Una naci¨®n dividida

Las autoridades de Dushanb¨¦ est¨¢n interesadas en destacar el peligro fundamentalista para conseguir apoyo internacional. Este peligro, sin embargo, parece exagerado s¨ª se tiene en cuenta que el norte de Afganist¨¢n est¨¢ controlado por el general Abdul Rashid Dostam, antiguo jefe de la guerrilla comunista, que pr¨¢cticamente ha establecido un Estado independiente de Kabul.El miedo al conflicto tayiko puede tener otras razones. Los tayikos no est¨¢n consolidados como una naci¨®n en un solo Estado y est¨¢n divididos por dos fronteras, la que separa Uzbekist¨¢n de Tayikist¨¢n y la que separa este pa¨ªs de Afganist¨¢n. La presencia militar en esta ¨²ltima demarcaci¨®n puede disuadir de cualquier tentaci¨®n de reunificaci¨®n tayika que tal vez despertar¨ªa la conciencia nacional dormida en los tayikos de Uzbelcist¨¢n y las reivindicaciones territoriales sobre las regiones de Samarcanda y Bujara, hoy bajo jurisdicci¨®n uzbeka. Una redefinici¨®n de las fronteras coloniales impuestas por el poder sovi¨¦tico en Asia central en los a?os veinte y treinta podr¨ªa arrastrar a Kirguizist¨¢n, que tiene problemas fronterizos congelados con Tayikist¨¢n. Y de producirse tal conflicto en cadena, se hundir¨ªa definitivamente la posibilidad de cerrar la frontera sur de la CEI y de evitar que penetre por ah¨ª el fantasma de Afganist¨¢n.