Hablando en serio
Analiza el articulista el contenido pol¨ªtico de las propuestas del Partido Popular en su ¨²ltimo congreso, sobre todo aqu¨¦llas que se refieren a la unidad de Espa?a y la Administraci¨®n ¨²nica. A su juicio, lo m¨¢s destacable es su indefinici¨®n.Jordi Sol¨¦ Tura es ministro de Cultura.
Que el Partido Popular haya celebrado con ¨¦xito de imagen un congreso preelectoral es, en principio, un signo de normalidad. Ya era hora de que una fuerza pol¨ªtica se presentase como una posible alternativa al PSOE. Creo que esto es bueno para la salud de nuestro sistema democr¨¢tico. Y tambi¨¦n lo es, en particular, para la del propio PSOE. Diez a?os de gobierno sin alternativa, 10 a?os de acci¨®n pol¨ªtica sin ning¨²n adversario con el que se puedan contrastar opciones, medidas y resultados acaban siendo un lastre para la propia fuerza que gobierna. La aparici¨®n de una posible alternativa debe ser, pues, para el PSOE una satisfacci¨®n, una invitaci¨®n al debate sereno y a la movilizaci¨®n, una llamada a la acci¨®n pol¨ªtica en profundidad, un motivo de reafirmaci¨®n de la confianza en s¨ª mismo, un est¨ªmulo a la continuidad y a la renovaci¨®n de su papel como motor del desarrollo de la sociedad espa?ola. 0 sea, exactamente lo contrario del ensimismamiento y de la a?oranza de otros momentos, cuando no hab¨ªa ning¨²n adversario serio en lontananza.Digo "adversario serio", y ¨¦ste es el problema a elucidar. ?Tenemos delante un adversario realmente serio? ?Tenemos delante una verdadera alternativa? El congreso el el PP ha sido un congreso de imagen y de autoafirmaci¨®n, y seguramente no pod¨ªa ser otra cosa. Mi impresi¨®n es que el PP ten¨ªa una estrategia preparada para un eventual adelanto de las elecciones y no ha sido capaz de cambiar su ritmo. Ha calentado motores pronto y es posible que le ocurra ahora lo que a los atletas que calculan mal sus fuerzas y llegan faltos de forma a las competiciones decisivas de la temporada. Pero esto se constatar¨¢ en los pr¨®ximos meses y depender¨¢ no s¨®lo de lo que haga el PP, sino tambi¨¦n de lo que hagan los dem¨¢s.
No s¨¦ si ¨¦sta es la causa de que el congreso haya aportado tan poco en lo que se refiere a propuestas y programas de gobierno. Pero algo s¨ª ha dicho, y a eso hay que atenerse para comprobar lo de la seriedad. El PP ha hablado de unidad del centro-derecha, de la unidad de Espa?a y de la Administraci¨®n ¨²nica, aunque a ¨¦sta se ha referido muy por encima. Y esto es muy importante, porque parece ser la ¨²nica respuesta del PP al gran problema hist¨®rico de la derecha espa?ola y que condiciona todo lo dem¨¢s, a saber, su incapacidad de unificarse y (le gobernar en r¨¦gimen de democracia.
Mecanismos autoritarios
Hablo del gran problema h¨ªst¨®rico,- pero no ¨²nicamente porque sea cosa del pasado, sino porque lo sigue siendo hoy. En Espa?a, no hemos tenido nunca, en el pasado lejano y en el reciente, un. sistema democr¨¢tico estable, y, cuando nos ufanamos, con raz¨®n, de que el periodo democr¨¢tico actual es el m¨¢s largo 31 estable de nuestra historia, estamos; reconociendo la magnitud de la. tragedia. La derecha de este pa¨ªs, que ha ejercido el poder hasta, hace bien pocos a?os sin m¨¢s interrupciones que los intentos., una y otra vez frustrados, de proclamaci¨®n de la Rep¨²blica, siempre ha gobernado a trav¨¦s de mecanismos autoritarios: Gobiernos impermeables a las reformas democr¨¢ticas y dictaduras militares. La derecha nunca ha sido capaz. de crear un sistema de partidos pol¨ªticos modernos. Baje) las monarqu¨ªas del siglo pasado y principios de ¨¦ste se fragment¨® siempre en camarillas y grupos clientelares; se fragment¨® igualmente en grupos regionales durante los breves e inestables periodos republicanos y s¨®lo se unific¨® bajo las implacables dictaduras militares que hemos padecido. No hay m¨¢s que recordar el invento primorriverista de la Uni¨®n Patri¨®tica tras el fracaso del falso bipartidismo de la restauraci¨®n, la dispersi¨®n y el intento unificador de la CEDA durante la II Rep¨²blica, cuando se intent¨® imponer un l¨ªder ¨²nico en la persona de Gil Robles, y todo se hundi¨® estrepitosamente, y la unificaci¨®n impuesta finalmente por Franco en plena guerra civil, con su decreto llamado, precisamente, de unificiaci¨®n. Despu¨¦s, al terminar el franquismo, un centro-derecha heterog¨¦neo -la UCD- pareci¨® capaz de superar el lastre hist¨®rico y gobernar realmente en democracia, dio pasos muy importantes en este sentido, pero s¨®lo funcion¨® en unos momentos muy peculiares, cuando cont¨® con el apoyo activo o pasivo de las dem¨¢s fuerzas pol¨ªticas para asentar la transici¨®n, y se hundi¨® cuando pretendi¨® gobernar con sus solas fuerzas. Esta es la historia, y la pregunta es si tenemos alg¨²n dato que nos permita pensar que las cosas van a cambiar.
Digo esto porque en las conclusiones del congreso del PP no hay forma de saber qu¨¦ modelos pol¨ªticos piensan desarrollar. Como dec¨ªa, se limitan a aceptar acr¨ªticamente, como para contentar a su l¨ªder hist¨®rico y no armar m¨¢s bulla, el concepto de Administraci¨®n ¨²nica, hablan en general de la unidad del centroderecha y de la unidad de Espa?a, y ah¨ª queda todo.
En manos de la derecha, este concepto de la unidad de Espa?a ha sido hist¨®ricamente un argumento que ha servido para todo, para aumentar algunos avances, pero tambi¨¦n para justificar toda clase de tropel¨ªas contra la democracia. Primo de Rivera y Franco hablaron mucho de esa unidad, y as¨ª nos fue. La Constituci¨®n de 1978 intenta fundamentar la unidad en otro terreno muy diferente, que es el del reconocimiento del pluralismo, la compatibilidad entre identidades colectivas diversas y la solidaridad. Eso nos conduce a un modelo pol¨ªtico diametralmente opuesto al de antes -el Estado de las autonom¨ªas-, que para alcanzar su plenitud requiere la cooperaci¨®n estable de unos Gobiernos auton¨®micos s¨®lidos y solidarios y un Gobierno central igualmente s¨®lido y seguro de s¨ª mismo. ?sta es la base del nuevo concepto, pol¨ªtico y cultural, de la unidad de Espa?a.
Cantonalizaci¨®n
Sin embargo, con el panorama actual, el previsible de la derecha y el posible centro-derecha en Espa?a, la propuesta de Administraci¨®n ¨²nica en manos de esta misma derecha lleva a un modelo pol¨ªtico muy diferente: un Gobierno central d¨¦bil e incapaz de articular el conjunto y unos Gobiernos auton¨®micos cantonalizados. La explicaci¨®n de esto es bien sencilla: el ¨²nico contrapeso posible a un modelo como el de la "Administraci¨®n ¨²nica", que no ha pasado de los enunciados generales y que, en todo caso, propone una gran reducci¨®n de la Administraci¨®n central del Estado, es un sistema de fuerzas pol¨ªticas muy homog¨¦neo en toda Espa?a y una gran capacidad de consenso y de lealtad entre todas ellas, y esto es, precisamente, lo que el PP no puede asegurar. ?C¨®mo va a poder articular todo esto un partido como el PP, que est¨¢ y va a seguir estando por debajo del PSOE en amplias zonas del pa¨ªs, que carece de fuerza en Catalu?a y el Pa¨ªs Vaco, donde tiene fuertes competidores con los que dif¨ªcilmente puede aliarse, que est¨¢ supeditado al Par en Arag¨®n, que ha sido pr¨¢cticamente desalojado de Navarra por la UPN, que mantiene una vergonzante supeditaci¨®n al Gobierno de Hormaechea en Cantabria, que tambi¨¦n carece de fuerza en Andaluc¨ªa y adem¨¢s ha cedido al Partido Andalucista el escaso espacio que ten¨ªa en un punto clave como Sevilla y que est¨¢ perdido en el complejo panorama de Canarias? ?D¨®nde est¨¢, pues, la fuerza de derecha o de centro-derecha homog¨¦nea capaz de sostener el centro de gravedad del sistema?
Nada, pues, en el plano interior. Y en el plano europeo, ?con qu¨¦ fuerza, con qu¨¦ estabilidad podr¨ªa un Gobierno de estas caracter¨ªsticas enfrentarse con el complejo proceso de construcci¨®n de la Europa comunitaria, un proceso que exige un Gobierno s¨®lido y seguro de su representatividad general?
?ste es el problema, verdaderamente decisivo, que el congreso del PP ha dejado en el aire o, m¨¢s exactamente, que ha ventilado con una alegr¨ªa y una superficialidad muy significativas. Por esto, la pregunta de si ¨¦ste es ya el adversario, si ¨¦sta es ya la alternativa, se puede contestar diciendo que adversario quiz¨¢ s¨ª, pero que alternativa no lo parece. O m¨¢s exactamente, que alternativa no, si el PSOE, si otras fuerzas pol¨ªticas y sindicales, si los creadores de opini¨®n act¨²an con un m¨ªnimo de sensatez, de claridad y de serenidad para dar a las ciudadanas y ciudadanos de este pa¨ªs la sensatez, la claridad y la serenidad que a veces hacemos imposibles entre todos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.