De ¨¢ngeles y l¨¢grimas
En la noche de Malasa?a los noct¨¢mbulos buscaban el rastro de las l¨¢grimas de Matanzo. "Mis l¨¢grimas regar¨¢n Madrid", dec¨ªan al despedirse en la madrugada los clientes de los pubs, citando al ex concejal de Centro en su emotiva despedida del cargo. En alg¨²n bar se levantaba t¨ªmidamente la tapa del piano, mudo desde hace meses por orden municipal, y los parroquianos alzaban sus copas para brindar por los nuevos tiempos.En un momento de euforia alguien propuso un c¨®ctel conmemorativo, un dry-Manzano, sustituyendo el Martini por licor de madro?o, cinco partes de ginebra nacional y un toque de casticismo her¨¢ldico. No faltaron voces m¨¢s pesimistas; con menos aspavientos y menos salidas de tono, la persecuci¨®n sobre los locales nocturnos del barrio continuar¨¢, aseguraban los m¨¢s veteranos del negocio: por los agujeros legales se cuela la corrupci¨®n, el soborno y el chantaje, se alumbra la vieja picaresca y se favorece la especulaci¨®n.
Pero ni las m¨¢s sombr¨ªas predicciones desbarataban el sentimiento de alivio generalizado de la nocturna asamblea, el ¨¢ngel de guarda del distrito ya no volver¨ªa a lucir su placa de sheriff, abatido desde el escenario del Alfil por su sosias esc¨¦nico. Matanzo se despidi¨® matando, aunque su ¨²ltima v¨ªctima fuera un compa?ero de partido, el ex concejal de Cultura Pedro Ortiz, defenestrado por haber defendido la libertad de expresi¨®n, seg¨²n sus palabras, un concepto vidrioso y sospechoso en el seno de la corporaci¨®n municipal, cuya defensa le ha costado el puesto, pero le ha regalado la palma del martirio, un galard¨®n que no muchos pueden ostentar en su curr¨ªculo.
Ni 'sheriff' ni botones
?Matanzo al matadero, que es lo suyo!, proclamaba un exaltado en la plaza del Dos de Mayo; la plaza era un desierto, ni los camellos residuales que a¨²n montan guardia junto al arco de Montele¨®n hac¨ªan acto de presencia esa noche, como si no las tuvieran todas consigo, como si temieran la ¨²ltima vendetta del concejal destituido.
En el caf¨¦ del Foro, salsa y ritmos tropicales en vivo anunciaban la proximidad del primer carnaval pos-Matanzo, un carnaval devaluado y de trapillo, que no ha contado este a?o con uno de sus personajes m¨¢s emblem¨¢ticos, esa mezcla de don Carnal y do?a Cuaresma que incorpora el arbitrario y sentimental ?ngel Matanzo Espa?a, que ya no se disfrazar¨¢ de sheriff, pero tampoco de botones.
A ¨²ltima hora de la noche alguien asegur¨® haber visto al duque consorte de Alba cumpliendo su promesa recorriendo las calles del barrio, portador de una pancarta en defensa de su tronco municipal. Era una broma m¨¢s, y en un rinc¨®n del bar una voz adusta termin¨® con las bromas: "No est¨¢ bien re¨ªrse de un hombre que llora; si me lo encuentro esta noche, voy y le invito a un trago". La propuesta aglutin¨® a numerosos seguidores, pero ya se sabe lo que pasa cuando a tales horas de la madrugada alguien habla de pagar unas copas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.