Una mujer ayuda a detener a otra que le rob¨® la ropa tendida
"Carmen, ha ladrado el perro. Mira a versi est¨¢ la gallega con el suyo en el patio", pide Antonio Aus¨ªn. Su mujer se acerca a la ventana. La vecina norte?a no est¨¢, y los dos jers¨¦is nuevecitos de su marido, tampoco. Ladridos: y ladrones. Harta de que le roben la ropa -"en el barrio nos han dejado en cueros", afirma-, esta mujer de 60 a?os sale en busca de la ladrona, finalmente detenida gracias a la propia Carmen. Ocurri¨® el domingo por la tarde en Vallecas Villa.A las siete de la tarde, Antonio, mec¨¢nico de 65 a?os, estaba en la cama aquejado de una fuerte fiebre. Carmen trasteaba por el piso, situado en la segunda de las dos plantas de la plaza del Puerto de Iba?eta, 51, en la colonia Virgen de la Torre. La mujer acababa de quitar un pantal¨®n de la cuerda para ponerlo sobre el radiador. "Un minuto despu¨¦s fui a por los dos jers¨¦is, que me hab¨ªan costado 14.000 pesetas. '?La madre que me pari¨®, me los han quitado', me dije".
Con las pinzas puestas
Ni corta ni perezosa, Carmen sali¨® a la calle en busca de su ropa. "Debe de haber sido una joven con coleta que lleva dos bolsas de El Corte Ingl¨¦s", le apunt¨® una vecina. Carmen se dirigi¨® a una pareja de polic¨ªas municipales. "Estaban de ronda porque ya hab¨ªamos denunciado lo que estaba pasando", afirma. En ¨¦stas, una mujer joven sali¨® de un callej¨®n: era la ladrona."Me fui y la enganch¨¦. Si los polic¨ªas me dejan, me la como. La gente la quer¨ªa calentar. Ella dijo que la ropa la hab¨ªa comprado, pero en las bolsas estaban mis jers¨¦is a¨²n con las pinzas puestas", explica Carmen. Hab¨ªa muchas m¨¢s prendas, entre ellas el chaquet¨®n de plumas que otro vecino, Antonio, se hab¨ªa comprado a plazos.
Los agentes municipales condujeron a la detenida, Tomasa Pilar L. G., de 29 a?os, a la comisar¨ªa de Entrev¨ªas. La mujer ten¨ªa pendiente una orden de b¨²squeda y captura. Los vecinos fueron presentando denuncia y reconociendo sus prendas.
Carmen respira hondo. "Ya est¨¢ bien. Desde hace meses nos roban la ropa tendida. Est¨¢n dejando a la gente del barrio en cueros. A m¨ª ya me hab¨ªan quitado de la cuerda dos pijamas, dos ch¨¢ndales y una faja marr¨®n preciosa".
Los robos de ropa tendida no son nuevos en Madrid. Tambi¨¦n se han producido en otros barrios, como San Crist¨®bal de los ?ngeles. Estos hechos obligan a los habitantes de los pisos m¨¢s bajos a montar guardia hasta que la colada se seca.
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