China y Taiwan se reparten el Oso de Oro, m¨¢ximo galard¨®n de la Berlinale
Michelle Pfeiffer y Denzel Washington ganan los premios de interpretaci¨®n
ENVIADO ESPECIAL Muchos periodistas acreditados aqu¨ª se miraban ayer tarde entre s¨ª, un poco incr¨¦dulos al o¨ªr de labios del presidente del jurado internacional que las dos pel¨ªculas chinas en concurso, una de Taiwan -la excelente El banquete de bodas- y otra de la Rep¨²blica Popular China -la mediocre Las mujeres del lago de las almas perfumadas-, compart¨ªan el Oso de Oro, m¨¢ximo premio que concede la Berlinale. Aquello ol¨ªa a un descarado y disparatado pasteleo pol¨ªtico: unir fraternalmente a las dos Chinas, aun a costa de premiar a una pel¨ªcula vulgar donde las haya.
Durante la lectura de la lista de premios, los ¨²nicos aplausos sonoros corearon a los nombres de los estadounidenses Denzel Washington -Malcolm X- y Michelle Pfeiffer -Love field- como ganadores de los premios de interpretaci¨®n. El resto de los galardones se reparti¨® de la siguiente manera: El sue?o de Arizona, del cineasta bosnio Emir Kusturica, obtuvo un Oso de Plata especial concedido expresamente por el jurado. Se esperaba algo as¨ª para esta pel¨ªcula: es insatisfactoria, pero hab¨ªa que premiarla simb¨®licamente de alguna manera, por lo que se han inventado un galard¨®n. El premio El ?ngel Azul, creado este a?o por la Academia Europea de Cine y Televisi¨®n y destinado a destacar en cada festival la mejor pel¨ªcula de producci¨®n europea, fue otorgado a la francesa El joven Werther, una personal¨ªsima e interesant¨ªsima obra de Jacques Doillon. Hubo algunos t¨ªmidos aplausos para esta buena decisi¨®n.
Mejor direcci¨®n
El brit¨¢nico Andrew Birkin se llev¨® el Oso de Plata a la mejor direcci¨®n por El jardin de cemento, y la decisi¨®n fue tambi¨¦n cort¨¦smente aplaudida por los periodistas asistentes al acto, aunque esta buena y dolorosa pel¨ªcula no destaca precisamente por su direcci¨®n -todav¨ªa algo inexperta y con algunas ca¨ªdas de ritmo muy evidentes- sino por su extraordinario gui¨®n y por el conjunto de los j¨®venes int¨¦rpretes que componen su reparto.
El Oso de Plata -justificado por "la pureza de visi¨®n de la vida"- a la pel¨ªcula de Burkina Faso Samba Traor¨¦, dirigida por Idrissa Quedraogo, se entiende bien: es una pel¨ªcula un poco candorosa, pero sencilla y muy eficaz, que expone con transparencia algunos aspectos de la vida cotidiana en ese pa¨ªs africano.
Pero conceder un Oso de Plata al l¨²gubre y aburrid¨ªsimo engendro georgiano El sol de los vigilantes, dirigido por Temur Babluani, parece una tomadura de pelo en toda la regla, si tenemos en cuenta que se proyectaron en el concurso algunas pel¨ªculas muy superiores que han quedado fuera de esta sorprendente lista de premios, que se cerr¨® con dos menciones especiales: una muy dudosa al filme israel¨ª La vida en Agfa, de Assi Dayan, y otro a la alemana nada dudosa, pues se trata de cine de cuarta categor¨ªa, Todos los medios son buenos. Pero por lo visto hab¨ªa que premiar al precio que fuera al cine alem¨¢n, que est¨¢ por los suelos, y el resultado fatal es ¨¦ste: el rid¨ªculo absoluto.
Firmaron el acta de esta divertida, por disparatada, lista de premios los siguientes miembros del jurado internacional: el director alem¨¢n Frank Beyer, el director espa?ol Juan Antonio Bardem, el cr¨ªtico franc¨¦s Michel Boujut, el productor y distribuidor alem¨¢n Fran?ois Duplat, la productora sueca Katinka Farag¨®, la actriz polaca Krystyna Janda, el historiador y cr¨ªtico ruso Naum Klejman, el actor estadounidense Brock Peters, la actriz holandesa Johanna ter Steege, la actriz estadounidense Susan Strasberg y el cineasta chino Zhang Yimou.
Dos son los aspectos m¨¢s indigeribles del disparatado fallo firmado por estos 11 especialistas cinematogr¨¢ficos. El primero es el antes aludido inconcebible pasteleo pol¨ªtico que supone meter en el mismo saco a las dos pel¨ªculas chinas, cuando entre ambas hay diferencias abismales de calidad a favor de la de Taiwan. Y no porque ¨¦sta sea una obra genial -que no lo es: se trata simplemente de una pel¨ªcula viva y nada m¨¢s-, sino porque el filme de China comunista no es nada, absolutamente nada. Se trata de una historia lineal, plana y en definitiva vac¨ªa, que imita de manera pobre e impotente el poderoso estilo del gran Zhang Yimou, quien debi¨® sentirse halagado y desde su poltrona en el jurado se ha prestado -el acta de concesi¨®n de los premios subraya que ¨¦ste fue concedido por unanimidad- a un ama?o indigno de ¨¦l, de su probada independencia de criterio: un ama?o que le humilla y que deteriora su bien ganado cr¨¦dito como uno de los creadores del nuevo cine chino, con obras de la talla de Sorgo rojo, Ju Dou, La linterna roja y, finalmente, La historia de Qiu Ju.
En resumen: una mitad incompetente y mitad regresiva lista de premios, que se llena de coherencia en un festival tan pobre y mediocre como ha sido esta edici¨®n de la Berlinale, convertida estos d¨ªas en una sombra de s¨ª misma. Un c¨ªrculo se cierra.
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