El 60? cumplea?os de "King Kong" alegra un l¨²gubre desfile de p¨¦simas pel¨ªculas europeas
Muy ofendido porque no hay una suite para gorilas en el hotel Kempinski, lo que le oblig¨® a pasar la g¨¦lida noche alemana a la intemperie, encaramado en la mampara de la puerta del zoo Palast, King Kong lleg¨® ayer a Berl¨ªn para celebrar su 60? cumplea?os. En una entrevista a la revista Journal, el c¨¦lebre mono gigante y sentimental confes¨® su amistad con Ronald Reagan, a quien visita para echarle las cartas astrales. Dijo que el mito de la bella y la bestia es una habladur¨ªa y que entre ¨¦l y Jessica Lange no hay ning¨²n romance "S¨®lo somos buenos am¨ªgos".
ENVIADO ESPECIAL Con ¨¦sta y otras amables ficciones, el gran King Kong alegr¨® un poco el triste desfile de pel¨ªculas europeas de los dos ?ltimos d¨ªas de programaci¨®n oficial. Pocas veces se ha visto una tacada tan redonda de obras rematadamente malas como la que precedi¨® a la proyecci¨®n de King Kong, filme realizado en 1933., que ahora cumple 60 a?os y que sigue derrochando juventud. El gran gorila anda suelto por aqu¨ª. Los organizadores de la Berlinale han ideado mu?ecos, im¨¢genes e inocentadas period¨ªsticas para que parezca que Kong est¨¢ vivo y es su hu¨¦sped. Y en realidad el mono vive. Cada reposici¨®n de la legendaria pel¨ªcula le resucita. Para completar la fiesta, una cadena de la televisi¨®n alemana emite durante estos d¨ªas los ocho largometrajes que King Kong protagoniz¨® entre 1933 y 1944. Ocho veces -nueve, si se incluye la revisi¨®n realizada en 1973, con Jessica Lange- mataron en la pantalla al gran gorila. Pero ayer, en Berl¨ªn, con m¨¢s vidas que un gato, segu¨ªa haciendo la guerra contra el cine pusil¨¢nime, miope y enemigo de la imaginaci¨®n.Lo que se ha convertido en un cad¨¢ver irremediable es esa zona de la programaci¨®n oficial de este festival que ha tenido la desgraciada idea de incluir pel¨ªculas como la rumana El lecho conyugal, dirigida por Mircea Daneliuc; la georgiana El sol de los vigilantes, dirigida por Temur Babluani, y la danesa Mal de amor, dirigida por Nil Malmros. ?Qu¨¦ hacen tres pel¨ªculas como ¨¦stas en un festival al que aspiran a acudir centenares de obras interesantes (le todo el mundo? No hay respuesta, salvo que ciertos pa¨ªses tienen que estar representados aqu¨ª por fuerza o por c¨¢lculo pol¨ªtico, aunque en su producci¨®n del a?o s¨®lo haya deleznables median¨ªas que ofrecer.
Otra explicaci¨®n que abunda en lo mismo puede ser el intento de la Berlinale 93 por deshacerse un poco de la imagen de sucursal de Hollywood que se ha ganado a causa del dominio del cine norteamericano al que este festival se ha autosometido durante los ¨²ltimos a?os. Tal vez por eso abre ahora de manera tan indiscriminada las puertas a la vitalidad del cine europeo", en palabras de uno de sus ejecutivos. Pues bien, para mostrar esa vitalidad nos traen, una tras otra, pel¨ªculas completamente muertas. No es ¨¦sta una manera de ayudar el cine europeo ni de evitar el sucursalismo de Hollywood. M¨¢s bien todo lo contrario.
Al cine, europeo le gu¨ªa la proyecci¨®n de las magn¨ªficas El joven Werther, de Jacques Doillon, y Belle ¨¦poque, de Fernando Trueba. Esta pel¨ªcula espa?ola sigue siendo hasta el momento. lo m¨¢s interesante y logrado de todo lo hasta ahora visto aqu¨ª. En cada nueva proyecci¨®n, Belle ¨¦poque provoca entusiastas aclamaciones del p¨²blico berlin¨¦s, y ¨¦ste es de los que entienden de cine y sabe verlo, por lo que se trata, aunque es prematuro hablar de ello, de un buen augurio para el final.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.