Chirac advierte a Mitterrand que la derecha no aceptar¨¢ obst¨¢culos a su acci¨®n de Gobierno
Hac¨ªa mucho tiempo que los gaullistas no se reun¨ªan en tal cantidad y con tal entusiasmo. Enfebrecidos por su anunciada victoria en las elecciones legislativas francesas -que se celebrar¨¢n entre los d¨ªas 21 y el 28de este mes- m¨¢s de 30.000 personas se concentraron ayer en los hangares del aeropuerto de Le Bourget para corear: "?Chirac al El¨ªseo, Mitterrand a la jubilaci¨®n"'. Bajo el lema: "Adi¨®s a la izquierda, Francia est¨¢ de vuelta" la convenci¨®n nacional de laAsamblea para la Rep¨²blica (RPR) plebiscit¨® a Chirac como l¨ªder del partido y su candidato a la pr¨®xima elecci¨®n presidencial. Chirac advirti¨® a Mitterrand que el futuro Gobierno no le tolerar¨¢ el menor obst¨¢culo a su acci¨®n.
Cuando Chirac irrumpi¨® en el escenario sonaron los compases de la m¨²sica que Ennio Morricone compuso para la pel¨ªcula La Misi¨®n. La multitud que llenaba los kilom¨¦tricos hangares del viejo aeropuerto parisiense rugi¨® como una. fiera Los militantes del RPR esperaban con impaciencia al hombre que, con el 99% de los sufragios, acababan de reelegir como presidente del partido Eran las 15,15 horas y el siempre acelerado Chirac acababa de saludar a Jose Mar¨ªa Aznar: el l¨ªder de la derecha espa?olaChirac comenz¨® afirmando que ning¨²n Gobierno franc¨¦s ha dejado detr¨¢s suyo "un terreno tan minado como el que dejan los socialistas". Y luego lanz¨® una dur¨ªsima advertencia al presidente Fran?ois Mitterrand. "Si ganamos las legislativas y Mitterrand no saca las consecuencias que deber¨ªa sacar de esta consulta", dijo, "habr¨¢ una cohabitaci¨®n. La historia juzgar¨¢ a Mitterrand por su empe?o en mantenerse en el poder. Nosotros no le toleraremos ning¨²n obst¨¢culo a nuestra acci¨®n. Nada ni nadie nos impedir¨¢ aplicar nuestra pol¨ªtica. Gobernaremos sin apa?os ni compromisos
La convenci¨®n de Le Bourget fue "norteamericana" en sus formas -grandes banderolas con los colores nacionales franceses, multitud de globos, inmensas pantallas de video, una orquesta de swing animando los tiempos muertos- y muy francesa por su paisaje humano. La asistencia estaba compuesta por una mayor¨ªa de personas mayores de 40 a?os, que iban desde las burguesas con los ¨²ltimos modelos de traje chaqueta de Chanel a los campesinos y comerciantes de rostros rubicundos y ropas que se les hab¨ªan quedado estrechas por el mucho y buen comer.
Charles Pasqua calent¨® el ambiente. El senador gaullista no se limit¨® al papel de telonero de Chirac, sino que desarroll¨® sus propias tesis. Tras lanzar una carga de profundidad contra el socialista Michel Rocard -el promotor del big bang, dijo, "es tan responsable del marasmo de Francia como el presidente de la rep¨²blica"-, Pasqua afirm¨® que Francia "est¨¢ en Peligro" y record¨® que en este pa¨ªs hay 50.000 despidos mensuales. "Hay quienes dicen", ironiz¨®, "que los fundamentos de nuestra econom¨ªa son excelentes. Quiz¨¢ piensen que los millones de j¨®venes en paro no son parte de esos fundamentos, sino meros accesorios".
El senador no ocult¨® sus discrepancias con Chirac en materia de construcci¨®n europea. Se pregunt¨®: "?No practican Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y Jap¨®n una pol¨ªtica guiada en primer lugar por sus propios intereses? ?Va a ser Francia el ¨²nico gran pa¨ªs del mundo que renuncie a su independencia?" Y a?adi¨® a continuaci¨®n: "No deber¨ªamos olvidar que la mayor¨ªa de nuestros electores votaron contra Maastricht".
A Pasqua le sigui¨® en la tribuna Alain Jupp¨¦, secretario general del RPR y brazo derecho de Chirac.
Multiplicada en banderolas, chapas, octavillas y carteles, la cruz de Lorena reinaba sobre Le Bourget. Sobre el aeropuerto planeaba la sombra de De Gaulle. Jupp¨¦ cit¨® al general: "Francia, tantas veces puesta de rodillas, ha probado siglo tras siglo que es capaz de levantarse gracias al genio de sus gentes". La mayor¨ªa de los asistentes interrogados por EL PA?S citaban al general para explicar su militancia en el RPR. "De Gaulle salv¨® a Francia en 1949 y 1958 y s¨®lo el gaullismo puede volver a salvarla ahora", afirm¨® Michel Desbordes, un obrero de los astilleros de Saint Nazaire de 58 a?os de edad.
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