El trauma alem¨¢n
La gran industria alemana del acero se halla inmersa en una profunda crisis cuya resoluci¨®n s¨®lo se conseguir¨¢ a costa de una reestructuraci¨®n de la misma, consistente en un cambio radical del modelo productivo, y con la p¨¦rdida de al menos 40.000 empleos, seg¨²n fuentes del sector.Para una industria que se precia de ser la m¨¢s eficiente de la CE, esta situaci¨®n ha supuesto un choque brutal. Cada d¨ªa, por televisi¨®n, pueden verse las caras tensas de los portavoces de las empresas intentando comunicar a los trabajadores, entre pitidos y gritos, la absoluta necesidad de nuevas reducciones de plantilla para seguir existiendo.
El problema, aseguran los expertos, es que Alemania ha estado vendiendo al exterior la nueva tecnolog¨ªa y los nuevos dise?os de producci¨®n que han transformado el sector en otros pa¨ªses, mientras en casa se segu¨ªan alimentando los enormes conglomerados integrales que cubren todo el proceso, cuando el futuro pasa por la desaparici¨®n de estas grandes instalaciones y su sustituci¨®n por unidades especializadas.
En Alemania, la industria del acero tiene dos segmentos diferenciados: los ricos y los pobres. Los primeros son dos: Thyssen y Preussag. El resto, todos los dem¨¢s, son tambi¨¦n nombres legendarios, como Krupp, Hoechst, Saarstahl, Dillinger Huttenwerke o Klockner, pero su situaci¨®n es, en estos momentos, desesperada.
Los empresarios aseguran que todo el dinero que ganaron en los ¨²ltimos a?os s¨®lo ha servido para recuperarse de las p¨¦rdidas que tuvieron durante la ¨²ltima reconversi¨®n, a principios de la d¨¦cada pasada. Los sindicatos, concretamente la IG Metall, lo niegan y rechazan contemplar una reconversi¨®n como la que se avecina, en parte, por la merma que supondr¨ªa en su poder.
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