Por los siete mares de Madrid
El ¨²nico laboratorio espa?ol de din¨¢mica del buque se encuentra en El Pardo
Junto al palacio y los venados de El Pardo, las embarcaciones avanzan entre olas de hasta 15 metros de altura. Y nadie parece enterarse en el peque?o barrio, porque la marejada transcurre a escala reducida en el canal del Laboratorio de Din¨¢mica del Buque. En este centro, ¨²nico en Espa?a y uno de los mejores del mundo, se prueba el comportamiento de naves civiles y militares en cualquier situaci¨®n . antes de construirlas y fletarlas.
Los investigadores, como nost¨¢lgicos marinos, denominan la mar al bravo oleaje imaginario."Todav¨ªa se hunden muchos barcos. Es preciso experimentar antes de fletar", explica-Jos¨¦ Antonio Al¨¢ez, director del Canal de Experiencias Hidrodin¨¢micas de El Pardo (Cehipar). Con este fin, en el canal, m¨¢s conocido en el pueblo como La Naval, funciona desde finales de 1992 el ¨²nico laboratorio espa?ol de Din¨¢mica, el Buque. Encerrado en una piscina de 150 metros de longitud 30 de ancho y 5 de profundidad se encuentra un peque?o mar capaz de probar buques de guerra, cargueros, petroleros, transbordadores, remolcadores o pesqueros.
La posibilidad de reproducir la mar con ciertas garant¨ªas sali¨® a la luz por primera vez en un estudio de 1953. Desde entonces la ciencia ha reducido en canales de experimentaci¨®n la, aparente anarqu¨ªa marina. Bastan un generador de olas, una playa de acero inoxidable, un equipo inform¨¢tico, potentes centros de c¨¢lculo y un carro remolcador con un dispositivo capaz de reproducir, con un modelo a escala, las trayectorias y evoluciones de un buque.
En estos mares es posible mejorar los buques y aumentar su seguridad y eficacia, ya que una vez botados es dif¨ªcil enmendar los errores de dise?o. Al Laboratorio de Din¨¢mica del Buque recurren los principales astilleros espa?oles, el Ministerio de Defensa y algunos constructores navales extranjeros, en especial franceses. Tambi¨¦n experimentan con plataformas petrol¨ªferas.
El proceso experimental se inicia cuando los clientes presentan los planos de la futura nave. En el canal se construye el modelo a escala reducida y se bota en el mar imaginario. Un generador de olas, formado por 60 paletas que se mueven independientemente, reproduce desde el violento mar del Norte hasta el comedido Mediterr¨¢neo; desde olas equivalentes a 15 metros de altura hasta otras oblicuas con una inclinaci¨®n de 45 grados.
Los investigadores del canal -ingenieros navales, industriales y f¨ªsicos electr¨®nicos- analizan el comportamiento de la peque?a embarcaci¨®n, de parafina, madera o poli¨¦ster. Comprueban su maniobrabilidad, su respuesta a las olas que lo mueven y su capacidad para mantener el rumbo. Se determina as¨ª la forma del casco que permita una mayor seguridad y un menor consumo energ¨¦tico.
"El periodo de experimentaci¨®n suele durar seis o siete semanas y un estudio amplio puede salir por unos cuatro millones de pesetas. Muy poco si se compara con los 2.000 o 3.000 millones que cuesta construir una embarcaci¨®n", comenta Al¨¢ez. Si los astilleros lo solicitan, un equipo del canal va a la mar a probarlo.
Recesi¨®n e investigaci¨®n
La recesi¨®n en la industria de construcci¨®n naval no parece desanimar a los investigadores. "Cuanto peor est¨¢ la industria, mejor la investigaci¨®n", asegura el director de Cehipar. Aseguran que pueden incluso estudiar accidentes marinos como los que anegaron el mar con petr¨®leo en las costas de Galicia y en las de Escocia, y analizar como evitar os.El Cehipar cuenta tambi¨¦n con un canal de aguas tranquilas, de 320 metros de longitud, id¨®neo para pruebas de velocidad, y con un t¨²nel en el que se han desarrollado investigaciones diversas, que abarcan desde una planta productora de algas hasta un veh¨ªculo para tomar fotograf¨ªas submarinas.
Aunque este mar imaginario no enga?a a los que lo estudian. "Puedes reproducir la mar, pero no vencerla", reconoce Al¨¢ez, que adem¨¢s de ingeniero naval es capit¨¢n de nav¨ªo. "La mar lo rompe todo. Ponerle puertas es muy dif¨ªcil".
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