El Tenerife tambi¨¦n se lleva el bot¨ªn de El Molin¨®n
El Sporting ha enmendado parcialmente sus registros -al menos no ha perdido por goleada- pero el resultado final es el mismo: no punt¨²a en casa. Contra el Tenerife el partido fue hermoso mientras fue partido, es decir, medio tiempo. En cuanto las cosas se torcieron, porque, por desgracia, este juego tiene a veces quiebros de esta naturaleza, la especulaci¨®n sustituy¨® al deseo de agradar.En ese cambio de rumbo parte de la responsabilidad corresponde a jugadores como Juanele, capaces con la misma facilidad de desequilibrar al contrario que de dejar a los suyos en minor¨ªa. Juanele protest¨® el gol del Tenerife que, discutible o no, ya hab¨ªa sido se?alado por el ¨¢rbitro, e inici¨® la cuesta abajo de un partido que hasta entonces hab¨ªa mostrado f¨²tbol a borbotones.
As¨ª y todo, el juego de la primera parte no fue tan f¨¦rtil como su desarrollo permiti¨® aventurar. El Tenerife sali¨® demoledor y en diez minutos arrincon¨® de tal modo al Sporting que aquello volvi¨® a oler a goleadas de equipos visitantes en este campo.
Sin embargo, al amparo de una mayor aplicaci¨®n defensiva, el Sporting alej¨® ese temor y se hizo con el mando del partido. Las cosas iban tan bien que hasta marc¨® un gol Iordanov, neutralizado por el de Quique Estebaranz que, entre otras cosas, vino a confirmar que no hay partido televisado sin pol¨¦mica. Los jugadores del Sporting interpretaron que el Tenerife hab¨ªa pedido barrera. A criterio del ¨¢rbitro no fue as¨ª, aunque un gol de esas caracter¨ªsticas siempre despierta la desconfianza, cuando no la protesta generalizada del grader¨ªo.
Ca¨ªda del ritmo
Tras el descanso la ca¨ªda del ritmo y de la concepci¨®n del juego fue tan l¨®gica como abusiva. El Sporting a¨²n quiso mantener el tipo pero tiene tanta desconfianza en sus posibilidades que volvi¨® a dejar unas lagunas defensivas demasiado favorables para su rival. Felipe, en una espl¨¦ndida jugada personal, rompi¨® el empate y Ezequiel, entre otros, pudo ampliar la diferencia en los minutos finales, cuando ya el argentino Latorre, debutante tambi¨¦n, estaba en el campo.
Aunque el Sporting con m¨¢s genio que otra cosa tuvo alguna oportunidad, lo cierto es que cuando no es por una cosa es por otra: su trayectoria en casa va camino de convertirse en un r¨¦cord negativo propio de un equipo que luche por el descenso.
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