Membrillero
Hay una lent¨ªsima fuga de la luz que va resbalando por las hojas del membrillero, y al pie del ¨¢rbol, como un cazador, est¨¢ Antonio L¨®pez con un lienzo en el caballete que parece una trampa tendida para atraparla. Esa luz es otro r¨ªo de Her¨¢clito, en el cual nadie podr¨ªa ba?arse nunca dos veces. Ella fluyendo transforma la sustancia de todos los seres, y el tiempo no es sino la copa de cristal donde la luz se teje y se desteje siempre a s¨ª misma. Intentar captarla en el lienzo es el trabajo imposible de este pintor que en la pel¨ªcula convierte su propia impotencia en una obra de arte. Es una tarde de oto?o, y los membrillos ya est¨¢n dorados. Se oyen pitidos de trenes que parten hacia su destino o llegan a la ciudad desde lugares desconocidos. La vida pasa. En la superficie de las cosas, la vida va dejando minuciosas heridas, una memoria amarilla, im¨¢genes de una fotograf¨ªa de juventud que ya se ha perdido. La c¨¢mara de V¨ªctor Erice analiza los ojos del artista apostado junto al membrillero cuando en sus ramas se posa la luz en forma de ave que nunca se dejar¨¢ cazar. Mientras espera el momento de fijarla en el lienzo tambi¨¦n se escucha la ciudad respirando a trav¨¦s del sonido de las ambulancias, y el sol rueda por la tapia camino ya del invierno, que trae aguaceros sobre el cobre de todos los ¨¢rboles, pero cada membrillo es el mundo y tambi¨¦n el alma entera del pintor. La pasi¨®n, seg¨²n V¨ªctor Erice, consiste en que el pintor desee la luz hasta el fondo de la materia; que la imposibilidad de poseerla se convierta en amor o tal vez en melancol¨ªa; que al final esa impotencia se transforme en un sue?o; que s¨®lo dentro del sue?o el artista sea capaz de so?arla; la fusi¨®n del sol con el membrillo equivale a un tiempo capturado: ese que te destruye despu¨¦s de haberte hecho inmortal un instante, el que te permite exhalar el mejor perfume un momento antes de que se inicie tu putrefacci¨®n. V¨ªctor Erice y Antonio L¨®pez han realizado con esta pel¨ªcula una obra maestra. El sol del membrillo o la impotencia del genio.
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