El compromiso de Estados Unidos

LA CONTRADICCI?N surgida entre Les Aspin, secretario de Defensa, que anunci¨® la suspensi¨®n de la ayuda a¨¦rea de v¨ªveres en Bosnia oriental, y el presidente Clinton, que orden¨® su continuaci¨®n, refleja el complicado momento por el que atraviesa la pol¨ªtica de EE UU en el conflicto yugoslavo. Por un lado, parece obvio que dicha ayuda ha sido muy poco eficaz, y ello explica la reacci¨®n del m¨¢ximo responsable militar. Por otro, esa operaci¨®n -si bien de car¨¢cter humanitario- supon¨ªa la entrada en escena del Ej¨¦rcito de EE UU en la guerra de los Balcanes. Y hubiese sido lamentable que en estos momentos Washington diese la sensaci¨®n de que se echaba hacia atr¨¢s cuando la evoluci¨®n sobre el terreno exige, por el contrario, que se preparen medidas militares m¨¢s en¨¦rgicas para dejar abierta la posibilidad de que el plan de paz Vance-Owen pueda proseguir.Lo ocurrido en los ¨²ltimos d¨ªas en Bosnia oriental, la zona en la que se ha producido la ayuda aerotransportada estadounidense, es particularmente tr¨¢gico. Las bandas armadas serbias han atacado las poblaciones musulmanas de esa regi¨®n. Lo ocurrido en Cerska es un nuevo ejemplo de la atroz depuraci¨®n ¨¦tnica. Los serbios quieren eliminar a los musulmanes de esa zona, fronteriza con Serbia. Para ello han impedido durante casi un a?o el paso de convoyes de comida, y ahora emplean la ofensiva militar y el terror para expulsar a una mayor¨ªa musulmana que vive desde hace siglos en esa regi¨®n. Estos hechos tienen lugar cuando la negociaci¨®n en Nueva York sobre el Plan Vance-Owen est¨¢ en una fase decisiva. El doble juego de los serbios aparece con claridad: aprueban el plan en Nueva York, pero, sobre el terreno, quieren destruirlo antes de que pueda ser aplicado. En efecto, el plan estipula una provincia musulmana en Bosnia oriental, con Cerska y otras ciudades atacadas ahora por los serbios. Si ¨¦stos siguen aplicando la depuraci¨®n ¨¦tnica, ?que quedar¨ªa del Plan Vance-Owen? Ante esta intolerable situaci¨®n, el Consejo de Seguridad ha aprobado, a propuesta de Estados Unidos, una declaraci¨®n particularmente en¨¦rgica en la que se denuncian los ataques de las milicias serbias a la vez que se exige el cese de "los asesinatos y atrocidades" y el libre paso para los convoyes de alimentos hacia las poblaciones cercadas. El Consejo pide tambi¨¦n al secretario general de la ONU que refuerce los cascos azules en Bosnia oriental.

La fase que ahora inicia la negociaci¨®n de los puntos concretos del Plan Vance-Owen -en la que se han dado pasos positivos- exige la adopci¨®n de medidas m¨¢s rotundas para aislar y paralizar a las bandas que contin¨²an los ataques y matanzas. No es casual que el secretario general de la ONU, Butros Gali, tras revisar su opini¨®n anterior, declare que no debe excluirse la aplicaci¨®n de medidas de fuerza.

El Plan Vance-Owen es en la actualidad, y pese a sus defectos, la ¨²nica base posible para trabajar por la paz. Pero ese plan no puede ser aplicado sin que la ONU incremente considerablemente las tropas que tiene en la zona. Hoy son unos 22.000 soldados, con una fuerte presencia europea, pero el plan exige un despliegue superior: m¨¢s del doble. Por ahora, Washington ha preferido realizar una acci¨®n unilateral de tipo a¨¦reo. Clinton, sin duda, deber¨¢ precisar otras formas para cumplir su compromiso de contribuir -con fuerzas armadas de EE UU- a la necesaria presencia en Bosnia de soldados de la ONU. Es la mejor garant¨ªa para que puedan resolverse pac¨ªficamente los conflictos de los Balcanes.