El paisaje del signo

Jasper Johns pint¨® banderas fascinado por la propia neutralidad del signo, eficaz a la vez que inerte. Tanto por su origen estrictamente convencional, sin entra?as simb¨®licas que tentaran la interpretaci¨®n, como por su inmediato reconocimiento, le permit¨ªan eludir el problema de la representaci¨®n, asimilando el cuadro a su condici¨®n de objeto.Justo lo contrario de lo que, en esta sala de banderas, ha emprendido Jos¨¦ Luis Verdes al elaborar est¨¦ itinerario sentimental sobre el continente europeo. Verdes prescinde de la naturaleza puramente convencional del v¨ªnculo que une a un Estado y su bandera, y convierte cada insignia nacional en un paisaje aleg¨®rico en el que reflejar virtudes y vicios del territorio al que identifica. Estructuras, por lo general, estrictamente abstractas, composiciones elementales de campos de color, las banderas rozan incluso as¨ª, en ocasiones, de un modo singular, las fronteras de la evocaci¨®n figurativa.

Met¨¢foras

Se generan entonces met¨¢foras elementales que tanto pueden enfrentar el eco de materias que encarnan, desde analog¨ªas casi naturalistas, fuerzas antag¨®nicas, como pueden hacer aflorar, desde las grietas de una textura que asociamos a la tierra, los colores que la identifican como entidad nacional.Y forzando as¨ª, hacia la elocuencia po¨¦tica, la muda geometr¨ªa de las banderas, Jos¨¦ Luis Verdes nos ofrece su particular lectura de ese mosaico llamado Europa, encarnada por un ciclo de 33 telas que el artista ha realizado en los tres ¨²ltimos a?os.