertes: el trauma causado en la conciencia estatal de Rusia por la liquidaci¨®n de la URSS es muy grave y se cura con dificultad; mejor dicho, de momento no se cura en absoluto.
A partir de febrero de 1992, la Fundaci¨®n Opini¨®n P¨²blica realiz¨® encuestas regulares de la poblaci¨®n de Rusia y de Ucrania (excepto en las zonas occidentales) sobre los problemas b¨¢sicos de la econom¨ªa, la pol¨ªtica y la ideolog¨ªa. Las encuestas se hacen aproximadamente una vez cada tres meses, tanto entre la poblaci¨®n en general como entre los grupos de mayor importancia social (directores de las empresas estatales, jefes de kojoses y de sobvjoses, obreros, empresarios privados, granjeros, oficiales, etc¨¦tera). El total de personas encuestadas va de 2.500 a 4.000 cada vez.
Los datos obten dos demuestran que los ciudadanos de Rusia no pueden, reconciliarse con el hecho de que Ucrania ya no es una parte de Rusia, sino un Estado independiente, igual a Rusia en el sentido pol¨ªtico. El 70% de los encuestados apoya la creaci¨®n del Ej¨¦rcito ruso, pero s¨®lo el 20% de la poblaci¨®n apoya la creaci¨®n del Ej¨¦rcito ucranio, y m¨¢s de la mitad lo rechaza. La gente se alegra de la posibilidad de organizar como quiere su vida y se irrita cuando el vecino hace lo mismo. Sin embargo, no hay que interpretar estos sentimientos como una expresi¨®n de j¨²bilo por la victoria conseguida, sino como una respuesta de la conciencia imperial traumatizada por el reto de Ucrania y otras rep¨²blicas de la ex URSS.
Por si fuera poco, los habitantes de Rusia tienen una actitud m¨¢s que ben¨¦vola en relaci¨®n a la posible desintegraci¨®n de Ucrania. Por ejemplo, uno de cada dos aplaudir¨ªa que Crimea se separara de Ucrania, y s¨®lo uno de cada cinco estar¨ªa en contra. Y los datos son a¨²n m¨¢s elocuentes en algunos grupos. Por ejemplo, casi los dos tercios de los directores de las empresas estatales rusas est¨¢n por la secesi¨®n de Crimea de
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Los problemas de Ucrania
Viene de la p¨¢gina anteriorUcrania, y an¨¢loga actitud tiene la misma cantidad de los empresarios privados y de granjeros.
En estas cifras hay poco de democracia, pero en ellas est¨¢ la conciencia imperial herida.
"Ya que nos hab¨¦is abandonado, ahora, que lo pas¨¦is lo peor posible", parecen decir.Este estado de ¨¢nimo es peligroso tanto para el destino del sistema estatal ruso como para el sistema estatal ucranio. En cualquier caso, lo es para las dos democracias. Los datos dan fe de que en Rusia existe un terreno psicol¨®gico que puede llegar a ser pol¨ªtico para la actividad de los nacional patriotas y los neocomunistas, que a?oran la restauraci¨®n del imperio sovi¨¦tico. Y cuanto m¨¢s se aleje Ucrania de Rusia, m¨¢s fruct¨ªfero ser¨¢ este terreno, no s¨®lo en Rusia, sino tambi¨¦n en la misma Ucrania, donde 11 millones de rusos temen quedarse aislados de su patria hist¨®rica.
Y finalmente, en tercer lugar, este alejamiento puede aislar a las actuales ¨¦lites pol¨ªticas ucranias de su propia poblaci¨®n. Hace un a?o no hab¨ªa ninguna contradicci¨®n notable entre los de arriba y los de abajo. Ucrania vot¨® casi un¨¢nimemente por la independencia y reaccion¨® tranquilamente ante la liquidaci¨®n de la URSS. Y las opiniones de los rusos de Ucrania, por cierto, no se diferenciaban mucho en aquel tiempo de las opiniones de los ucranios. La mayor¨ªa percib¨ªa la idea de la independencia no como una idea ¨¦tnica y ni siquiera como una idea pol¨ªtica, sino sobre todo como una idea econ¨®mica. El nivel de vida en Ucrania a finales de 1991 era m¨¢s alto que en Rusia y, por eso, a muchos les parec¨ªa que la independencia estatal y la separaci¨®n de Rusia podr¨ªa ser la principal garant¨ªa de un futuro floreciente. Pero result¨® que esto no sucedi¨® as¨ª, y, cuando la econom¨ªa ucrania se encontr¨® al borde del desastre, las opiniones comenzaron a cambiar de forma vertiginosa.
Los primeros en preocuparse, seg¨²n nuestros datos, fueron los rusos de Ucrania. Ya en el verano del a?o pasado se registraba una diferencia de un 20% a un 25% entre los rusos y los ucranios en sus actitudes ante todo lo que estuviera relacionado con la liquidaci¨®n de la URSS y el distancianmiento de Ucrania de la CEI y de Rusia (la creaci¨®n del Ej¨¦rcito, las perspectivas de introducir una divisa propia y, m¨¢s a¨²n, la salida de la CEI).
A finales de a?o, las posiciones hab¨ªan vuelto a converger, pero no porque los rusos comenzaran a pensar de manera distinta, sino porque los ucranios se hab¨ªan acercado a los rusos. Esto se reflej¨®, por supuesto, en la mentalidad de la poblaci¨®n de Ucrania en su conjunto.
Si en marzo tan s¨®lo el 35% de los habitantes de Ucrania condenaba la liquidaci¨®n de la URSS, en noviembre este porcentaje aument¨® hasta un 60%, casi tanto como en Rusia. Despu¨¦s del fracaso de la introducci¨®n de cupones, se registr¨® tambi¨¦n un descenso abrupto en el entusiasmo acerca de las posibilidades que brindaba la introducci¨®n de la divisa nacional, sin hablar ya de la salida de Ucrania de la CEI. La popularidad de Kravchuk se redujo casi a la mitad. A finales de a?o, su ¨ªndice de popularidad era de un 26%. Para comparar, hay que decir que en verano la popularidad de Kravchuk era considerablemente mayor que la popularidad de Yeltsin en Rusia. En oto?o, la popularidad de Kravchuk era ya inferior a la de Yeltsin.
?ste era el estado de la sociedad ucrania antes de que el impopular Gobierno de Vital? Fokin fuera sustituido por el Gabinete de Leonid Kuchina, que, en una situaci¨®n pol¨ªtica y psicol¨®gica m¨¢s que desfavorable, se atrevi¨® a introducir la divisa nacional y a comenzar unas reformas extremadamente dolorosas, que se reflejaron sobre el nivel de vida de la poblaci¨®n.
Y, sin embargo, muchos depositan a¨²n sus esperanzas en el nuevo Gobierno. Ucrania dej¨® pasar demasiado tiempo antes de comenzar sus reformas, y la gente, por lo visto, se acostumbr¨¦ a la idea de que lo principal era empezar, salir del punto muerto. En enero del a?o pasado, Rusia ten¨ªa una actitud semejante ante Yegor Gaidar, pero, al cabo de unos meses, la mayor¨ªa le hab¨ªa dado la espalda. Esta perspectiva se divisa ante los actuales l¨ªderes ucranios, incluido el presidente.
Esta es la raz¨®n por la cual, pese a todos los temores ante el fantasma del imperio que bloquean cualquier integraci¨®n m¨¢s o menos seria en el marco de la CEI, los l¨ªderes de Ucrania se ven obligados a buscar puntos de contacto con Rusia y a no romper definitivamente con la Comunidad. Adem¨¢s, los industriales les empujan cada vez con m¨¢s insistencia. Sobre todo los dirigentes del complejo militar industrial, cuya producci¨®n es una de las pocas fuentes de ingresos en divisas que no pueden existir y desarrollarse sin unos estrechos v¨ªnculos con el complejo militar industrial de Rusia.
Para salir de esta situaci¨®n embarazosa, los l¨ªderes de Ucrania esperan promover la idea de una integraci¨®n econ¨®mica en vez de una integraci¨®n pol¨ªtica mediante los estatutos de la CEI. Pero, si se tiene en cuenta que no se podr¨¢ parar en breve plazo el descenso del nivel de vida y la inflaci¨®n, su futuro pol¨ªtico no parece muy despejado. Adem¨¢s, no se puede excluir la posibilidad de que el centro de la vida pol¨ªtica se traslade de K¨ªev a la provincia durante este a?o.
La ¨¦lite pol¨ªtica de Kiev, los l¨ªderes de los partidos y movimientos de la capital, dependen demasiado de los estados de ¨¢nimo de esta ciudad, cuyos habitantes viven la idea de la independencia completa de Mosc¨² casi con tanta intensidad como los habitantes de las regiones occidentales de Ucrania. Por esta raz¨®n, el poder y todos los grupos pol¨ªticos, desde los liberales hasta los ex comunistas, est¨¢n preocupados sobre todo por no perder, el apoyo en la capital y no convertirse en un blanco c¨®modo de las acusaciones de haber traicionado la causa de la soberan¨ªa coqueteando con Mosc¨² y cosas por el estilo y, de este modo, prestar un servicio a sus adversarios pol¨ªticos.
En las regiones del sur y del este, sin embargo, donde est¨¢ concentrada la mayor parte de la industria del pa¨ªs, incluida la de defensa, comienzan a formarse las fuerzas pol¨ªticas (entre ellas el Partido del Trabajo) que se apoyan en los industriales y en los obreros de estas regiones y no temen exhortar a la integraci¨®n con los pa¨ªses de la CEI. En caso de que fracasen los reformistas de Kiev y aumente el malestar social, las perspectivas pol¨ªticas de estas fuerzas pueden resultar muy significativas. Tanto m¨¢s cuanto que est¨¢n muy vinculadas con un grupo tan influyente en Rusia como la Uni¨®n C¨ªvica.
Tal desarrollo de los acontecimientos parecer¨¢ a¨²n m¨¢s probable si se tiene en cuenta que Ucrania, como Rusia, no podr¨¢ evitar las elecciones anticipadas el a?o pr¨®ximo, por lo menos las parlamentarias. Teniendo en cuenta la victoria de Brazauskas en Lituania, se puede pronosticar sus resultado con bastante seguridad.
Al igual que en Lituania, las ganar¨¢ muy probablemente, la izquierda, pero, a diferencia de Lituania, ser¨¢ la izquierda orientada no s¨®lo hacia los intereses nacionales, sino tambi¨¦n a la profundizaci¨®n de la integraci¨®n en nombre de los intereses nacionales. Ser¨¢n fuerzas que se apoyar¨¢n sobre todo en los industriales y especialmente en los dirigentes y los trabajadores del complejo militar industrial. Por lo visto, dondequiera que est¨¦n, estas empresas del antiguo complejo militar industrial sovi¨¦tico no pueden prescindir las unas de las otras, y no s¨®lo cuando fabrican tanque! y aviones, sino tambi¨¦n cuando pasan a producir mercanc¨ªas civiles. Y no s¨®lo cuando act¨²an seg¨²n las leyes de la econom¨ªa comunista, sino tambi¨¦n cuando pasan a la econom¨ªa de mercado.
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