Los 'okupas' de M¨®stoles ganaron la partida a los subasteros de Madrid
Ning¨²n profesional de los que monopolizan las subastas se les cruz¨® en el camino. Los okupas de M¨®stoles (200.000 habitantes) compraron sin problema las casas en las que entraron hace seis a?os. Unos no se arriesgaron y, antes de que entraran en liza las casas, se las compraron a la inmobiliaria por siete millones. Pero ocho, de ellos aguantaron. Se presentaron ayer en los juzgados, con altavoces, padres, sombreros, y un mu?eco en forma de subastero, que quemaron a la salida. "En vez de enterrar la sardina, hemos enterrado a los subasteros", coreaban orgullosos. Pagaron s¨®lo 4.501.000 pesetas por cada piso.
Antes de que se iniciara la subasta sacaron las pancartas ("Colombia=Medell¨ªn, N¨¢poles=Cosa Nostra, Subastero =Mafia"), los c¨¢nticos, los disfraces y las consignas. Hac¨ªa fr¨ªo en la puerta de los juzgados, pero en juego hab¨ªa m¨¢s de 30 millones.Unos no pod¨ªan disimular los nervios, algunos confesaban una ligera diarrea y otros combat¨ªan los pocos grados sobre cero a base de "Al bote, al bote, subastero el que no bote".
Consignaron 1.650.000 pesetas en el banco, y a esperar. La subasta se abrir¨ªa con 3.280.000 pesetas a las doce del mediod¨ªa. En la puerta del Juzgado de Instrucci¨®n n¨²mero 1 (calle del Capit¨¢n Haya) hab¨ªa dos guardia civiles, 30 personas entre okupas y amigos y una docena de periodistas.
Tambi¨¦n esperaba un grupo de presuntos subasteros, de los que llegan a confabularse frente a los competidores ajenos al oficio. Cartera en mano y corbata bajo el jersei, se empe?aron en entrar, pero los okupas les advirtieron:
-Cuidado con lo que hac¨¦is.
-No consiento que me amenacen -contest¨® uno de ellos-. Voy a pasar a ver lo que pasa y nadie me lo va a impedir. Estoy dispuesto a conocer uno a uno fuera de aqu¨ª a quien se atreva.
Cuatro o cinco okupas le sugirieron que no hiciera "el gilipollas", porque pod¨ªan separarle la cabeza del cuerpo. Ni ¨¦l ni sus colegas se atrevieron a entrar. D¨ªas antes, los okupas se enteraron de que los pisos que habitaban sal¨ªan a la venta y fueron con grabadora oculta a ver al agente que lo vend¨ªa. En la conversaci¨®n grabada, el agente -ignorando que los okupas habitaban esos pisos- les ofrec¨ªa esas viviendas a siete millones. Cuando los okupas le pintaron frases como subastero mafioso en la fachada de la agencia, decidi¨® no acudir a la puja. "No queremos problemas".
"Mam¨¢, no llores"
Tuvieron que dejar abierta la. puerta cuando se inici¨® la sesi¨®n. Un funcionario repet¨ªa las palabras de la juez en el umbral para que pudieran escucharle los posibles licitadores que no cab¨ªan. Cuando lleg¨® el turno del piso de Ainoa Garc¨ªa Mill¨¢n, ella se volvi¨® y vio a la madre, que hab¨ªa estado conteni¨¦ndose las l¨¢grimas hasta ese momento.-Mam¨¢, no llores, que lloro yo tambi¨¦n.
La juez dijo que comenzaba la subasta en 3.280.000. El abogado de los okupas ofreci¨® tres millones y medio. El de Cajamadrid, 3.600.000. As¨ª hasta que el de Cajamadrid ofreci¨® 4.500.000. El de los okupas dijo entonces: "4.501.000".
-?Alguien ofrece m¨¢s?
Durante los segundos que siguieron a esa pregunta de la juez, se escuchaban los pucheros de la madre de Ainoa. "Es como en las pel¨ªculas", coment¨® Stella, la hija rubia de una okupa. Nadie puj¨®; ni por el piso de Ainoa ni por ning¨²n otro que no fuera el de los ocho okupas presentes.
Cajamadrid hab¨ªa convenido con el abogado de ellos en que pujar¨ªa s¨®lo por las costas, la deuda y el inter¨¦s generado por ¨¦sta en seis a?os: 4,5 millones. Hubo tensi¨®n momentos antes de entrar porque el abogado de la entidad bancaria no era el mismo que negoci¨® d¨ªas antes con el de los okupas. Quer¨ªa subir la puja hasta los cinco millones de pesetas. Finalmente se conform¨® con medio mill¨®n menos.
En una esquina, la enfermera Mar¨ªa Teresa, vecina de los okupas, ofrec¨ªa sus dudas al respecto: "Est¨¢ muy bien que ellos se lleven estas casas, pero puede haber agravio comparativo con otras personas. Yo, por ejemplo, tengo cuatro hijos, me qued¨¦ en paro y por circunstancias de la vida me iban a subastar la casa. Me faltaron cinco d¨ªas y lo evit¨¦ por un milagro, pero viv¨ª una angustia horrorosa. En esa situaci¨®n de esfuerzo econ¨®mico est¨¢ viviendo mucha gente. En estos tiempos que corren, un d¨ªa te dan trabajo y otro d¨ªa te lo quitan, y cuando vean que ellos consiguen casas, la gente intentar¨¢ hacer cosas que no son correctas, como meterse sin permiso en la vivienda". Otro testigo del juicio le respondi¨® con un lema harto conocido entre los sin casa: "Cuando vivir es un lujo, la okupaci¨®n es un derecho".
Victoriano Ulloa, uno de los ocupantes, reconoci¨® que el movimiento ocupacional ha degenerado en en actos casi vand¨¢licos. "Ahora vendr¨¢ la gente a pedirnos consejo y lo ¨²nico que podremos decirles es que entren de forma pac¨ªfica en los pisos vac¨ªos y que se aseguren de que pertenecen a inmobiliarias, no a cualquier particular", comentaba otro de los agraciados.
Nada de envidias
Ante la posibilidad de que los vecinos del resto del bloque, situado en Veracruz, 44, se mostraran agraviados porque a ellos les haya costado la vivienda dos millones y medio m¨¢s cara, Miguel, mec¨¢nico de profesi¨®n, explicaba: "No habr¨¢ envidias. Un vecino que ha pagado siete millones hace pocos d¨ªas ha venido aqu¨ª a felicitamos y a decirnos que ahora tenemos que reunimos para adecentar el edificio".Entre las profesiones de los okupas hay de todo: secretarias, mec¨¢nicos, tenderos de todo a cien pesetas, ingenieros... Recibieron el -apoyo de asociaciones, sindicatos y grupos pol¨ªticos como IU. "Pero, sobre todo, lo hemos logrado gracias a la prensa", declar¨® su abogado.
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