Nuevas alianzas para un posible conflicto
El presidente turco, Turgut Ozal, realiz¨® la pasada semana una gira por los Balcanes que concluy¨® el domingo en Croacia tras visitar Bulgaria, Macedonia y Albania. Turqu¨ªa, expulsada de la regi¨®n en la primera guerra balc¨¢nica en 1912, est¨¢ demostrando un renovado inter¨¦s en la suerte de los Estados que emergieron de su hundimiento como imperio y se perfila como potencia protectora de Macedonia y Albania en los conflictos de estos dos Estados con sus adversarios comunes: Serbia y Grecia.Turqu¨ªa, aunque Estado laico, tiene adem¨¢s un fuerte v¨ªnculo religioso con la mayor¨ªa de los habitantes de Albania, el Sanchak, Kosovo y Bosnia. Millones de turcos tienen sus or¨ªgenes all¨ª. Ozal ya dej¨® claro su prop¨®sito antes de salir de Ankara: "Vamos a aislar a Serbia por el norte y por el sur".
Con la nueva confianza que le otorga el protagonismo que est¨¢ asumiendo como gran potencia regional en Oriente Pr¨®ximo y en las rep¨²blicas ex sovi¨¦ticas de Asia Central, Ankara est¨¢ decidida a hacer valer su influencia en esta regi¨®n que domin¨® durante cinco siglos. El pasado a?o Turqu¨ªa firm¨® un acuerdo de cooperaci¨®n militar y defensa con Albania. Era ¨¦ste el segundo acuerdo de esta ¨ªndole desde la disoluci¨®n de Yugoslavia. El primero fue establecido por Croacia y Bosnia-Herzegovina. El presidente turco ha mediado tambi¨¦n entre musulmanes y croatas bosnios para recomponer la fr¨¢gil alianza antiserbia en Bosnia.
Estos acuerdos tienen en com¨²n su inequ¨ªvoca vocaci¨®n de establecer una alianza efectiva contra el expansionismo serbio al que los organismos de seguridad tradicionales no han logrado frenar. Buigaria ha firmado un acuerdo con Albania que incluye la construcci¨®n de una autopista Tirana Skopje-Sof¨ªa y negocia otros con similar relieve estrat¨¦gico. Adem¨¢s ha reforzado su cooperaci¨®n con la peque?a Macedonia, acosada por Grecia en el sur y por Serbia en el norte y sumida en. una grav¨ªsima miseria agravada por el olvido internacional al que est¨¢ condenada por el veto de Atenas a su reconocimiento.
Una semana antes, Grecia y Rumania firmaban un tratado para la cooperaci¨®n comercial y econ¨®mica que tendr¨¢ muy limitados efectos reales dada la cr¨ªtica situaci¨®n rumana, pero que es un indicio m¨¢s de cu¨¢les ser¨¢n las alianzas futuras en la regi¨®n, muy similares a las habidas en el pasado. Los ministros de Exteriores de Rumania y Grecia utilizaron la ocasi¨®n para manifestar su oposici¨®n a toda acci¨®n punitiva internacional contra Serbia por el papel de este pa¨ªs en la guerra. Grecia y Rumania han sido, con Rusia y Ucrania, los m¨¢s activos colaboradores de Belgrado en buscar f¨®rmulas para paliar los efectos del embargo de Naciones Unidas contra Serbia y Montenegro.
Con la gira de Ozal por los Balcanes se perfilan ya las alianzas regionales que pueden tener pronto un papel vital si la guerra se extiende a Kosovo y Macedonia y Albania se ve arrastrada a la misma. Albania, que ha ingresado ya oficialmente como primer pa¨ªs europeo en la Organizaci¨®n de la Conferencia Isl¨¢mica, puede beneficiarse del magn¨ªfico aparato militar turco. Ya han llegado las primero; partidas de armas turcas a los puertos albaneses. Ozal anunci¨® en Skopje, capital de la Macedonia ex yugoslava, que Turqu¨ªa entrenar¨¢ al nuevo ej¨¦rcito macedonio. El paseo militar que ser¨ªa para Serbia una guerra contra los albaneses desarmados de Kosovo y el maltrecho Ej¨¦rcito alban¨¦s se hace as¨ª muy improbable.
Esto no parece haber disuadido a las fuerzas serbias en Kosovo de forzar una nueva escalada represiva. Con la victoria electoral de los extremistas serbios de Zeljko Ranjatovic, alias Arkan, se ha agudizado el peligro de guerra en Kosovo, seguro detonante de una guerra balc¨¢nica.
La potencia de Turqu¨ªa
Aunque Bulgaria ha firmado un nuevo acuerdo para intensificar las relaciones econ¨®micas con la vecina Grecia, Sof¨ªa parece m¨¢s celosa de buenas relaciones con la cada vez m¨¢s potente Turqu¨ªa que con una Grecia aislada en la Comunidad Europea (CE) y agitada por el nacionalismo. Bulgaria ha demostrado moderaci¨®n y equilibrio hasta hoy en la crisis balc¨¢nica, no solo por temor a verse arrastrada a la guerra sino tambi¨¦n por las divisiones internas sobre las relaciones exteriores. El Partido Socialista (ex comunista) forma hoy el mayor lobby progriego como supuesta opci¨®n europe¨ªsta mientras las fuerzas democr¨¢ticas parecen proclives a la v¨ªa americanista que, seg¨²n ellos, pasa por Ankara.
Rumania, que comparte con Belgrado la hostilidad hacia Hungr¨ªa y Croacia, se une a Serbia y a Grecia, que ven a su com¨²n adversario en Turqu¨ªa, los musulmanes de la regi¨®n y Albania. La regi¨®n de los Balcanes no es ya s¨®lo la triste prueba de que la guerra, en sus formas m¨¢s crueles, es posible en Europa en el umbral del siglo XXI. Se ha convertido ya tambi¨¦n en precursora en la revitalizaci¨®n de antiguas formas de diplomacia y cooperaci¨®n internacional que se hab¨ªan combatido con ¨¦xito desde el final de la II Guerra Mundial por su gran potencial de conflicto.
Con el obligado alineamiento en los bloques hegem¨®nicos surgidos despu¨¦s de 1945 y el desarrollo del multilateralismo, cuya m¨¢xima expresi¨®n son la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas (ONU) y la Conferencia de Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa (CSCE), Europa cre¨ªa haber enterrado para siempre la pol¨ªtica de alianzas regionales que domin¨® las relaciones internacionales hasta 1945.
El fracaso del multilateralismo de la ONU y la CSCE en la mediaci¨®n o pacificaci¨®n coercitiva en los Balcanes ha sido total. Comprobada en los casos de Croacia y Bosnia la incapacidad de la CE y la ONU en proteger la integridad territorial y la seguridad de Estados reconocidos, los pa¨ªses de la regi¨®n se apresuran a buscar garant¨ªas para su defensa en las alianzas contra potenciales agresores.
Como sucedi¨® en los a?os treinta con el hundimiento de la Liga de Naciones, se ha perdido la fe en los organismos multilaterales. Los Estados se despiden del concepto de la seguridad colectiva y buscan alianzas basadas en intereses y enemigos comunes. Es un indicio m¨¢s de que la regi¨®n entera entra en una era de inestablidad, desconfianza y tensiones.
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